4 errores garrafales al lavar el rostro

Texto: Bianca Pescador

Cuidar la piel adecuadamente requiere compromiso y constancia. Pero ojo: los errores que cometamos al lavar el rostro podrían estropear todo lo demás. ¿Quieres un cutis impecable? Intenta por todos los medios evitar estos 4 errores.

La temperatura ideal del agua para lavar el rostro es tibia. – Foto: Drazen_/Getty Images
La temperatura ideal del agua para lavar el rostro es tibia. – Foto: Drazen_/Getty Images

#1. Utilizar el producto incorrecto

Hacerlo puede causar irritación e incluso, reducir la eficacia de los productos que uses después, dijo la esteticista Renée Rouleau a la revista Shape. ¿Cómo saber cuál es el limpiador ideal para ti? Lo primero es identificar tu tipo de piel.

– Si es de normal a seca, opta por productos de consistencia cremosa u oleosa.

– Si tiende a ser mixta o grasa, prefiere soluciones en espuma o gel.

– En caso de padecer acné, busca limpiadores que contengan ácido salicílico y permite que actúen antes de enjuagar.

Aplica con movimientos circulares ejerciendo una presión media.

#2. Usar agua muy caliente o muy fría, y hacerlo más de dos veces al día

Lavar tu rostro al despertar y antes de dormir debería ser suficiente. Eso sí: si vas al gym o sales al parque a correr, estaría bien lavarlo de nuevo. Según un artículo publicado en el sitio de información de salud sin fines de lucro, Healthy Women, hacerlo con demasiada frecuencia podría irritarlo y provocar que produzca demasiado sebo.

En cuanto a la temperatura del agua, la ideal es tibia. La dermatóloga Michele Green recomendó en la revista Reader’s Digest no utilizar agua muy caliente, ni muy fría:

“Si está muy caliente, terminará por resecar la piel. Si está muy fría, no permitirá que se abran los poros”. Otro tip súper importante: enjuagar concienzudamente. Haz énfasis en la línea del cabello, la barbilla, las alas de la nariz y las orejas a fin de no dejar residuos que puedan tapar los poros.

#3. Esperar mucho tiempo para aplicar el suero o gel hidratante

Esperar pacientemente a que el agua se absorba por completo para aplicar el suero, no sería bueno para la piel, al contrario. Lo mejor sería aprovechar esa hidratación y sellarla tan pronto sea posible con un sérum o gel hidratante. “Al hacer esto dentro de los siguientes 60 segundos posteriores al lavado, no solo recibes los beneficios del producto, sino que potencializas la humectación de la piel”, indicó Rouleau.

Al aplicar el producto en el contorno de los ojos, la Academia Americana de Dermatología (AAD por sus siglas en inglés) recomienda hacerlo con toques ligeros a fin de no maltratar esta área tan delicada.

#4. Exfoliar con demasiada frecuencia (más de una vez a la semana)

Utilizar cepillos eléctricos a fin de eliminar las células muertas, puede ayudar a que la piel se vea más luminosa, aseguró la dermatóloga Ivy Lee a Reader’s Digest. No así el aplicar un exfoliante cosmético todos los días, ya que podría causar resequedad, irritación y escamas en la piel. Limita su uso a una vez por semana y déjalo actuar durante al menos un minuto antes de enjuagar. Masajea haciendo círculos por todo el rostro e intenta que sea por la noche, cuando el proceso de regeneración celular estará en su máximo apogeo.

Consulta con un dermatólogo ante cualquier duda.

Y tú, ¿cuáles de estos errores estabas cometiendo?

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