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Agua con gas: por qué esta popular bebida no es buena para todos

Al contrario de lo que ocurre con los refrescos, el agua con gas o agua mineral gasificada está considera una opción saludable. Pero ni es apta para todos ni podemos excedernos en la cantidad, y por supuesto, tampoco debe usarse como un remedio frente a enfermedades o dolencias leves

La combinación de un elevado contenido en azúcar con la acidez causada por la carbonización que le da al agua con gas las burbujas no es buena. (Foto: Getty)
La combinación de un elevado contenido en azúcar con la acidez causada por la carbonización que le da al agua con gas las burbujas no es buena. (Foto: Getty)

Muchas personas prefieren hidratarse tomando agua mineral con gas y piensan que así disminuyen el consumo de azúcar, al tiempo que consiguen perder peso, aumentando la sensación de saciedad; lo cual les hace comer menos.

“El agua con gas no es perjudicial para la salud. La elección de agua con gas o sin gas puede ser de cada persona en función de sus gustos personales, ya que el sabor es ligeramente más amargo en la primera variedad que en la segunda”, indica al Confidencial Rubén Bravo, experto en nutrición y gastronomía del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.

Pero aún existen muchas dudas sobre si el agua con gas hace bien a la salud o no. Por ejemplo, se dice que su consumo es malo para los huesos y el esmalte dental.

Mejor sin azúcares simples o edulcorantes añadidos

De hecho, varias investigaciones han sugerido que las bebidas gaseosas son malas para el esmalte dental solo si llevan azúcares. Y otro trabajo revela que el agua con gas es cien veces menos perjudicial para el esmalte dental que las bebidas gaseosas azucaradas.

Además, hay otro agravante: las burbujas, que provienen de la adición de dióxido de carbono a presión. El resultado es agua que contiene ácido carbónico débil.

“La gente no tiene idea que el agua gasificada es extremadamente ácida, con un ph3 en la escala. Las burbujas erosionan el esmalte, y con el tiempo esto ocasiona dientes amarillos y partidos", explica Adam Thorne, un dentista de londres al NY Post.

En este sentido, Nicola Innes y Suzanne Zaremba cuentan a The Conversation que “lo que hace distinta al agua con gas respecto al agua corriente es el dióxido de carbono. Esta diferencia supone un aumento de los ácidos en la boca y, con ello, un daño para el esmalte cuando no puede equilibrar y reparar el esmalte”.

La erosión dental solo se produciría si se bebe una gran cantidad de agua carbonatada a diario, un riesgo que en el caso de hacerse realidad podríamos solventarse utilizando una pajita.

Por tanto, podemos asumir que el agua con gas conlleva un mínimo riesgo para la salud dental y general, mientras que las bebidas azucaradas son mucho más perjudiciales en ese sentido y en otros, sobre todo en que aumentan el riesgo de obesidad y sus consecuencias.

Los huesos no se debilitan

Otra preocupación es que tiene un PH ácido, de entre 3 y 4, y esto podría ser malo para nuestros huesos. Sin embargo, nuestro organismo mantiene un PH alcalino independientemente de lo que comamos y bebamos. O sea, que la pérdida de masa ósea debida al PH ácido del agua con gas no es tal.

De hecho, una investigación del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío (perteneciente al CSIC) llevó a cabo un seguimiento a 18 mujeres postmenopausicas, sanas y no obesas, que durante ocho semanas bebieron un litro de agua sin gas al día y, después, hicieron lo mismo pero con agua con gas.

Los resultados demostraron que durante el tiempo que bebieron un litro de agua con gas al día, las mujeres retuvieron mejor el calcio de los alimentos que comían y, además, no tuvieron problemas en los huesos. Y según publica MujerHoy, un estudio observacional con más de 2.500 personas vio que las únicas bebidas que reducían la densidad ósea eran las ricas en fósforo (como las de cola). El agua con gas no tuvo efecto en eso.

Más beneficios que posibles daños

También se sabe que el agua con gas puede ayudar a mejorar la capacidad de masticar y tragar alimentos, como han probado varios estudios. Además, es más saciante que su variante sin gas. Y puede ejercer un efecto alcalinizante moderado en el cuerpo, reduciendo la acidez del estómago durante la digestión, mejora el metabolismo de los lípidos y disminuye los niveles de glucosa.

El CSIC también defiende que el agua con gas ayuda a controlar el colesterol malo, así como a reducir el riesgo de padecer una enfermedad coronaria. Este organismo junto con el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición, reveló en otro estudio que “beber medio litro de agua mineral natural bicarbonatada sódica contribuye a reducir hasta en un 15% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares”.

Cuánta cantidad se puede tomar

Para poder aprovechar todas estas ventajas sin caer en posibles contraindicaciones, los expertos recomiendan limitar su consumo diario a “unos dos vasos medianos en comida y cena son suficientes para que se noten sus efectos beneficiosos. Más cantidad no es conveniente ya que puede provocar un aumento de los gases en el tubo digestivo”, aconsejan desde el Centro Médico Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED).

“Puede alternarse la ingesta de aguas gasificadas con no gasificadas, hasta llegar a los dos litros diarios, como cantidad recomendada”, añaden.

Quienes no deben tomarla

A pesar de sus muchas propiedades, no se recomienda tomar agua con gas a personas con predisposición al reflujo gastroesofágico, enfermedades intestinales o insuficiencia respiratoria.

Así lo explica a La Vanguardia, Laura Gosalbo, doctora en Ciencias Químicas y experta en análisis sensorial de alimentos y bebidas, quien advierte que “las personas que sufren de reflujo esofágico, hernia de hiato o aerofagia (acumulación de gases en el estómago), deberían evitarla”.

También deberían prescindir del agua con gas las que padecen colon irritable o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), concluye la experta.

¿Tomas agua con gas?

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