Por qué no es buena idea tomarse el vaso de agua de la noche anterior

Son tantos los beneficios de tomar agua que muchas personas suelen beberse un vaso antes de irse a dormir, y dejan otro vaso justo al lado de la cama por si les entra sed durante la noche o para tomárselo nada más despertarse. Sin embargo, según la ciencia, no deberías hacerlo

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Todo lo que está pululando por el ambiente del dormitorio puede ir a caer ahí dentro, sin mencionar las veces que tosemos o estornudamos, o lo hace la persona con la que compartimos cama. (Foto: iStock)

Puede que la mayoría de vosotros tenga la costumbre de dejar un vaso de agua en la mesita del dormitorio del que poder beber por la noche cuando le entra sed o para beber agua por la mañana nada más despertarse. Es uno de los hábitos que más personas repiten cada día, pero muy pocos cambian el recipiente o su contenido a diario.

También deberías saber que dejar el vaso durante una o varias noches seguidas con el mismo agua o llenarlo una vez tras otra, mezclando el agua nueva con la que ya contenía, es una costumbre bastante insalubre ya que puede favorecer un cultivo de bacterias de donde podría surgir alguna infección -tras ingerirla- que acabaría provocándonos una enfermedad.

Después de tantas horas...

Ese vaso de agua que se queda a la intemperie durante muchas horas, “pasa por un proceso de invasión de microorganismos a lo largo de la noche”, explica el doctor Kellogg Schwab, director de Johns Hopkins University Water Institute, quien avisa de que se pueden posar insectos, polvo y otros agentes patógenos en general que entrarán en nuestro cuerpo alterando la flora bacteriana intestinal. Para evitar que el agua queda expuesta a las bacterias del ambiente, aconseja dejar el vaso tapado.

Y es que si bien el agua tratada contiene cloro que controla la presencia de estas pequeñas comunidades, a temperatura ambiente éstas empiezan a multiplicarse rápidamente. Así lo advierte Diego Sevillano Borkowski, especialista en potabilización del agua, quien recuerda en Alimente (El Confidencial) que al agua del grifo se le añade cloro que impide que los microbios la colonicen, pero "ese cloro empieza a evaporarse desde el momento en que el agua sale de la tubería. A partir de ahí, diferentes organismos perjudiciales pueden comenzar a multiplicarse”.

Por eso coincide con Sachwab al señalar que "si vives en algún sitio con presencia de insectos, lo mejor será tapar el vaso o utilizar una botella".

Si encima usas siempre el mismo vaso

El hecho de utilizar el mismo vaso un día tras otro y, además, aprovechar el mismo líquido hace que ese recipiente se convierta en un perfecto lugar donde crearse un cultivo de bacterias y microorganismos que posteriormente ingerimos a la hora de beber. Así lo asaegura Aaron Margolin, profesor de microbiología en la Universidad de New Hampshire (Estados Unidos). En declaraciones a Men's Health advierte de la cantidad ingente de gérmenes que ingerimos a cada trago que damos a esos vasos que reutilizamos durante varios días.

Aunque no se vean, el vaso de tu mesita de noche, del estudio o de tu lugar de trabajo está repleto de bacterias y gérmenes potencialmente peligrosos que pueden generar virus o parásitos intestinales.

Por qué salen burbujitas

Aparecen porque el agua cambia de temperatura y tiende a igualar la que hay en el ambiente, provocando una pérdida de gases y un leve cambio en su sabor. Si has llenado el vaso de agua fría, por ejemplo, las burbujitas aparecerán a medida que se caldee, en el proceso de cambio de temperatura fría a tibia para alcanzar la temperatura ambiente.

Puede sentarte mal

Cuando bebemos y colocamos la boca en el vaso estamos en buena parte, contaminándolo porque tal y como el doctor Marc Leavey en 'Reader Digest', "nuestra saliva contiene y transporta bacterias, de modo que si se dejan incubar durante horas, podrían contaminar el agua y cuando vuelvas a beberla enfermarte”.

Aunque podría ocurrir, es difícil que te pongas malo por tragarte tus propias bacterias, pero Leavey no aconseja beber ‘agua pasada’ si tu sistema inmunitario no se encuentra en sus mejores condiciones, si tienes una enfermedad inmunodeficiente o sigues un tratamiento con quimioterapia.

Pero no deja ser potable

A pesar de sufrir todos estas modificaciones lo más importante es que se producen una serie de reacciones químicas.

Esto es en concreto, lo que le pasa el agua al dejarla a temperatura ambiente:

  • Primero absorbe una pequeña cantidad de CO2.

  • Una minúscula proporción se transforma en ácido carbónico.

  • Tras perder uno o dos protones, el ácido cárbónico forma a su vez carbonatos y bicarbonato.

  • Como consecuencia, el pH baja volviendo el agua ligeramente más ácida y cambiando sus características organolépticas. Aunque sigue siendo bebible (salvo por los gérmenes que nadan en la superficie).

Otro caso también explicado por el director del Johns Hopkins University Water Institute, es el de la botella de plástico que dejamos abandonada en nuestros vehículos y que se expone a altas temperaturas durante un periodo de tiempo prolongado. En este caso las botellas de agua plástica contiene un químico llamado BPA, un tóxico que se libera al exponerse el plástico a altas temperaturas. Este químico interrumpe el buen funcionamiento de las hormonas. Por este motivo, los biberones no contienen BPA, para poder ser esterilizados.

Nuestro cuerpo necesita de un mínimo de 8 vasos de agua al día, pero no cualquier tipo de agua. Cuando vayas a tomar agua intenta que esté libre de gérmenes y de BPA, así evitas problemas renales y complicaciones hormonales tal como hipotiroidismo e hipertiroidismo.

En definitiva, es bueno beber un vaso de agua tibia al levantarse para estimular la expulsión de toxinas, pero mejor no hacerlo del vaso que hemos dejado al lado de la cama ya que puede contener bacterias o patógenos. Aunque según los expertos podría usarse el mismo vaso un máximo cinco días seguidos,mejor si se cambia a diario, pero siempre tirando el líquido de la noche anterior y rellenando el vaso con agua nueva cada jornada.

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