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Bee Gees: la canción que desató la fiebre por la música disco

Barry Gibb canta "You Should Be Dancing"
Video Oficial 1976

“Échenle toda la culpa”. Pausa en la historia de la música pop de los 70. En los estudios Criteria de Miami, Barry Gibb está por sobregrabar una voz en contrapunto en el final de una canción inspirada en el R&B y el Philly sound (una alternativa a la hegemonía de Motown) llamada “Nights On Broadway”. Bee Gees está en el camino de la reinvención y quedaría demostrado que David Bowie no era el único capaz de hacerlo.

La era del pop barroco que los había encumbrado entre fines de los 60 y la nueva década parecía totalmente olvidada en el invierno boreal del 75 (aunque en Miami nunca es invierno) en el que estaban tanteando un nuevo comienzo. Así que el sagaz productor Arif Mardin le pide a Barry que agregue una voz en contrapunto al estribillo que dice eso de “Blame it all to the nights of Broadway” y al hermano mayor de los australianos-ingleses se le vienen a la mente las voces en falsete de grupos vocales negros (The Delfonics, The Stylistics) con los que ellos mismos habían puesto en escena sus prodigiosas armonías vocales. Play entonces. Barry replica a su propia voz en un doble castrati, y surge ese agudo, ese falsete que de allí en más quedaría impregnado en la memoria pop como el llanto de niño de un hombre con melena de león: la definitiva marca sónica de los Bee Gees .

“Nights On Braodway”, publicada en el excelente álbum Main Course, es el equivalente del “Young Americans” (también editada en el 75) de David Bowie, dos lecturas inglesas de esa New York que quedaría plasmada en Taxi Driver, de Martin Scorsese y en la adaptación al cine del artículo de no-ficción “Tribal Rites of The New Saturday Night”, escrito por Nick Cohn en la revista New York y cuya adaptación en Fiebre de sábado por la noche terminaría convertida en uno de los mayores éxitos de taquilla en la historia del cine y un fenómeno cultural global.

Barry Gibb canta "You Should Be Dancing"
Video Oficial 1976


Barry Gibb canta "You Should Be Dancing" (Video Oficial 1976/)

Los Bee Gees cosecharían mucho más éxito que Bowie en los años siguientes pero entrarían en los 80 condenados por la intelligentsia como los mercenarios de la música disco. El reciente estreno del documental How Can You Mend A Broken Heart (Amazon Prime Video) viene a poner las cosas en su lugar y a echar luz sobre la larga sombra que el mismo fenómeno que contribuyeron a crear proyectó sobre ellos, del que solo queda en pie Barry.

“Nights On Broadway” es el prólogo a la mejor y más duradera pieza de música dance escrita jamás por los Bee Gees. El puente entre la búsqueda de una nueva identidad de Main Course y el demencial suceso de Saturday Night Fever está en la apertura del siguiente álbum, Childrens Of The World, de 1976, y se llama, claro, “You Should Be Dancing”. Es ahí donde aparecen en toda su dimensión los nuevos Bee Gees, reyes del falsete, de la bola de espejos y el piso iluminado de las discotecas. Quienes en esa puesta en voz andrógina mejor capitalizaron el underground dance de New York que hasta 1974 era un asunto casi clandestino de negros y gays. Sin declaraciones estéticas rimbombantes, sin que se estuviera esperando de ellos la-gran-cosa-nueva, los Bee Gees le dijeron al mundo eso: “deberías estar bailando”. Y los pies del mundo se rindieron ante semejante pieza de mecano funk (ok, disco).

 Bee Gees en acción, en pleno despegue de la música disco
Video Oficial 1976


Bee Gees en acción, en pleno despegue de la música disco (Video Oficial 1976/)

“You Should Be Dancing” se abre paso como un blitzkrieg afro. Sam, tocála de nuevo. Bombo y bajo en sincro, tumbadoras, efectos percusivos, un sinte que se advierte a lo lejos y se viene como una ola, un fraseo de guitarra y la entrada triunfal de otra guitarra wah wah y la batería. Todo un mundo sensual y avasallante que dura apenas ocho segundos hasta que llega Barry, el hermano mayor, alternando su falsete de cantante negra con su voz natural: un increíble hombre-mujer que dice: “Mi nena se mueve desde la medianoche hasta bien entrada la mañana/Mi nena me mantiene alto y me da calor”. No es un gran aporte al arte de la narrativa pop, es cierto, pero tampoco difiere mucho de los escarceos eróticos de Robert Plant en Led Zeppelin. El asunto es que si en aquel había una influencia evidente de la interpretación de los blues por Janis Joplin, en los Bee Gees los sexos se disuelven: ¿La nena es la misma que canta? Y al fin de cuentas aquí nadie le está prestando atención a la letra porque el sonido es de una precisión que apabulla: un misil teledirigido a las hormonas.

John Travolta en Fiebre de sábado por la noche
Video Oficial 1976


John Travolta en Fiebre de sábado por la noche (Video Oficial 1976/)

Claro que se pierde de vista que los Bee Gees no solo eran los tres niños cantores de Brisbane o Manchester sino que desde 1974 funcionaban como una banda. El sonriente Robin (1949-2003) se había afirmado como bajista en tándem con el baterista Dennis Bryon (cuya dinámica es carne de sampler) y el ensamble se completaba con el guitarrista Alan Kendall (un preciosista de la rítmica) y el fundamental tecladista Blue Waver que antes había reemplazado a Rick Wakeman en los progresivos Strawbs cuando el maestro se unió a Yes, en 1972. Tal el vínculo íntimo entre el rock sinfónico que hegemonizaba el gusto rockero argentino hacia mediados de los 70 y lo que se llamaría pronto disco que, a su vez, hegemonizaba todas las fobias de ese mismo público: al baile y la industria (como si Yes no editase miles de discos también) pero quizás también a la música negra (ni siquiera el soul era considerado in) y la homosexualidad.

Es emblemático de este asunto la tapa de la revista Expreso Imaginario con la foto de John Travolta intervenida por un tomatazo. El fenómeno disco tuvo, es cierto, una expansión asfixiante que rebosaba de subproductos pero la música que tocan los Bee Gees en “You Should Be Dancing” es tan sofisticada (o más) que un rock que utilizaba partes de Brahms en sintetizador para prestigiarse como cultura alta.

 Bee Gees
Video Oficial 1976


Bee Gees (Video Oficial 1976/)

Irresistible

Con todo, lo más electrizante de “You Should Be Dancing” está en ese pasaje del estribillo donde Barry dobla la voz y un golpe de moog en unísono con una trompeta culmina en el mandato: De-be-rías es-tar bai-lan-do. Solo Chic pudo superar algo semejante con su funk articulado como un poema de T.S.Eliot, monólogo interior del groove y el ritmo. Por más comprometido con la cultura rock que se estuviera había que ser una momia para no sentirse afectado por “You Should Be Dancing”, que abrió la puerta a los hits posteriores del trío en la banda de sonido de la película que vendió 30 millones de copias en todo el mundo.

Bee Gees
Bee Gees


Los hermanos Robin, Barry y Maurice Gibb

Eran comerciales, sí, pero fueron los mejores intérpretes blancos de una música en esencia negra por lejos. Ninguna de las apropiaciones posteriores (Rolling Stones, Electric Light Orchestra, Rod Stewart, Queen) se le acercan porque son todas impostaciones. Ni siquiera el magnífico “Let’s Dance” con el que Bowie consiguió romper el hielo yanqui puede competirle en ese vértigo, en esa fiebre de vivir y bailar para contarlo que trasunta la mejor canción dance de los Bee Gees (sólo debajo de “I Feel Love”, de Donna Summer y Moroder en ese sentido).

Editada como simple de Children Of The World (donde los Gibb posan como aviadores civiles: incomprensible), “You Should Be Dancing” posicionó a los Bee Gees en el número uno del Hot 100 de Billboard y alcanzó el número uno en el Reino Unido. En Argentina se editó por CBS (el sello original era RSO, la compañía de Robert Stigwood, antiguo colaborador de Brian Epstein) con “Subterráneo” (“Subway”, en el original), otra pieza disco-funk en la cara B. Y ya se dejaba escuchar en Experiment, la primer discoteca de Buenos Aires inspirada en el modelo neoyorquino, antes de que la película repitiera aquí el fenómeno de recaudación. En la misma medida de una fobia y rechazo que solo despreciando la esencia misma de baile del rock and roll se puede tener por una pieza tan perfecta como “You Should Be Dancing” que, claro, también era bailada por Travolta en la película. El tomatazo pasó de largo (”échenle la culpa a Tarantino”).