Alta mar: el debut de Nicolás Francella en la serie de Netflix

Hace tiempo que las series españolas son furor y lideran el ranking de las favoritas del público. Y hace tiempo también que muchos actores argentinos son elegidos para participar en este tipo de producciones en el exterior. Al caso de Rodrigo de la Serna en La casa de papel o al de Benjamín Alfonso en la nueva serie Valeria, ahora se suma el de Nicolás Francella, que ingresará en la tercera temporada de Alta mar en el rol de un nuevo capitán.

"Este personaje me divirtió mucho. Tiene varias caras a lo largo de los capítulos", le cuenta el actor a LA NACION al tiempo que remarca que nunca dudó en aceptar la propuesta. Es que más allá de la experiencia de trabajar en un proyecto y una plataforma tan exitosa como Netflix, el desafío de vivir en otro continente lo entusiasmó. Así fue como el hijo de Guillermo Francella hizo las valijas y se instaló durante cuatro meses en Madrid, dando un gran giro a su carrera.

"Necesitaba vivir esa experiencia. Laburar con actores, productores y directores que no conocía. Y también disfrutarlo desde el lado de no estar expuesto, de entrar a un set y que no te conozca nadie, que nadie sepa cómo trabajás", confiesa mientras tacha los días para verse en pantalla, a partir de este viernes 7 de agosto.

En esta nueva oportunidad, la nave "Bárbara de Braganza" zarpará desde Argentina hacia México y la misión será acabar con un científico que esconde un virus letal a bordo. ¡Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia!

-¿Cómo te llegó la propuesta?

-Fue a fines de septiembre del año pasado. La agencia que trabaja conmigo me avisó que Bambú Produccionesy Netflix estaban haciendo un casting en el país para un personaje argentino, para la tercera temporada de esta serie. Me acuerdo que fui todo lookeado a la audición. En esa pequeña sinopsis que me enviaron, con la escena que tenía que interpretar, vi que se trataba de un capitán que arriba a este barco y traté de generar una primera buena impresión. El personaje tenía binoculares, así que busqué un par en casa y con una camisa y un saco simulé un traje de capitán. Fue un proceso medio extraño pero traté de hacer lo mejor. A la semana ya estaba con un pie adentro. Por esas cosas de la vida, justo me había hecho la ciudadanía europea, así que fue todo mucho más fácil. Los primeros días de noviembre comencé con los ensayos y las pruebas y ya a mitad de mes empezamos el rodaje.

-¿Qué nos podés contar sobre tu personaje?

-Mi personaje es un argentino que arriba a este barco, el "Bárbara de Braganza", y tiene mucha relación con el capitán, que es Eduardo Blanco. Es un chico muy encantador, que se trae algo entre manos y que va a tener varias caras a lo largo de la temporada. Pero no puedo contar mucho más, si no voy a spoilear (risas).

Dentro de poquito! [R][R] @altamarnetflix @netflixes @bambuprodu

Una publicación compartida de Nicolas Francella (@nicolasfrancella) el 16 Feb, 2020 a las 3:35 PST

-La historia en esta tercera temporada da un giro y trata "justo" sobre un virus letal. ¡Qué casualidad!

-La historia pasa por un virus letal, muy loco justo en este momento. Son seis episodios donde habrá muchas sospechas alrededor de cada camarote. Será cuestión de ir descubriendo qué sucede en cada rincón y combatir este virus. Va a haber personajes nuevos y el espectador va a estar sumergido en este misterio desde el primer capítulo.

-¿Veías la serie?

-Había visto sólo la primera temporada y me había encantando. Cuando surgió esta oportunidad vi la segunda y no dudé en sumarme. Manejan una calidad y una filmación técnica muy superior. Es como muy cinematográfico todo, así que me dio mucho placer ser parte de esto.

-¿Cómo fue radicarte en Madrid? ¿Qué fue lo que más extrañaste de tu país?

-Los primeros 20 días viajé solo para instalarme, empezar con las pruebas, los ensayos, y después sí empecé a recibir visitas. Estuve acompañado por mi novia, por amigos -que justo aprovecharon el verano argentino para viajar- y tuve la suerte de pasar Año Nuevo en familia. Fue difícil pero al mismo tiempo me la hicieron fácil porque estuve muy acompañado. Además, tengo parientes (por parte de mi madre) que hace 20 años viven en España, más precisamente en Valencia y Alicante, así que estuve mucho en contacto con ellos. Si bien a veces era difícil poder planificar algo porque el rodaje comenzaba muy temprano, pude conocer y recorrer varios lugares. Y la experiencia laboral fue increíble, muy enriquecedora. Vale la pena vivirla aunque estés lejos de todos.

-¿Cómo te recibió el elenco?

-Tanto la productora como los directores y los actores me recibieron muy bien. Fueron muy amables, muy cálidos y me hicieron sentir muy cómodo. Me encontré con gente muy linda. Tuve mucho contacto con Eduardo (Blanco), que lleva mucho tiempo trabajando en España, así que me dio un pantallazo de la ciudad y de cómo se trabaja allá. No lo conocía, no teníamos relación y la verdad que fue muy amoroso conmigo a lo largo de esos cuatro meses. Todo el tiempo estaba preguntándome si necesitaba algo. Además, nuestros personajes interactúan bastante, así que nos volvimos muy cercanos.

-¿Es tu primera vez en una producción de Netflix?

-Es la primera vez y me encantó transitarla. Se labura de una forma totalmente distinta. Nosotros rodábamos a 40 minutos de lo que es el epicentro de Madrid, en estudios muy grandes con decorados impresionantes. La forma de filmar, los tiempos y el presupuesto es muy notorio. Hay un respaldo económico muy grande.

-¿En qué te basas a la hora de elegir tus proyectos?

-Principalmente en el guion y en la historia. En este caso, me había gustado mucho la primera temporada y quería vivir la experiencia de trabajar en un proyecto original de Netflix. Además de que el personaje me divirtió mucho. Para mí fue una carta de presentación en el exterior que puede generar nuevas oportunidades. Fue una propuesta a la que le pude sacar mucho jugo: conocer otro país, trabajar allí, conocer a grandes directores y actores; todo eso me llevó a querer hacerlo.

-¿Qué dijo tu papá cuando se enteró que te ibas cuatro meses?

-Nosotros nos escuchamos y nos aconsejamos mucho. Nos leemos las cosas, damos nuestras opiniones sobre los proyectos de cada uno, tenemos un ida y vuelta constante. Junto con mi mamá y mi hermana Yoyi somos una familia muy cercana. Y si bien mi viejo es muy arraigado a nuestro país y el estar cuatro meses separados le tiraba un poco como padre, se puso muy contento con esta oportunidad. Siempre me incentivó para hacerlo y disfrutarlo al cien por ciento.

-Casi te agarra la pandemia en España

-Volví justo. Yo tenía fecha de regreso para el 15 de febrero y ya había llegado el primer caso al sur de España, pero todavía no había ningún tipo de alerta. A las semanas explotó todo.

-Y con todo esto, ¿se habla de una cuarta temporada?

-En su momento hubo una posibilidad de que me quedara cuatro meses más pero al final no se dio. Y ahora, con todo esto de la pandemia, no tenemos noticias. Nadie sabe nada.

-¿Cómo estás llevando la cuarentena?

-Bien, cuidándome, tratando de tomar todas las medidas necesarias para prevenir el virus. Informándome pero sin sobre informarme porque eso no está bueno tampoco. Tratando de encontrar un equilibrio y deseando que esto termine pronto. Me preocupa la gente, lo que pueda suceder con el país post pandemia. Espero que podamos ganarle a esta batalla y salir de ella lo mejor posible.

-¿Qué estás haciendo para matar el tiempo libre?

-La verdad que me gusta estar en mi casa, amo mi espacio. Al principio entrenaba mucho, hacía ejercicio, corría pero con el tiempo empecé a abandonarlo. Ahora estoy estudiando inglés, que era algo que quería hacer desde hace mucho. Si bien sé inglés, quiero tratar de lograr mayor fluidez con el idioma. Me costaba arrancar por falta de tiempo, así que esta pandemia me ayudó a tomar la decisión. También miro muchas películas y series. Las últimas que vi fueron Ozark y Normal People.

-¿Estás solo o con tu novia?

-Estoy con Cande pero sólo por la cuarentena, porque no convivimos aún. Ahora estamos acompañándonos el uno al otro, tratando de hacer esto más llevadero. Ella es más chica que yo y quiere vivir su propia experiencia, tener su espacio primero, afianzarse en su laburo, así que no la quiero presionar a quemar ninguna etapa. Tenemos una relación muy honesta y de mucho amor.

-¿Seguís con el emprendimiento gastronómico familiar?

-¡Si! En octubre cumplimos dos años. Mailo (@mailo.ba) es un resto que está en Nordelta y lo pusimos con mi primo-padrino, mi tío y un íntimo amigo de mi primo. Somos cuatro socios. Yo me ocupo de la ambientación y la comunicación. Toda la vida me gustó el diseño, agasajar a mis invitados en casa, crear espacios con linda energía, así que acá pongo en práctica eso. Ahora con todo esto estamos reinventándonos, tratando de sobrevivir. Estamos haciendo delivery y take away para cubrir los gastos fijos y pagarle a los empleados y gracias a Dios lo estamos logrando. Por suerte los clientes nos están acompañando.