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Barefoot: los beneficios de caminar o correr descalzo

No es una práctica mayoritaria, pero esta tendencia va en aumento

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En muchos países imbuidos por el espíritu hippie es habitual ver a gente descalza por la calle porque así se sienten mas conectados con la tierra, que les transmite su energía.

Caminar descalzo fortalece los pies y mejora la circulación sanguínea. También ayuda a la transpiración natural de la piel y, el contacto directo con el suelo simula un suave y relajante masaje muscular.

Además, según los osteópatas, andar sin zapatos hace que la biomecánica del pie (y del cuerpo entero como unidad) genere de forma natural una reorganización tensional estructural que alivia la presión producida por el calzado que utilizamos a diario.

Por eso es una práctica aconsejable para los bebés, ya que contribuye a su desarrollo, al proceso de interconexión neuronal motora y les ayuda a ganar confianza, reconocer el terreno y ubicarse mejor.

Existe un gran interés por esta tendencia a andar o correr descalzo, apoyado por un número creciente de famosos. Y es que ir sin zapatos mejora la estabilidad, porque los músculos de los pies se fortalecen; estimula las terminaciones nerviosas de los dedos favoreciendo la circulación sanguinea, y, en general, mejora la postura y el equilibrio de todo nuestro cuerpo.

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Si no te has preparado para ello (la piel debe curtirse), no debes plantearte correr por ciertos terrenos sin ninguna protección. (Foto: Getty Images)

Pero, ¿y correr descalzo? Para los expertos, el barefoot running es un deporte seguro siempre que se haga de la manera adecuada, y disminuye considerablemente las posibilidades de que el corredor sufra lesiones.

Es lo que afirma un grupo de investigadores españoles de las universidades de Granada (UGR) y Jaén que querían profundizar en las ventajas e inconvenientes de esta actividad física.

En dicha investigación, publicada en la revista Journal of Sport and Health Science, participaron 39 corredores voluntarios que tuvieron que desarrollar un programa de entrenamiento de ‘carreras descalzos’ durante doce semanas de duración para comprobar los efectos producidos en los corredores.

Los ejercicios (realizados en césped natural cuya carga era progresiva) estaban basados exclusivamente en carreras de forma continua o interválica y sprints.

Tras el período de entrenamiento, los científicos comprobaron que los atletas que corren descalzos cambian significativamente la técnica con la que impacta inicialmente el pie con el suelo.

Los corredores de apoyo retrasado, gracias a entre programa, modificaron de forma significativa hacia un patrón más adelantado, tanto a velocidad de carrera confortable (del 55,6 por ciento de apoyos retrasados a solo el 11,1 por ciento ) como a velocidades más elevadas (del 58,3 por ciento de apoyos retrasados al 13,8 por ciento).

La diferencia significativa con el running clásico reside en el tipo de apoyo del pie, independientemente de la velocidad del corredor.

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Puedes aprovechar las escapadas veraniegas a la playa para hacer una toma de contacto y ver cómo reacciona tu cuerpo al barefoot running. (Foto: Getty Images)

Correr descalzo permite incentivar la adquisición de un patrón biomecánico técnico de carrera más eficiente como sería iniciar el contacto del pie con el suelo en la zona metatarsiana (apoyo adelantado).

El empleo habitual del calzado protector moderno parece incentivar la técnica opuesta: iniciar el contacto con el suelo con la parte posterior del pie (zona calcánea, apoyo retrasado), lo cual genera importantes picos de impacto que inciden negativamente en la salud y el rendimiento deportivo del corredor.

Por este motivo muchos investigadores están profundizando en las ventajas e inconvenientes de esta forma de locomoción. Actualmente se trata de una práctica no mayoritaria, pero sí en aumento.

En las últimas tres décadas han surgido avances que han cambiado de forma radical el diseño de elementos funcionales en el calzado deportivo: media suelas acolchadas, tecnologías de control de movimiento, tecnologías para optimizar la capacidad de amortiguación, etc. Las ventajas de estos recientes avances tecnológicos en el calzado deportivo son discutidas en los foros científicos.

Lo que tienes que saber es que la manera en que un corredor absorbe y produce la energía es diferente si corre descalzo o con calzado deportivo debido a las variaciones biomecánicas que conllevan.

Al correr sin ese colchón de seguridad de la amortiguación que nos proporcionan las zapatillas, obligamos a los músculos de los pies y de las piernas a trabajar para absorber el impacto, a hacer la transición de la pisada, y lanzar el impulso.

De modo que en el barefoot runing entra en juego todo el tren inferior; el ejercicio es más completo, y sobre todo, el esfuerzo está más distribuido.

Por supuesto, la postura corporal es diferente. El peso se desplaza de forma diferente sobre las zonas del pie, puesto que se aterriza sobre la parte delantera de la planta del pie y no sobre el talón.

En el barefoot running la longitud de zancada es más corta, y la cadencia de pisada, más elevada. Cuando una persona camina o corre descalza su cabeza y sus caderas van alineadas con los pies, permitiendo a los hombros ir más relajados.

Otros resultados significativos obtenidos del estudio están asociados con el riesgo de lesiones; los investigadores observaron que respecto a la eversión interna del pie donde, en este caso, se logró mantener invariable y los referentes a la rotación del pie y tobillo en cambio, variaron desde un 5,5 por ciento hasta un 13,8 por ciento hacia una rotación más externa.

Sin embargo, los expertos advierten que para llevar a cabo esta práctica, los atletas deben someterse previamente a un reconocimiento médico multidisciplinar del sistema muscular y óseo, tanto a nivel estático (podológico y postural), como dinámico (locomoción andando y corriendo).

De la misma manera, los especialistas hacen especial hincapié en la necesidad de realizar, además, un análisis exhaustivo de la técnica, de la cinética, de los elementos estáticos y contráctiles del corredor, así como del calzado habitual empleado.

Otro aspecto importante es el terreno sobre el que corras. Si tienes la suerte de poder entrenar en la playa o sobre hierba, quizás no necesites nada más que tu fuerza de voluntad. Si corres en el monte o sobre asfalto, la cosa cambia. En este caso deberías diseñar un plan de entrenamiento gradual con tomas de contacto muy suaves y distancias inferiores a las que estés acostumbrado. Este proceso requiere su tiempo.

Es decir que los beneficios de la carrera descalza son alcanzables siempre y cuando se consigan adquirir unos hábitos técnicos. En caso contrario, podría implicar la aparición de otros factores de riesgo (ampollas, cortes, heridas, lesiones plantares, sobrecarga de gemelos, etc). Por ello debes ser prudente a la hora de iniciarte en dicha práctica. Piénsalo bien, y si te decides, quizás te convenga hacerte con una zapatillas minimalistas de iniciación al barefoot running.

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