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Alejandra Oraa, una periodista y embajadora de buena voluntad

Alejandra Oraa es uno de esos casos en los que se comprueba que el deseo de salir adelante es la llave que abre todas las puertas. A sus 35 años tiene un amplio camino dentro del periodismo en Estados Unidos que la ha llevado a recorrer numerosos países y hablar con personalidades de todo el mundo.

Oraa es copresentadora del programa matutino de CNN en Español “Café CNN” que se trasmite desde Miami. También conduce “Destinos”, el programa que visita los rincones turísticos y tesoros históricos más populares del planeta, e “Impulso latinoamericano”, un programa de CNN en Español y CNN International que explora un país de la región en las áreas de cultura, negocios, turismo, deportes, tecnología e innovación, y desarrollo, para mostrar la realidad de América Latina.

Inició su carrera en televisión a los 18 años como reportera de espectáculos de TV Azteca en Miami. Además, trabajó con Fox Sports, en cobertura de eventos especiales, tales como el Super Bowl XLI.

A sus 23 años se convirtió en la periodista más joven, en inglés y español de la cadena CNN y desde entonces ha obtenido numerosos premios por sus trabajos periodísticos.

Tiene siete premios Emmy nacionales: mejor programa en español (2), mejor programa de entretenimiento en español (3), mejor presentadora en español (1), mejor breaking news en español (como equipo CNN en Español).

En 2011 junto con el equipo de noticias matutino de CNN en espanol recibió un George Foster Peabody Awards por su reportaje durante la Primavera Árabe y la muerte de Muammar Gadafi. Los premios Peabody son considerados como los de más prestigio en Estados Unidos a los logros en el ámbito de la emisión periodística.

Pero nada de esto ha sido fácil.

Para esta periodista, parte de la llamada generación Milenio, los retos están a la vuelta de cada esquina. “Necesito mantenerme actualizada con las tecnologías para no quedarme atrás”, dice con una sonrisa, mientras menciona las características del público al que dirige su trabajo.

Las cosas se han transformado radicalmente en los últimos años, dice Oraa. Es como si las redes sociales hubieran provocado una mayor impaciencia y una falta de atención en los más jóvenes, y eso es un problema cuando quieres hacer una pieza a profundidad, dice la periodista de origen venezolano. “En TikTok, por ejemplo, los videos son de tres minutos o menos, en Instagram nos molestamos si es más de minuto y medio, en Twitter sólo se permiten 280 caracteres, por lo que es muy difícil hacer una pieza explicativa a fondo, con esa premura y ese déficit de atención, ese el reto del periodismo actual”.

En carne propia ha vivido esta transformación. “Pensé que mi entrevista de 15 minutos con Gilberto Santa Rosa iba a generar una gran expectativa, pero funcionó mucho mejor en las redes sociales, en segmentos de un minuto y medio, explicando la historia del sobrenombre de “Caballero de la salsa” y el origen del rap “Perdóname”.

Pero nada de eso la desalienta y continúa considerando que el periodismo es la profesión perfecta para aquellas personas que tienen curiosidad por conocer el mundo. “Tal vez una de las experiencias más impresionantes que he tenido en mi vida es cuando me subí a un avión de gravedad cero y de repente, de estar acostada, empezar a flotar”, dice emocionada. “En esos días había hablado con un presidente, y después con unos músicos e inmediatamente tuve la experiencia de la falta de gravedad… como te digo, el periodismo te da eso, y mucho más…”

Pero no sólo periodismo es lo que practica Oraa. Desde 2016 es “Embajadora de buena voluntad de ONUSIDA, la organización mundial contra el SIDA, que le permite viajar por América Latina para hablar con las mujeres de sexo, de educación sexual, y los peligros que encierra el virus.

En su papel como embajadora de buena voluntad de ONUSIDA, su trabajo se centra en promover el conocimiento y la comprensión acerca de la relación entre las desigualdades de género y la vulnerabilidad al VIH, promoviendo un conocimiento integral del VIH basado en los derechos. Ella es la única embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas para Iberoamérica y las Antillas.

“He escuchado muchísimas historias desgarradoras de mujeres casadas por 25 o 30 años, infectadas con el VIH y no lo sabían, porque pensaban que tenian una relación estable con sus parejas, pero ellos tenían relaciones sexuales paralelas con otras personas”.

En su opinión sigue habiendo gran estigma y desconocimiento en torno al VIH/SIDA. “El VIH ya no es una sentencia de muerte, ahora es como tener cualquier otra enfermedad, como la diabetes, por ejemplo, que en este caso se controla con una pastilla tomada todos los días. Es importante informarle a la gente, no sólo de la enfermedad, sino también de sus derechos.

Como mujer y periodista, Oraa tiene muy claras sus convicciones. Desde su perspectiva, la lucha de las mujeres, más que por un feminismo radical, debe estar encaminada a la búsqueda de la equidad, en la que ambos géneros se ayuden y se respeten mutuamente. “Creo que esa pueda ser la clave de la felicidad”, dice convencida.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.