Alicia Vikander declara que cuando llegó a lo más alto de la fama, se sintió más triste que nunca

Para nadie es un secreto que la actriz sueca Alicia Vikander es una de las caras más populares en el circuito hollywoodense. Pese a su corta carrera tuvo participación en exitosos largometrajes tales como La Reina Infiel (89%), protagonizada junto a Mads Mikkelsen, y Anna Karenina (63%) que contó con un elenco estelar y por la cual ganaría el Hamptons International Film Festival como actriz revelación.

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Sería con filmes como El Agente de C.I.P.O.L. (67%) y la cinta de culto Ex Machina (93%), que lograría afianzar su figura en la industria para poco más tarde llegar a la cima del éxito con su papel como Gerda Wegener en La Chica Danesa (69%) que le valdría un Óscar como actriz de reparto. Sin embargo, la gloria y la fama estuvieron muy lejos de satisfacer las expectativas artísticas y personales de Vikander, quien experimentó la soledad en este periodo de su vida.

En declaración para el periódico británico The Sunday Times, la actriz confiesa su sentir tras experimentar el lado más oscuro de la fama: “Mientras, a los ojos de las otras personas, yo me encontraba en el apogeo de la fama, también estaba más triste”, declaró Vikander. “Me decía a mí misma: 'Acéptalo. Es increíble'. Pero no sabía qué hacer. Todos estos vuelos de primera clase, habitaciones de cinco estrellas. Pero siempre estuve sola”.

Vikander profundizó con el sentido de la soledad dentro de la burbuja artificial de la industria del entretenimiento y el mundo en el que se ven forzados a vivir quienes forman parte de ella: “Era muy solitario”, puntualizó. “Si no tuviera a mis amigos para llamarles, habría sido difícil. He visto lo que le puede pasar a la gente en mi industria”.

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La ganadora del Oscar describe la experiencia como aleccionadora respecto a las manera de comprender y empatizar con sus colegas en la industria. Pronto descubrió que la soledad que ella experimentaba era compartida por las actrices y actores que la rodeaban, y cómo ésta afectaba sus vidas en lo público y lo privado. “A veces pasas por cosas difíciles en la vida y si tienes un trabajo de oficina puedes alejarte un poco”, continuó. “Pero hay veces que mis colegas o yo hemos pasado por algo y, bueno, no puedo entender cómo llegaron a la alfombra roja después” confesó, enfatizando la dificultad que enfrentan las figuras públicas al compaginar sus vidas privadas con la faceta pública que le exige su vida laboral, en especial el hecho de tener que sacrificar una para ver florecer la otra.

Proveniente de una familia con linaje actoral al ser criada por su madre, una actriz teatral, Vikander supo desde muy temprana edad que su corazón pertenecía a los escenarios, sin embargo al llegar a sus treintas, la actriz ha priorizado otros intereses e inquietudes tanto en lo profesional como en lo familiar. Por esta razón, tomó la decisión de alejarse un poco de la palestra pública y ser más selectiva con sus proyectos. No obstante, su nombre ya ha estado vinculado en el pasado a temas sobre el lado más oscuro de Hollywood, como fue su participación en el movimiento #MeToo, acompañando denuncias y promoviendo los espacios de trabajo seguros para las actrices en los rodajes. Paralelamente, su trabajo se ha enfocado en interpretar a mujeres tridimensionales que no encajan fácilmente en los estereotipos de género impuesto por la industria.

Actualmente, la actriz estelariza la miniserie de HBO Max, Irma Vep (95%), que bien puede ser una de las joyas ocultas de la plataforma, pues tuvo éxito tanto con la crítica como con la audiencia.

Tras su participación La leyenda del caballero verde (95%), Vikander regresa a la pantalla grande con dos estrenos más en puerta, el primero como productora de Troll en Netflix —cinta de horror basada en la mitología nórdica— y el segundo con Firebrand, donde revisitará el horror psicológico a través del personaje de Katherine Parr, la última de las seis esposas de Enrique VIII, interpretado porJude Law.

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