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Ana de Armas fue muy 'valiente' al abandonar Cuba para instalarse en España

La actriz Ana de Armas credit:Bang Showbiz
La actriz Ana de Armas credit:Bang Showbiz

Ana de Armas se ha convertido por derecho propio en uno de los rostros más demandados de Hollywood, como demuestra su participación en cintas tan aclamadas como 'Blade Runner: 2049' y 'Puñales por la espalda', por la que recibió una nominación a los Globos de Oro. Por si eso no fuera suficiente, ahora la artista cubana se encuentra concediendo entrevistas por todo el mundo a cuenta de su fichaje por 'Sin tiempo para morir', la última película de Daniel Craig en el papel de James Bond.

En la conversación que ha mantenido con el diario británico The Sun, la estrella de cine ha querido rememorar su infancia en Cuba para constatar que en la isla tenía muy pocas oportunidades para triunfar en el mundo de la interpretación. Por eso, la joven Ana, con solo 18 años, tomó su pasaporte español y salió del país caribeño en dirección a Europa: un gesto espontáneo y lleno de incertidumbre que, eventualmente, le cambiaría la vida. Poco después de instalarse en España, un director de casting se fijó en ella y le acabó concediendo su inolvidable papel en la serie 'El Internado', que la catapultó directamente a la fama.

"Le eché narices y además tenía un pasaporte español. Cuando tenía 18 años y me gradué en el instituto, la idea me vino de repente a la cabeza. Quería ir a España y probar suerte, hacer audiciones y ver lo que pasaba. Así que me compré un billete de avión y le dije a mi madre: 'Cuando me quede sin dinero volveré'. La verdad es que tuve mucha suerte: conocí a un gran director de casting una semana después de llegar. Me fichó para una de las series más importantes que se han hecho nunca en España y jamás regresé", ha recordado con emoción en su charla.

La afamada actriz, de 33 años, ha confesado que no sabe exactamente cuándo empezó a ser consciente de su vocación artística, ya que en Cuba tenía muy pocos referentes televisivos o cinematográficos, además de muy poco dinero para invertir en reproductores de vídeo o en entradas para una oferta de películas en la gran pantalla que no escapaba de la censura del régimen castrista.

"Lo que tenía ahí, enfrente de mis ojos, era gente que no trabajaba o que no tenía dinero. En televisión solo teníamos reemisiones de viejas telenovelas o cosas de muy poca calidad. La verdad es que no recuerdo un día específico en el que me dijera: 'Voy a ser actriz'. En mi casa no teníamos DVDs o VHS. Solíamos ver algunas películas en casa de mis vecinos. Si veía una escena que me gustaba, ya fuera de un hombre o de una mujer, luego la recreaba delante del espejo", ha manifestado.