Los aficionados del Mundial ven un doble rasero en la prohibición de política en estadios

Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 - Grupo F - Canadá vs Marruecos

Por Andrew Mills

2 dic (Reuters) - ¿Cuándo es aceptable y cuándo no desplegar una pancarta política en el Mundial de Qatar? La respuesta parece depender en gran medida del mensaje político, y los aficionados critican lo que consideran una aplicación incoherente de las normas de la FIFA por parte del país anfitrión.

La primera Copa Mundial celebrada en Oriente Próximo no ha quedado aislada de los problemas de la inestable región, con el telón de fondo de las protestas antigubernamentales en Irán y el recrudecimiento de la violencia entre israelíes y palestinos.

Sin embargo, mientras que la manifestación de simpatía a favor de los palestinos está permitida —la gente incluso repartió camisetas con el lema "Free Palestine" antes del partido de Argentina contra Polonia el miércoles—, las fuerzas de seguridad han reprimido a los aficionados que querían mostrar su apoyo a los manifestantes en Irán, que exigen el fin del régimen clerical.

El contraste se puso de manifiesto esta semana a las afueras del estadio Al Thumama. El jueves, las fuerzas de seguridad hicieron pasar a cientos de aficionados ataviados con banderas, sombreros y bufandas que mostraban su apoyo a Palestina antes del partido entre Marruecos y Canadá.

Dos noches antes, el equipo de seguridad del mismo estadio había confiscado artículos que mostraban apoyo a los manifestantes iraníes, obligando a los aficionados a quitarse las camisetas y retirar algunas banderas antes del partido decisivo de Irán contra Estados Unidos.

Cuando la multitud se disipó tras la derrota de Irán por 1-0, periodistas de Reuters vieron cómo los guardias perseguían a hombres con camisetas con lemas activistas por el recinto del estadio, y derribaron a uno de ellos al suelo mientras gritaba el grito de los manifestantes antigubernamentales iraníes: "Women.Life.Freedom".

Antes del partido, el departamento de Derechos Humanos de la FIFA envió un correo electrónico a los aficionados que se quejaron del trato recibido en anteriores partidos de Irán, aclarando que "Women.Life.Freedom" o el nombre o retrato de Mahsa Amini —la mujer cuya muerte bajo custodia policial iraní desencadenó los disturbios— están permitidos en los estadios.

Reuters tuvo acceso al texto del correo electrónico.

Los organizadores del Mundial de Qatar dijeron que "las autoridades de seguridad intervinieron para rebajar la tensión y restaurar la calma" La oficina de medios del Gobierno de Qatar no respondió a una solicitud de comentarios.

"UN VERDADERO PROBLEMA"

Mientras que los aficionados ven un doble rasero, los analistas dicen que el enfoque refleja las prioridades políticas de Qatar, un país musulmán conservador con un Gobierno autoritario que ha caminado durante mucho tiempo por la cuerda floja diplomática.

Sus políticas han incluido el establecimiento de buenos lazos con Irán al mismo tiempo que alberga la mayor base militar de Estados Unidos en la región, así como la acogida del grupo islamista palestino Hamás al mismo tiempo que mantenía algunas relaciones comerciales con Israel y permitía a los israelíes volar directamente a Doha para la Copa Mundial, algo inédito.

Para los aficionados, la aplicación incoherente de las normas ha sido "un verdadero problema", afirmó Ronan Evain, director ejecutivo de Football Supporters of Europe. "Lo que vemos al final es que la FIFA ha perdido el control de su propio torneo".

Dijo que había habido una incoherencia "asombrosa" sobre los lemas iraníes, diciendo que los aficionados habían llevado camisetas declarando su apoyo a las protestas en algunos partidos, mientras que se metían en problemas por llevarlas en los partidos de Irán.

También observó una incoherencia similar en lo que respecta a las muestras de apoyo a los derechos del colectivo LGBT+, por las que Qatar ha recibido fuertes críticas debido a su prohibición de la homosexualidad.

Mientras que las banderas arco iris están en teoría permitidas, "en la práctica vemos que es muy diferente", dijo. "Esta incoherencia... pone en peligro a los aficionados", afirmó.

Un código de conducta de la FIFA para los estadios de la Copa Mundial de Qatar prohíbe pancartas, banderas, volantes, ropa y otra parafernalia de "naturaleza política, ofensiva y/o discriminatoria".

Un portavoz de la FIFA dijo que "era consciente de algunos incidentes en los que no se permitía la exhibición de artículos permitidos en los estadios", y que seguía colaborando estrechamente con Qatar para garantizar la plena aplicación de la normativa.

El iraní-estadounidense Saeed Kamalinia declaró que había llevado una camiseta con el lema "Women.Life.Freedom" a seis partidos, pero que la ocultó al pasar por el control de seguridad en dos de los partidos de Irán, y que decidió no llevarla al partido de Estados Unidos, por temor a la represión.

En cambio, se han visto muchos símbolos de apoyo a los palestinos. "Me sentí acogido por el pueblo qatarí y por todos los presentes aquí... la gente nos saluda con 'Palestina, Palestina'", dijo el aficionado palestino Saeed Khalil.

Maryam Alhajri, miembro qatarí de Qatar Youth Against Normalization, un grupo que se opone a la normalización árabe con Israel, dijo que las simpatías a favor de los palestinos mostraban "que Palestina sigue siendo la principal causa árabe".

Los Estados árabes, incluidos Emiratos Árabes Unidos y Marruecos —aplaudidos por muchos aficionados árabes por llegar a los octavos de final—, normalizaron los lazos con Israel en 2020.

Para Qatar, permitir las muestras de apoyo a los palestinos era parte de una "estrategia de cobertura", dijo Mehran Kamrava, profesor de gobierno en la Universidad de Georgetown Qatar.

Qatar estaba "permitiendo a la población desahogar su ira y demostrar su apoyo simbólico a Palestina, mientras que al mismo tiempo el Gobierno está sentando las bases para mejorar las relaciones, si no normalizarlas totalmente".

(Reporte de Andrew Mills con contribuciones de Charlotte Bruneau en Doha; redacción de Andrew Mills y Tom Perry; editado en español por Flora Gómez)