De La Beriso a La bohème: por qué volver al Colón o ir a ver una ópera por primera vez

Ensayo general de La Bohème, que abre hoy la temporada lírica del Colón
Prensa Teatro Colón

Hace unos días, en el Colón se ofreció un ciclo de shows sinfónicos con artistas populares. Dejando de lado la satisfacción que esos músicos deben haber sentido, este tipo de hibridaciones, artísticamente hablando, nada aportan ni a los músicos populares y sus seguidores ni, por supuesto, al teatro de la calle Libertad. Además, quienes consideran al Colón como un Olimpo sacrosanto al que estos espectáculos mancillan y profanan, tal vez pudieron aceptar, a regañadientes, que por el escenario pasaran Los Nocheros, Palito Ortega, Luciano Pereyra o Valeria Lynch. Pero La Beriso, la muy buena banda de rock nacida en Avellaneda hace más de veinte años, y sus fanáticos, definitivamente en terreno ajeno, hicieron saltar todas las alarmas. Las autoridades de entonces y los promotores de este ciclo deben saber para qué lo llevaron adelante pero queda claro que estos eventos no amplían públicos para el Teatro Colón.

Acudir al teatro per se no impulsa a nadie para ir, después, a ver una ópera o un concierto sinfónico. Pero, para estos menesteres, por ejemplo, bueno sería motivar a habituales consumidores culturales para que vayan a ver La bohème, la ópera de Puccini que hoy comienza un periplo de nueve funciones. Y con ese propósito, acá van algunas razones para que los amantes del cine, la lectura, el teatro, las artes plásticas y las series de Netflix y que, por lo que fuere, no consumen óperas, tengan ganas de ir y ver de qué se trata. Después de todo, si se lograra apartar algún preconcepto asentado, son altísimas las chances de toparse con un espectáculo que bien puede conmover las almas y conformar el buen gusto de los más exigentes.

Moulin Rouge (2001), de Baz Luhrmann, una de las muchas obras que tiene una deuda enorme con La Bohème
Moulin Rouge (2001), de Baz Luhrmann, una de las muchas obras que tiene una deuda enorme con La Bohème


Moulin Rouge (2001), de Baz Luhrmann, una de las muchas obras que tiene una deuda enorme con La Bohème

La bohème es una ópera en cuatro actos de Giacomo Puccini, cantada en italiano y estrenada en 1896. Por el idioma, vale aclarar que, como en el cine, sobre el escenario, en una pequeña pantalla rectangular, se traduce al castellano todo lo que se canta. Es una ópera sumamente popular y, en lo que va del siglo, está en el cuarto lugar entre las más representadas en todo el mundo. Esencialmente, es una historia de amor. La acción transcurre en París, hacia 1830, y está atravesada por el romanticismo propio del siglo XIX, con pasiones, contratiempos, felicidades y desventuras y, como era propio de las historias románticas, con un final particularmente doloroso. La bohemia a la cual hace referencia el título, es la de unos jóvenes poetas, músicos y artistas que tratan de engañar a la precariedad en la cual viven a través de ilusiones, amores y proyectos.

Si de una ópera hablamos, queda claro que estamos con un espectáculo escénico que, de principio a fin, es llevado adelante por medios musicales y, en este campo, Puccini, junto a Mozart, Verdi y Wagner, puede ser considerado como uno de los operistas más notables de todos los tiempos. Sin lugar a dudas, la música de La bohème es particularmente bella. Sus cuatro personajes principales son Rodolfo, un poeta; Mimì, una modista; Marcello, un pintor, y Musetta, una cantante. Los amantes del tango deben recordar “Griseta”, el melancólico tango de Enrique Delfino y José González Castillo, de 1924, que describe a Griseta como una mezcla rara de Musetta y de Mimí, precisamente, las dos protagonistas femeninas de La bohème.

Variada, cambiante y muy bien llevada teatralmente, la ópera presenta una serie de arias bellísimas. En este sentido, cabe recordar que un aria es un momento de canto solista en el cual un personaje expresa, vocalmente, sus alegrías, pesares y, en general, sus emociones más íntimas. Dos de las arias más conocidas son “Che gelida manina” y “Sì, mi chiamano Mimi”, cantadas por Rodolfo y Mimì, en el primer acto, cuando se conocen. También hay dúos, tríos, escenas de conjunto y hasta una fiesta popular en el Barrio Latino de París.

La bohème, con dos elencos diferentes, se ofrecerá en nueve oportunidades desde hoy y hasta el domingo 27. Nunca lo podremos comprobar pero sería fantástico que, entre el público, hubiera una gran cantidad de oyentes disfrutando por primera vez de una ópera.