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Una accidentada Valkiria mantiene a Bayreuth dividido, del fervor al abucheo

Bayreuth (Alemania), 1 ago (EFE).- Una accidentada "Valkiria" mantuvo hoy al Festival de Ópera de Bayreuth dividido entre la ovación, a la música, y el abucheo, a la dirección, para el estreno de la segunda pieza del "Anillo del Nibelungo" obra del austríaco Valentin Schwarz.

Un aparatoso tropezón sobre el escenario en el segundo acto dejó al Wotan previsto -Tomasz Konieczny- imposibilitado para seguir en su puesto hasta el final y al Festival Richard Wagner obligado a encontrarle sustituto.

Correspondió a Michael Kupfer-Radecky relevarle para el siguiente acto, del que Wotan es un puntal. El público de Bayreuth le recompensó el desafío con una de sus ovaciones más sonoras, como es de rigor en estas circunstancias.

El Festival Richard Wagner de esa ciudad bávara presume de tener siempre un "plan B" para incidencias de este tipo, debido en parte a que no le faltan solistas crecidos con el repertorio wagneriano.

Las ovaciones al suplente, más las que recibieron Klaus Florian Vogt -Sigmundo-, Iréne Theorin -Brunnilda- y el conjunto de Valquirias contrastó con las protestas dirigidas a Schwarz, que fueron en proporción similar a las que escuchó la noche anterior con "El Oro del Rin".

La segunda pieza del "Anillo" coloca en escena a unas Valkirias que no son exactamente las valerosas guerreras de Wotan, sino un grupo de ricachonas estridentes recién operadas en una clínica de cirugía estética.

Era ésta una escena vigorosa, para una pieza que, en su conjunto, resulta desconcertante. Schwarz ha optado por darle a la tetralogía wagneriana el formato de serial televisivo, donde no siempre muere quien debería ni tiene la pareja que le corresponde.

La producción gira en torno a la saga familiar entre ricos en decadencia, a partir de la historia de traiciones, odios, avaricia y amor tejida por los dioses de Richard Wagner.

Bayreuth ovacionó de nuevo las voces, además de la batuta de Cornelius Meister. Pero castigó la versión de Schwarz para un "Anillo" que el templo wagneriano esperaba con ansia.

Su estreno iba a ser en 2020, pero el cierre de la vida pública por el coronavirus obligó a cancelar esa temporada al completo. Al año siguiente, aún marcado por las restricciones, se optó por aplazarla a 2022.

Schwarz había centrado el "Oro del Rin" en un niño malcriado, cuya posesión se disputan los miembros de esa saga. A partir de ahí sigue tejiendo esa saga familiar donde a menudo se pierde el hilo.

La presente es una temporada extraordinaria, con el estreno de las cuatro piezas del "Anillo", junto al de un nuevo "Tristán e Isolda", la ópera con que se abrió el festival el pasado día 25.

Fue ésta una producción "exprés", concebida por Roland Schwab y ensayada y puesta en escena en apenas unas semanas, algo raro en un festival que se precia de cuidar al detalle todas sus producciones.

La dirección musical del "Tristán" corrió a cargo de Markus Porschner. Su fidelidad a la partitura le hizo acreedor de clamorosas ovaciones, lo mismo que está ocurriendo con Meister, para el "Anillo", cuyo ciclo culminará el próximo viernes con el estreno del "Ocaso de los Dioses".

(c) Agencia EFE