Araceli González: un amor casi adolescente, un divorcio escandaloso y el gran sueño cumplido
Araceli González tuvo tres grandes amores en su vida: el papá de su hija Florencia, Rubén Torrente; el papá de su hijo Tomás, Adrián Suar; y su amor desde hace 12 años, el actor Fabián Mazzei. Siempre soñó con una familia y muchas veces contó que es muy “Susanita”. Fue mamá muy joven, cuando apenas empezaba a dar los primeros pasos como modelo, y la repentina fama hizo que esa estabilidad de pareja se hiciera esperar. “Mi sueño era formar la familia Ingalls. No quería repetir el modelo de mis viejos, pero lo hice. Me casé pensando que era para toda la vida y después entendí que los hombres no son príncipes ”, contó en alguna oportunidad.
Su primer gran amor fue Rubén Torrente, a quien conoció apenas terminó la escuela secundaria, en su Ramos Mejía natal. Se casaron en 1988 y ese mismo año nació Florencia . Por ese tiempo, Araceli empezó a tener mucho trabajo y además la llamaron para hacer televisión. La pareja se desgastó rápidamente y se separaron, pero siempre tuvieron un buen vínculo y él fue un padre muy presente en la vida de Flor.
De la ficción a la realidad
Araceli conoció a Adrián Suar haciendo La banda del Golden Rocket, en 1991. Para entonces ella era una top model y él estaba dando sus primeros pasos como actor. El flechazo fue mutuo. En la ficción, el personaje de Suar se enamoraba del que interpretaba Araceli, y ese amor también se palpaba en la vida real. La noticia fue una bomba y los paparazis los seguían a todos lados. Suar tenía muy buena relación con la hija de ella, lo que facilitó todo. La ficción terminó, pero el romance continuó.
Se casaron en 1997 por civil e hicieron una reunión íntima en la casona que compartían en San Isidro, con apenas con 35 invitados. En cambio, para la fiesta tiraron la casa por la ventana en una quinta de Hurlingham, con más de 250 invitados. En 1998 nació Tomás. La paz familiar duró poco y las peleas se iniciaron con los rumores de infidelidad del actor. La crisis fue fuerte y la remaron durante algunos años hasta que se separaron, en 2004.
“Cuando lo conocí, él era una persona exactamente igual a mí. Los dos estábamos en la búsqueda de una profesión y convivimos. Me encantaba, porque la relación era mucho más fuerte y real; estábamos peleando en el mismo lugar. Él empezó a crecer y yo seguí mi carrera paralelamente. Adrián tuvo un gran éxito y eso me arrastró a una vida diferente”, contó Araceli alguna vez. “Adrián nunca creyó en el matrimonio. Cuando me casé con él, por poco le pongo un revólver en la cabeza”, decía.
Hubo intentos de reconciliación que no llegaron a buen puerto, y la división de bienes fue difícil. Ya vivían juntos cuando, en 1994, Suar creó la productora Pol-ka y González aportó 70.000 dólares para que su pareja pudiera cumplir su sueño. Hace unos años, en medio de una guerra mediática por los bienes, el actor y productor aseguró que le había devuelto el dinero y con intereses: “Me prestó 70 mil dólares. Yo ya tenía otro tanto. Vivíamos juntos y se bancaba mi neurosis . Los primeros tiempos fueron muy duros... Al cuarto capítulo de Poliladron me quedé sin un centavo. Saldé la deuda tres años más tarde, con intereses. La invité a cenar y en medio de la noche saqué un cheque: ‘Ara, te agradezco tanto’, le dije. Siempre recuerdo ese momento, más allá de la gratitud con ella, como un gran acto conmigo mismo. Me liberó, me hizo muy bien ”, contó Suar tiempo atrás en La Once Diez.
Araceli, sin embargo, tiene otra versión de los hechos. Si bien dice que es verdad que le devolvió el dinero, remarca que no fue con intereses: “Cuando uno está en pareja, tiene que confiar y yo confié en él. Sentía que tenía mucho talento, me lo fumé mirando televisión y mucha acción durante un año. Me encantó la idea y me pareció lindísima. El talento es de él, no mío. Me devolvió la plata, pero no con intereses. Hay muchas cosas que no cierran”. El paso del tiempo limó algunas asperezas, pero el vínculo nunca sanó del todo, al menos todavía. “Me encantaría decir que tengo una gran relación con Adrián, pero no la tengo. Me entristece, pero es mi historia, como también es la del 80 por ciento de las mujeres que cuando se separan no tienen una relación con sus exmaridos. Hay muchas mujeres que criamos solas a nuestros hijos. Lo respeto por ser el padre de mi hijo, pero hay cosas que he sufrido y que me guardo en mi interior. Mi hija desde que tiene dos años lo conoce, y ella tampoco tiene relación”, señaló hace años en Intrusos, por América.
Su gran amor
Araceli y Fabián Mazzei se conocieron en 2002 grabando 1000 millones, novela que ella protagonizó junto con Gustavo Bermúdez y en la que Mazzei interpretaba al hermano de él. Enseguida hubo buena onda y se hicieron muy amigos, pero cada uno estaba en su propia historia.
Cuando lo llamaron para sumarse a esa tira, Mazzei estaba a punto de irse a trabajar a España, pero un dato lo hizo dar un volantazo y cambiar de planes. “Cuando mi representante me dijo que estaba Araceli enseguida pensé ‘vamos’. En esa novela nació un vínculo entre nosotros. Bueno, ‘vínculo’… Ella hablaba y yo escuchaba (risas). Tenía muchas penas de amor y no estaba pasándola nada bien. En algún momento le conté todo esto a mi mamá, que me dijo que ella cargaba mucha envidia ajena y que debería llevarle una planta de ruda. Y así fue, al día siguiente capi a las grabaciones con una planta de ruda”, contó el actor hace un tiempo en América, en Fer al Dente.
Cuando terminó la novela cada uno siguió su camino hasta que se reencontraron en 2007. “Yo me lo levanté”, suele decir Araceli. Se vieron otra vez en un asado en la casa de un amigo en común, y aunque el flechazo fue mutuo y esta vez estaban los dos sin compromiso. Ella puso en funcionamiento su plan y le pidió que la acompañara al santuario de la Virgen de Lourdes, en Santos Lugares, de la que es devota. La versión sobre los inicios del romance de Mazzei es diferente. “Ella piensa que me avanzó a mí, pero no fue así”.
Al tiempo de empezar a salir, él conoció a los hijos de ella y la buena vibra los animó a seguir adelante con la relación. Se fueron a vivir juntos al año siguiente y se casaron por civil el 11 de diciembre de 2013.
Tenían el gran deseo de ser padres y, a pesar de que hubo un embarazo, no pudo ser. “Con Ara perdimos un bebé, porque había una situación complicada de estrés. Desde ahí no se habló más; es la vida. Después el tiempo fue pasando, porque hay un reloj biológico, pero soy feliz con la vida que tengo”, confesó él.
Hace un tiempo, ella posteó en sus redes sociales una foto de la pareja: “ Cada segundo que pasa agradezco tenerte cerca . Todo lo que nos pasa en la vida nos construye. Lo bueno, lo malo, lo adverso, lo mágico. Ya nuestros silencios comunican y nuestras risas sanan. Te amo”.