La amistad entre Vilas y Spinetta: del disco grabado en Nueva York al lazo familiar para toda la vida

Los años 70 invitaban "a aventurarse en las pasiones" y Guillermo Vilas tomó nota de ello y se entregó a las suyas: el deporte, claro está, y la música. El rockstar de la raqueta mantuvo un idilio constante con el arte de los sonidos, que lo conquistó desde temprano y lo llevó a grabar tres discos, a tocar en el Luna Park y a componer más de 80 canciones.

Antes de las giras y torneos que vendrían, previo a que en sus auriculares, entre hoteles y aviones, sonaran Hendrix y otras glorias de la época, Vilas ya había tocado, como pasatiempo, en plazas de Buenos Aires y escribía poesía.

Antes también de convertirse en ídolo, un show de Pescado Rabioso en su Mar del Plata de origen le había resultado revelador al descubrir la magia de Luis Alberto Spinetta -con quien entablaría una gran amistad- y David Lebón vestido de mujer mientras paseaba con amigos por La Feliz en busca de "un sacudón" en lugar de "cornalitos".

Tráiler de "Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada" - Fuente: NetflixTrailer de Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada

"Mi Elvis fue el Flaco", afirma el deportista en unas imágenes que aparecen en el documental que vuelve a reivindicar sus logros como número 1 del tenis, Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada (disponible en Netflix), basado en las investigaciones del periodista Eduardo Puppo. Gracias a los contactos de Vilas con la CBS, Spinetta grabó en Estados Unidos su disco Only Love Can Sustain, y ambos compartieron la coautoría de "Children of the Bells", uno de los temas del álbum.

La escritura fue para el deportista, que llegó a publicar dos libros de poesía, un hábito, y fue a través de la lectura que aprendió a jugar al tenis. "Nadie estudia tenis con libros -leía los textos de Bill Tilden-", diría más tarde.

Aunque su carrera musical estuvo lejos de los podios conquistados en las canchas de arcilla, Vilas llegó a entablar vínculos con la realeza del rock: con los Rolling Stones -especialmente con Keith Richards-; con el baterista de Metallica Lars Ullrich -a quien cuidaba de chico cuando su padre, Torben, disputaba torneos dentro de su mismo circuito-; con Mark Knopfler -quien llegó a usar en vivo una vincha que Vilas le había regalado-; y, ya en casa, con Pappo, Charly García, Divididos y Andrés Calamaro.

El día de la final entre sus rivales Borg y Connors, en 1978, en Nueva York, cuando se definía también su posición en el ranking mundial, el ídolo argentino eligió escaparse a la meca del rock y se fue a Woodstock para bajar los nervios. Sobre el enamoramiento de Vilas con la música, habla con LA NACION Eduardo Puppo, su biógrafo y autor del libro en edición sobre la vida del deportista.

Puppo: "Empezó tocando con un compañero de la residencia"

Las primeras influencias musicales para Willy Vilas surgieron en casa. "Sus padres escuchaban diferentes estilos: Maruxa, su madre, música francesa (mucho a Gilbert Bécaud, Charles Aznavour) y su padre, Cholo, tango y folklore", cuenta Puppo.

Mientras estudiaba Derecho, el programa radial Modart en la Noche, de Pedro Aníbal Mansilla, era para el futuro campeón una compañía. "Allí, como pasaban música extranjera, comenzó a conocer y a interiorizarse de las nuevas bandas. Recordaba mucho a Billy Cafaro, Trini López, Johnny Hallyday, Hervé Vilard, The Monkees; aunque el primer nexo fuerte que lo hizo cambiar de gustos fue cuando vio a Pescado Rabioso en Mar del Plata. Entonces se enfocó en el rock nacional y tuvo contacto con muchísimos artistas", apunta el periodista.

En los setenta, "durante su estadía en la residencia San José, en Belgrano, empezó a tocar el bongó junto a un compañero que tocaba la guitarra, Chacho. Incluso hicieron temas en las plazas de Buenos Aires. Luego comenzó a componer con flauta dulce y, más adelante, con guitarra. Dijo que componía la música primero y luego adaptaba la letra. Con el canto tomó clases en diversos momentos, aquí y en Nueva York".

El periodista, que es también custodio del legado del tenista, señala que Guillermo adaptó varios de sus poemas como canciones, "en especial los que no incluía en los libros publicados. Según él, compuso más de ochenta canciones y seleccionó algunas para sus discos".

El house, Dr. Silva, tres álbumes y dos libros de poesía

En el impasse final de su carrera deportiva, Vilas grabó en los 90 tres discos. Sobre su producción, hablaba el tenista con este diario en el momento del lanzamiento del tercer álbum, con el que también inauguraba su propio sello discográfico, Heavy Asociados. "Creé el sello también para otros proyectos: la edición de poesía leída, textos de tenis y otras cosas", explicaba.

Su primer disco, 1990, fue de música house, cuando experimentaba con máquinas de sonido y computadoras. El álbum incluyó uno de sus temas más sonados, "Tu eres para mí lo que siempre soñé". "En esa época todo el mundo se me reía en la cara. Con el correr del tiempo, los chicos que estaban involucrados en ese proyecto se convirtieron en el centro de la movida dance argentina", decía. Según él, de ahí salieron Tuti Gianakis, The Sacados (con su hit "Ritmo de la noche"), Jazzy Mel y hasta DJ Deró; además de la ÔWarehouse Party, la primera rave que se hizo en Buenos Aires.

En 1992 cambiaron las velas y Vilas formó Dr. Silva junto a Julio Sáez, Hugo Racca y Cacho Dárias. "Apuntaba a un rock bien heavy", señala Puppo. "También formó otra banda, Guillermo Vilas y los Björn Borg, con su amigo Gustavo Rubinsztein, entre otros, y luego Etiopía, con Silvio Furmansky. Luis Salinas estuvo en algún momento también", añade su biógrafo.

Con Dr. Silva, el campeón del tenis editó su primer álbum completo, pero el grupo no prosperó. "Yo quería experimentar, hacer algo más sinfónico, una música alternativa. Y como muchos de los músicos comenzaron a grabar discos para vender música bailable, me abrí. A mí siempre me gustó el rock. Cuando aprendí a tocar la guitarra empecé a componer y grabé mi primer disco solista". Ese tercer álbum llevó su nombre como título. "El disco es un poco como soy yo: que soy tenista, escribo poesía, toco la guitarra. Hay diferentes acercamientos, temas acústicos y algunas canciones con solos de guitarra. Resume este momento de mi vida", afirmaba.

Con Pappo cantando en inglés y Michel Peyronel en la batería llegó a grabar un tema, "Willy Willy Rock & Roll", tras coincidir en una prueba de sonido en Punta del Este y luego de que los asistentes le pidieran que tocara algo. Sin embargo, el éxito del que había disfrutado como deportista esta vez no lo acompañaría. "¿Es cierto que llegaste a comprar todos tus discos en una disquería para que los repongan?", le preguntaba Alejandro Fantino al ídolo en el programa Mar de Fondo, en 2005. Con picardía y la honestidad que muchos le reconocen, un Vilas sonriente respondía: "Ah, sí, siempre hago eso. O cuando sale el disco de alguien que me gusta, compro el disco para que las ventas suban. Me gusta regalar cosas que me gusten a mí".

En otras entrevistas también decía sentirse afortunado por los tiempos vividos, siempre con humor, como el que llegó a imprimir en algunas de sus letras. Tal es el caso de "Delfi, I Love You", que escribió inspirado en la leyenda que apuntaba a que alguien había contratado un avión para sorprender a Delfina Frers escribiendo dicha frase por los cielos.

Guillermo publicó dos libros de poesía. "Cientoveinticinco se editó en 1975, con cuarenta y un prosas, versos, citas y relatos; y Cosecha de Cuatro, en 1981, con portada de Pérez Celis", señala su biógrafo. "También escribió guiones para un par de películas que no terminó y muchos otros de programas cómicos que jamás hizo públicos. Guillermo es una persona muy culta, en su casa hay miles de libros de cualquier tema, de Vinicius, Gibran, Neruda, Whitman y García Lorca, y muchos filosóficos", valora Puppo.

La amistad con Luis Alberto Spinetta y el disco Only Love Can Sustain

"Vilas era un fanático más del rock que iba a ver a Pescado Rabioso y Aquelarre, y al mismo tiempo era una deslumbrante rockstar del tenis internacional. Así y todo, tuvo que juntar coraje para llamar a la puerta de Arribeños -donde vivía Spinetta-", narra el periodista Sergio Marchi en su libro Spinetta: Ruido de Magia, publicado a finales de 2019. Y recrea aquella primera conversación entre las dos figuras:

-Hola, Luis Alberto. Soy Guillermo Vilas - lo saludó con timidez.

-¡Ya sé que sos Guillermo Vilas! ¿Cómo no te voy a conocer?

-Bueno, yo soy fanático tuyo - se sinceró el tenista.

-¿Cómo qué sos fanático mío? Vení, pasá.

Marchi relata que Guillermo le había llevado de regalo una raqueta y Luis le retribuyó el gesto con una Fender adquirida hacía poco. "Fueron tejiendo un vínculo que se hizo público cuando compartieron una entrevista para el primer número del Expreso Imaginario. A fines de 1977 se había corrido una bola acerca de que importantes ejecutivos de la CBS norteamericana le habían ofrecido un gran contrato a Spinetta y que éste lo habría rechazado (.) Vilas se acercaba cada vez más a la órbita de Luis, incluso había enviado una carta de lectores al Expreso apoyando a Spinetta cuando el público no lo trató muy bien en el show del colegio La Salle. Y algo más: le ofreció sus múltiples contactos para grabar en Estados Unidos, cosa que Luis en ningún momento rechazó aunque tomó con cautela. Lo mismo cuando Vilas quiso ser el padrino de Dante. Ni Luis ni Patricia eran católicos y por lo tanto no tenían en la cabeza la idea de un bautismo. Pero Vilas, un perseverante en la red del tenis y por lo visto también fuera de ella, insistió hasta lograrlo. "Como no nos casamos por iglesia -dice Patricia Salazar, exesposa del músico-, no lo queríamos bautizar a Dante, entonces fuimos buscando y terminamos en una iglesia derruida en un pueblito de la provincia de Buenos Aires, con Guillermo Vilas y mi hermana, que era la madrina, bautizando a Dante".

Según los datos recabados por el periodista, el tenista aspiraba a que Spinetta musicalizara algunos de sus poemas, aunque esta fórmula no respondía a los habituales procesos creativos del artista. Sin embargo, ambos compartieron la autoría de algunos temas. En 1978, en el concierto de Spinetta en Obras, el músico estrenó la primera canción en la que trabajaba con una letra de Guillermo, "Tu destino es el de morir de amor".

Mientras, las tratativas con CBS siguieron avanzando y lo que al comienzo fue una iniciativa del tenista, terminó por convertirse en un interés formal del sello multinacional, cuenta Marchi. "Luis se había reservado 1979 para embarcarse en esa aventura y volvió eufórico de su encuentro con la gente de CBS en Nueva York, adonde viajó con Guillermo Vilas y Luis Cerávolo. Se hospedaron en un hotel frente al Central Park, fueron de aquí para allá y vieron un show de Thad Jones y Mel Lewis en el Village Vanguard. El último día se produjo el encuentro con Mike Marcus. Spinetta quedó deslumbrado. Estaba frente a uno de los más importantes productores de jazz, que se mostraba tan entusiasmado como él. Se trazaron planes y Luis sintió en todo momento que lo tomaban muy en serio. El contrato incluía un presupuesto importantísimo y una cláusula indicaba que el disco sería editado por CBS en Estados Unidos y que sería cantado en inglés, pero que de publicarse en América Latina habría de usarse la versión en castellano. Guillermo Vilas no solo había logrado una nueva proeza, esta vez en el terreno de la industria musical, sino que también consiguió ser considerado como letrista para el proyecto. El interés de CBS se repartía entre los quilates artísticos de Spinetta y la fama internacional de Vilas".

"Spinetta se dedicó a preparar canciones cuyas letras luego serían "traducidas" al inglés por Guillermo Vilas y luego redondeadas en conjunto. En Nueva York, el músico "recibió un tratamiento de artista de primera línea, pero el shock del respeto y la atención fue trocando en cierta frustración al ver que todo estaba demasiado organizado y que él no podía tener voto. Y voz. hasta ahí: solo en el momento de cantar". Tras varios desencuentros con la compañía, Spinetta decidió rescindir el contrato.

Por qué hay que ver Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada en Netflix

Sobre la experiencia en Estados Unidos, el biógrafo de Vilas señala: "Guillermo supo que El Flaco no quedó conforme con el disco porque 'no sonaba a Spinetta' y lo consideró totalmente comprensible. Lo que vio positivo es que se cumplió su deseo de grabar allá".

Only Love Can Sustain se editó al año siguiente, en 1980, en inglés y solamente en Argentina. "Muchas veces volví a escuchar ese disco", reconoció Guillermo Vilas en 2014 en una entrevista para el programa Dos Solos (ACUA). En esa charla con Gastón Pauls, el ídolo del tenis recuerda el duro momento de la partida de Spinetta tras su enfermedad. "No se merecía eso", dijo. Para el jugador, que eligió disfrutar de la música más allá de la cancha de arcilla -llegó a decir que en el terreno de juego no hay música sino "los piques y golpes del rival"-, uno debe procurarse a sí mismo los mayores momentos de felicidad posibles. "Si uno se toma la vida en serio, la vida en sí es un poco agresiva".