Así salió viva Penélope Cruz de su primer fiasco profesional
Los aplausos vuelven a retumbar en la carrera de Penélope Cruz a raíz de su nueva nominación al Óscar por Madres paralelas, su séptima película junto a Pedro Almodóvar. Unos aplausos que comenzaron en el pasado Festival de Venecia traducidos en la Copa Volpi a la mejor actriz, y que fueron creciendo hasta llegar al Goya y los premios de la Academia de Hollywood. Sin embargo, y aunque llevemos años elogiando el talento de Penélope, los aplausos no siempre fueron una banda sonora constante en su carrera.
Además de trabajos dramáticos maravillosos, a lo largo de las últimas décadas también fuimos testigos de varapalos de la crítica y algún que otro batacazo de taquilla. No obstante, su magia en la gran pantalla nos encandiló con un brillo tan deslumbrante que los tenemos completamente olvidados. Y una película sirve de claro ejemplo para demostrarlo.
Después de conquistar la industria española de la mano de Bigas Luna (Jamón, Jamón, 1992), Fernando Trueba (Belle Epoque, 1992 y La niña de tus ojos, 1998), Alejandro Amenábar (Abre los ojos, 1997) y Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre, 1999), y ganar su primer Goya, Penélope se lanzó a la aventura internacional con su primera producción hollywoodense como pura protagonista. Fue con Woman on top, una comedia romántica pastelosa, plagada de clichés y con un mensaje de empoderamiento femenino que 21 años después sabe a poco.
La película fue una producción distribuida por Fox y estrenada en el año 2000, a pocos meses de que Penélope dejara huella en los premios de la Academia gritando el famoso “¡Pedrooooo!” al anunciar a la ganadora a mejor película extranjera para Todo sobre mi madre.
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Su trabajo en España, y sobre todo el recorrido internacional de la película de Almodóvar, la colocó en el mapa de las estrellas. Básicamente, aquel era el momento perfecto para saltar al estrellato internacional. Sin embargo, su elección se convirtió en una comedia romántica olvidable y de las que peor han envejecido con el paso del tiempo.
Aun recuerdo mis sensaciones al ver Woman on top en el año 2000. Venía siguiendo la carrera de Penélope, siendo testigo visual de un talento que iba in crescendo, pero esta comedia dirigida por Fina Torres me provocó una repulsión extraña. Penélope estaba tan carismática y cautivadora como siempre, con esa belleza de aires inocentes innata, mientras su rostro enamoraba a la cámara con momentos seductores a base de recuerdos pasionales y aromas en la cocina. Pero Woman on top flaqueaba con una historia que sobrepasaba el ridículo y un romance demasiado insípido para ser creíble.
En Woman on top, Penélope interpretaba a Isabella, una chef brasileña que necesitaba estar siempre en control del movimiento físico para no activar su cinetosis (mareos por movimiento). Es decir, tenía que ser la que condujera coches o motocicletas, controlar los bailes con su marido cumpliendo el rol del hombre y ser la que se colocaba encima en el acto sexual. De esta manera, estaba en control y no sufría sus mareos constantes (de ahí su título, 'mujer arriba'). Además, Isabella estaba perdidamente enamorada de su esposo hasta el punto de rechazar ofertas de trabajo importantes por la debilidad que le provocaba el contacto físico del hombre.
Esta premisa tan inverosímil daba pie a un primer acto en donde la sociedad machista ridiculizaba tanto a su marido por no estar “en control” de la motocicleta y los bailes, que era infiel solo para poder tener relaciones encima de una mujer. “¡Soy hombre!” le gritaba a Isabella como excusa machista al pillarlo en la cama con otra. De esta manera, Isabella se marchaba a San Francisco -donde vivía su amiga transexual de la niñez, Monica (Harold Perrineau)- queriendo olvidar la traición y siguiendo esas ofertas que había recibido en el pasado. Tras varios rechazos conseguía trabajo dando clases de cocina en una escuela culinaria, haciendo que los aromas de sus platos sean tan potentes que un productor le ofrecía trabajo como presentadora de un programa de televisión tras seguir sus sabrosos olores. Mientras tanto, su marido la seguía hasta San Francisco, consiguiendo trabajo como músico en el mismo programa. La cosa se ponía aún más inverosímil con ofrendas constantes a una diosa del mar, hechizos marinos, secuencias absurdas, personajes brasileños que hablan inglés entre ellos (incluyendo las secuencias en Brasil) y un final de comieron perdices con Isabella aceptando el retorno amoroso de su esposo, aprendiendo a trabajar como iguales en un restaurante juntos. Lo único a destacar de Woman on top para su época es que incluía un mensaje de aceptación e igualdad en el rol de su mejor amiga, a quien Isabella defendía cuando le exigían que la despidiera como su asistente por su estética de Drag Queen.
He visto Woman on top de nuevo para escribir este artículo, descubriendo una película peor de lo que recordaba. Una que desborda en estereotipos de mujer latina exageradamente emocional, en hombres egoístas ensalzados en la masculinidad tóxica (el dueño de un restaurante se burla de Isabella por decir que es chef pero en tono caricaturesco) y con una trama simple, sin grandes esfuerzos dramáticos, que más que comedia romántica parece un cuento de hadas anticuado. Y quizás por eso ni la crítica ni la taquilla respondieron favorablemente con tan solo $10 millones recaudados en todo el mundo.
Si tenemos en cuenta que esta película se estrenó después del Óscar de Todo sobre mi madre, cualquiera podría pensar que su fracaso habría hundido o cerrado las puertas de Penélope Cruz en Hollywood. Después de todo, a muchos actores les ha pasado de tener un éxito o una buena racha y verse hundidos de repente por culpa de un fracaso. Y esta era su primera producción como protagonista en Hollywood. Era una prueba de fuego para imponerse como imán de la taquilla en una industria que se mueve por las cifras. Pero nada más lejos de la realidad. Woman on top fue un fracaso y no parece haber afectado a la carrera de Penélope. Pero ni esta película ni ninguna de las otras que no dieron beneficio o fueron destrozadas por las críticas.
Y creo que este es uno de los mayores logros de Penélope. Uno que se basa en su maestría a la hora de apostar por la expansión de su talento. A pesar del fracaso de Woman on top, Hollywood siguió contando con ella pero reduciéndola a compañera femenina de protagonistas masculinos durante aquellos primeros años en la industria estadounidense, como Matt Damon (Todos los caballos bellos), Johnny Depp (Blow), Nicolas Cage (La mandolina del capitán Corelli), Tom Cruise (Vanilla Sky) y Matthew McConaughey (Sahara). Mientras tanto, ella seguía puliendo su talento, poniéndose en manos de directores que la inspiraron lo suficiente como para dejar huella de nuevo en películas como No te muevas (Sergio Castellito, 2004) y, por supuesto, Volver (2006). Dos personajes dramáticos hasta la médula con los que Penélope ganó premios en las Academias italiana y española respectivamente.
Fue precisamente su segundo trabajo con Pedro Almodóvar el que nos recordó la magia que albergaba esta actriz para convertirse en un icono de nuestro cine. Su entrega total al papel de Raimunda y el tándem artístico tan efectivo que forma con el manchego creó otro clásico instantáneo, premiándola con su merecida primera nominación al Óscar como mejor actriz.
Lo increíble de Penélope es que a diferencia de otros artistas, su talento ha dejado trabajos tan maravillosos que hemos prácticamente olvidado las películas fracasadas en taquilla o destrozadas por la crítica. Es decir, obras como No te muevas, Volver, Elegy, Vicky Cristina Barcelona, Los abrazos rotos, Nine, American Crime Story, Todos lo saben o Dolor y gloria crearon una sombra abrumadora sobre películas olvidables o fracasadas como FanFan la Tulipe, Waking up in Reno, Bandidas, Agente contrainteligente, Ma Ma o La reina de España. Incluso la malograda Piratas del Caribe: en mareas misteriosas, una de las peores valoradas de la saga.
Es como si hubiera optado por apostar por ella misma más allá de las fórmulas hollywoodenses, nutriendo su talento a base de codearse con directores que han logrado inspirarla para sacar lo mejor de sí misma, como Almodóvar o Woody Allen con el rico personaje de Vicky Cristina Barcelona, con papeles que le apasionaron dándose el tiempo para crear un legado que hoy solo recordamos por sus mejores interpretaciones. Como si las películas malas o fracasadas directamente no hubieran existido.
Porque no es que Penélope solo haya hecho trabajos maravillosos en los últimos años. Ahí donde la ven, recibiendo una ovación de 5 minutos en Venecia tras la proyección de Madres Paralelas, también pasó por la errada Loving Pablo en 2017 y la desapercibida La red avispa de Netflix en 2019. Pero ¿alguien lo recuerda? Creo que no, al menos por mi mente ni quedaron registradas como obras de Penélope porque ella siempre logra salir airosa. Si una película fracasa, no pasa nada, tiene un as bajo la manga con la que enamorarnos de nuevo en la gran pantalla. Quizás es cosa de suerte o de saber elegir guiándose por la pasión que siente por su profesión, pero lo cierto es que Penélope ha logrado hacer sombra a sus fracasos imponiéndose como una actriz que deja huella a través de trabajos inolvidables.
Uno de los motivos que podrían explicar esta magia única es que a mediados de los 2000 se replanteó su estrategia. Se dio cuenta que estaba haciendo unas cuatro películas al año y no estaba dedicando el tiempo suficiente a la investigación y desarrollo de los personajes como le gusta. Fue el momento del cambio, con personajes como No te muevas y Volver, roles intensos que marcaron un antes y un después. Así lo confesó a Marie Claire en 2019, limitándose a hacer una película al año, sobre todo en los últimos años porque “mi familia es mi prioridad”. Sin embargo, esta decisión también le permitiría entregarse como le gusta a la creación de un personaje, dando como resultado los aplausos que está recibiendo por Madres Paralelas. Unos aplausos que retumban tanto como los de Volver, enmudeciendo cualquier fracaso pasado por arte de magia. Su magia.
Por si les interesa revivirla, Woman on top está disponible en el catálogo de Disney+.
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