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10 nuevas reglas sobre alimentación que hay que seguir para una dieta sana

Los tiempos están cambiando, que cantaba Bob Dylan, en el terreno de la alimentación. El aumento de información en el ámbito de la nutrición y la cocina ha hecho que las verdades inmutables hayan caído. Todo aquello que se decía en los 80 y en los 90 y que parecía dogma de fé está cambiando a velocidad de vértigo y el juego de la alimentación tiene nuevas normas que conviene conocer para estar al día. Estos podrían ser los 10 mandamientos para llevar una dieta sana en 2018. Ojo, que pueden cambiar en cualquier momento.

Las grasas han pasado de estar demonizadas ha ser muy recomendables.
Las grasas han pasado de estar demonizadas ha ser muy recomendables.
  1. Las grasas sí que molan. “Come menos grasas”, era el principal consejo de cualquier dietista no hace tanto. La preocupación por el colesterol y el aumento de las enfermedades cardiovasculares hizo que durante años se procribieran todo. Ahora, se recomiendan las no saturadas, como el aceite el aguacate, las que tienen las nueces o las del salmón y las animales, como la mantequilla o la del jamón ibérico, se aceptan siempre qu se tomen con moderación. Las grasas trans, por supuesto, siguen siendo espantosamente malas.

  2. Los vegetales, de todos los colores. El aumento de las personas que siguen dietas vegetarianas o veganas ha llevado al redescubrimiento del mundo vegetal. Cada vez se come más variedad y las recetas son más variadas. La recomendación de cualquier nutricionista sensato es consumir un gran abanico y que las hay de todos los colores para poder hacerse con todos los nutrientes posibles.

    Los huevos vuelven a ser aliados y no enemigos.
    Los huevos vuelven a ser aliados y no enemigos.
  3. Sin límite de huevos. Otro damnificado por décadas de mala fama. Es cierto que el huevo tiene colesterol, pero también hay estudios que reflejan que no influye negativamente en los niveles de colesterol en el cuerpo humano. Hemos pasado de restringirlos a solo dos a la semana como máximo a dejar manga ancha y abrir las posibilidades hasta la docena. Hay quien se los toma para desayunar.

  4. Los hidratos de carbono refinados, bajo sospecha. Revolución en la pirámide alimentaria. Si anteriormente, los cereales tras el pan, el arroz o la pasta estaban en la base, ahora se apuesta por subirlos un escalón y recomendarlos integrales, por aquello de añadir fibra a nuestra dieta.

  5. ¿Vamos a dejar de beber? Alcohol, se entiende. Atrás quedaron los días en los que los médicos afirmaban, sin rubor, que tomar una copa de vino (o dos) al día podía tener efectos positivos en nuestra salud. Lo cierto es que ahora se recomienda la mayor moderación posible y muchos están siguiendo el consejo: se bebe menos alcohol que nunca.

    La leche ha perdido parte de su encanto…
    La leche ha perdido parte de su encanto…
  6. La leche, en mínimos de popularidad. Los años 90 fueron la época dorada de la recomendación de tomar leche. Incluso estrellas de Hollywood de la época se dejaban fotografiar con un ‘bigotillo’ blanco. Su alto contenido en calcio, la razón que la hacía el alimento más deseado. La aparición de nuevas fuentes de calcio -en verduras, algas o cereales- y el aumento de intolerantes a la lactosa hace que la leche sea menos popular que nunca.

  7. Menos carne, pero de más calidad. Si la leche era reconocida por su calcio, la carne seguía arriba en el ‘top’ de la popularidad por ser la fuente de proteína más importante. El conocimiento de los tejemanejes de la industria alimentaria respecto al trato a los animales y una mayor cantidad de veganos y vegetarianos han puesto en entredicho la necesidad de tomar carne. Se apuesta por reducir su consumo y tomarla menos veces, pero de mayor calidad, o de sustituirla por legumbres o incluso por insectos. Malos tiempos para los filetes.

  8. El azúcar es el mal. Lo que se identificaba con “la chispa de la vida” o “la energía que necesitas” en campañas publicitarias hace 30 años es visto hoy como uno de los mayores enemigos para la salud. La presencia de azúcar ‘oculto’ en muchos alimentos procesados, además, ha hecho sonar todas las alarmas sobre cuanto tomamos realmente al día. Ninguna madre en su sano juicio daría hoy como merienda a sus hijos tostadas con mantequilla y una generosa ración de azúcar blanco por encima… Y antes era normal.

    La polución en los mares hace que dudemos sobre comer pescado.
    La polución en los mares hace que dudemos sobre comer pescado.
  9. ¿Qué hacemos con el pescado? Las cuestiones medioambientales también están dando que hablar e influyen en nuestras elecciones como consumidores. Hace unos años, nadie hubiera dudado en incitar al consumo de pescado. Sin embargo, hoy en día, la situación de los mares y los oceános obliga a pensárselo dos veces. El plástico que acaba en el agua es consumidor por los peces y nosotros nos los comemos a ellos. Sin embargo, aún no hay datos sobre el efecto que esto puede tener sobre nuestro cuerpo así que podemos decir que sobre el pescado únicamente hay sospechas y no certidumbres.

  10. El fin de las dietas. Parece claro que la mejor dieta es no hacer dieta. Tras años y años de recetas milagrosas -y muchas de ellas, mentirosas- encaminadas a hacernos bajar de peso, se ha impuesto el sentido común. Lo ideal es adoptar un estilo de alimentación lo más saludable, en el que se coma de todo, pero sin pasarse. Por resumir: con leer las nueve tendencias apuntadas antes de esta, nos podemos hacer una idea.