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Atrás en encuestas, Bolsonaro se juega la carta religiosa

BRASIL POLÍTICA Y RELIGIÓN (AP)
BRASIL POLÍTICA Y RELIGIÓN (AP)

En las afueras de Salvador, pasando una iglesia evangélica y al final de un pequeño sendero, Thiago Viana preparaba una celebración. Dos nuevos miembros de su templo saldrían pronto de meses de aislamiento, que representan el inicio de su incorporación al candomblé, la fe afrobrasileña muy popular en Brasil.

De repente empieza a sonar su teléfono, anunciando la llegada de mensajes: Michelle Bolsonaro, la esposa del presidente Jair Bolsonaro, había publicado en Instagram un video de Viana y de su hermana tirándole palomitas de maíz al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, en un ritual candomblé de limpieza asociado con Obaluaê, la diosa de la tierra y la salud. La primera dama criticó ese episodio, mientras que otros la criticaron a ella por hablar de Dios.

La publicación desató una cantidad de reacciones de pastores, legisladores y gente común, que usaron el video para afirmar que la voluntad del Señor es que Lula pierda. Algunos dijeron que Viana y la gente como él eran adoradores del diablo, aunque él dice que en el candomblé no existe el diablo.

“Por afuera tenía esa curtida caparazón de militante, pero por adentro estaba destruido. Temblaba, sentí palpitaciones”, expresó Viana. “Me esperaba esto de un evangélico común y corriente, no de alguien como la primera dama”.

Viana se vio atrapado entre el fuego cruzado de un ataque político con tintes religiosos en contra de Lula, que encabeza todas las encuestas. Bolsonaro libra una batalla a todo o nada y trata de asegurarse el crucial voto de los evangélicos, apelando incluso a la primera dama, de cara a los comicios del 2 de octubre.

Influyentes políticos y pastores evangélicos están advirtiendo a sus partidarios, a través de Facebook y de sus púlpitos, que Lula cerraría las iglesias cristianas, algo que el líder izquierdista niega. Los usuarios ponen “me gusta”, comparten y comentan las publicaciones, en lo que parece una táctica concertada, pensada para alejar a los evangélicos de Lula, según Marie Santini, coordinadora de NetLab, un centro de estudios de la Universidad Federal de Río de Janeiro que monitorea las redes sociales y se enfoca sobre todo en los evangélicos.

“Quieren convertir esta elección en una guerra religiosa”, expresó Santini.

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Esta es la primera de dos entregas de la Associated Press sobre el papel de la religión en la política de Brasil.

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Casi un tercio de la población --más del doble que hace dos décadas-- se identifica como evangélica en Brasil, de acuerdo con Eustáquio Diniz Alves, quien durante 17 años fue investigador de la escuela nacional de ciencias estadísticas.

Pronostica que para el 2031 serán el 40% y habrán sobrepasado a los católicos.

Los evangélicos ayudaron a Bolsonaro a llegar a la presidencia en el 2018 y él seleccionó a figuras de esa corriente para ocupar importantes ministerios y la Corte Suprema. En el actual ciclo electoral, sin embargo, a Bolsonaro le está costando más conquistar su voto.

Muchos evangélicos pobres añoran la gestión de Lula del 2003 al 2010, durante la cual pudieron comprar carne y pagar sus cuentas, según Esther Solano, socióloga de la Universidad Federal de Sao Paulo que estudia a los votantes de Bolsonaro y a los evangélicos. Algunos evangélicos moderados consideran que Bolsonaro los usó y que no es un verdadero cristiano, como lo indicarían su hostilidad hacia medidas para proteger la salud pública durante la pandemia del coronavirus.

Desde mayo, no obstante, varias encuestas indican que muchos evangélicos que apoyaban a Lula se pasaron ahora a Bolsonaro, un giro que muchos atribuyen a la campaña del presidente que pinta a Brasil como un país espiritualmente enfermo, que solo puede ser salvado por la fe cristiana.

Los dos candidatos son católicos, pero Bolsonaro plantea la contienda como una batalla entre el bien y el mal, en la que él es el representante de Dios y Lula el del diablo. El mandatario presenta a su esposa como la personificación de una mujer cristiana virtuosa. Ella dice que él expulsó a los demonios que ocupaban el palacio presidencial.

Santini afirma que un ecosistema de portales con desinformación religiosa y política genera contenido que los candidatos, pastores y políticos reproducen en las redes sociales. Dominan los ciclos religiosos y numerosos expertos aseguran que la contienda es una guerra religiosa.