Bisfenol A: así afecta a los niños

La exposición al bisfenol A (BPA), incluso durante el embarazo, es mala para la salud, particularmente en los bebés y los niños. Estas son las consecuencias para su salud respiratoria según un nuevo estudio

(Foto: Skip Hop)
El BPA es un producto químico que se encuentra en muchos envases de plástico (botellas de agua entre otros) y puede transferirse a los alimentos, pero también se ha detectado en algunos cosméticos, juguetes o tiques de compra procedentes de las cajas registradoras. (Foto: Skip Hop)

Las mujeres embarazadas que se exponen a mayores niveles de la sustancia química habitual bisfenol A (BPA) tienen más probabilidades de tener hijos con sibilancias y una función pulmonar deficiente, según un estudio presentado en el congreso internacional de la European Respiratory Society.

El BPA es una sustancia química que pertenece al grupo de los fenoles, los cuales se utilizan para la fabricación de envases de alimentos, latas, botellas de plástico, juguetes y algunos tipos de papel. Los estudios anteriores ya sugerían que los fenoles pueden interferir en las señales hormonales del cuerpo.

El nuevo estudio ha analizado la exposición de mujeres embarazadas a varios fenoles, observándose que la mayoría de las mujeres que participaron en el estudio presentaban niveles detectables de BPA en la orina. Los niños nacidos de mujeres con niveles más altos de BPA aumentaban las probabilidades de tener una menor capacidad pulmonar y padecer sibilancias.

La investigación ha demostrado que BPA es un disruptor endocrino, un producto químico que remeda, bloquea o interfiere en las hormonas del cuerpo. (Foto: Getty)
La investigación ha demostrado que BPA es un disruptor endocrino, un producto químico que remeda, bloquea o interfiere en las hormonas del cuerpo. (Foto: Getty)

Así lo explica Alicia Abellán, investigadora predoctoral del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa, explica que “los fenoles son químicos a los que estamos permanentemente expuestos en nuestro día a día, siendo el BPA el fenol más habitual”.

A los fenoles se les conoce como ‘alteradores endocrinos’, lo que significa que pueden interferir en el sistema hormonal y, por consiguiente, alterar muchas funciones corporales esenciales, incluidos los sistemas respiratorio e inmunitario.

Los resultados mostraron que el 79 por ciento de las mujeres embarazadas presentaban cantidades detectables de BPA en la orina. También se encontraron otros fenoles menos habituales, como el bisfenol S y el bisfenol F, pero en un número menor de mujeres. Los investigadores descubrieron que las mujeres con niveles más altos de BPA tenían un 13 por ciento más de probabilidades de tener hijos que sufrieran de sibilancias. También observaron que el doble de BPA en la orina de la madre coincidía con una disminución estimada de 5 ml en la capacidad pulmonar del niño.

Los investigadores sostienen que estos resultados se ven reforzados por el hecho de que los datos se han obtenido a través de ocho estudios diferentes en Europa, con una gran cantidad de participantes.

Sin embargo, señalan que un posible punto débil del trabajo es que tuvieron que recurrir a mediciones de fenoles de solo una o dos muestras de orina por mujer, lo cual solo da una instantánea de la exposición reciente.

“Nuestro estudio no revela cuál es la relación exacta entre ambos aspectos, pero estudios anteriores realizados en animales han demostrado que la exposición prenatal al BPA puede atrofiar los pulmones en desarrollo y afectar al sistema inmunitario. Podría ser que estas sustancias químicas interactúen con las señales hormonales en el bebé en proceso de crecimiento y alteren el desarrollo correcto de los sistemas inmunitario y respiratorio”, explicó Abellán.

Utiliza recipientes de vidrio, porcelana o acero inoxidable para alimentos y líquidos calientes en lugar de recipientes de plástico. (Foto: Getty)
Utiliza recipientes de vidrio, porcelana o acero inoxidable para alimentos y líquidos calientes en lugar de recipientes de plástico. (Foto: Getty)

La investigadora señaló también que en la actualidad “no existe un consenso general sobre un nivel seguro de exposición a los fenoles, pero hace poco el Tribunal General de la Unión Europea clasificó el BPA como una sustancia química ‘extremadamente preocupante’”.

Los investigadores tienen previsto continuar el trabajo analizando la exposición al BPA y sus efectos en diferentes patrones de sibilancias durante la niñez, así como estudiando los efectos de los demás fenoles que encontraron en concentraciones más bajas.

Pequeñas pero cuantificables diferencias

Según la catedrática Daiana Stolz, del Hospital Universitario de Basilea en Suiza, y presidenta del Consejo de Educación de la European Respiratory Society, “la exposición en el útero al BPA puede dar lugar a diferencias pequeñas pero cuantificables en la función pulmonar de los niños. Probablemente, estos efectos no tengan gran impacto en niños por lo demás sanos, pero cobran mucha importancia cuando consideramos la salud de toda una población”.

“Los responsables de la formulación de políticas y los profesionales clínicos deben ser conscientes de que estas sustancias químicas habituales podrían afectar a las primeras etapas de desarrollo del bebé, así como del impacto que podrían tener en la salud de nuestra población en etapas posteriores, ya que sabemos que las personas con una función pulmonar deficiente en las primeras etapas de la vida son más propensas a desarrollar neumopatías crónicas como la EPOC”, añade Stolz, quien matiza que es necesario seguir investigando para confirmar la relación entre la exposición a los fenoles y los efectos en las vías respiratorias, así como para evaluar las mezclas de sustancias químicas en nuestro entorno y sus efectos en la salud respiratoria.

Más consecuencias para el feto

La exposición de las embarazadas al BPA puede modificar los ritmos circadianos y puede causar hiperactividad en sus hijos según las conclusiones de otro trabajo realizado por endocrinos y presentado en el encuentro anual ENDO 2019, celebrado en Nueva Orleans (EEUU).

Esta sustancia es capaz de traspasar la placenta y como el feto, dentro del útero materno, tiene un metabolismo más lento, permite que el bisfenol A se mantenga más tiempo en su organismo y tarde más en eliminarlo.

"Cuando los bebés todavía están en el útero, son especialmente vulnerables a estas sustancias porque todavía no han establecido la capacidad de eliminar sustancias tóxicas, y sus sistemas respiratorio e inmunológico aún se están desarrollando", matiza Abellán.

Por otro lado, la exposición al BPA durante el embarazo puede causar daño oxidativo poniendo al menor en riesgo de desarrollar diabetes o enfermedad cardiaca más adelante

¿Y en los adultos?

Este producto tóxico puede afectar a la fertilidad, al aparato reproductor, al sistema endocrino, al desarrollo cerebral y también puede provocar cambios conductuales en la etapa adulta. Incluso se ha relacionado con algunos tipos de cáncer.

De hecho, Desde 1936 se sabe que el bisfenol A imita a los estrógenos, actuando en los mismos receptores que esta hormona femenina. Otros estudios exponen que la acción del BPA está relacionada con una disminución en la cantidad y calidad de los óvulos maduros, aparición de quistes ováricos y un mayor crecimiento de las células cancerosas en los casos de cáncer de mama.

De acuerdo con varios informes publicados en la prestigiosa revista científica de la American Medical Association, incluso a niveles muy bajos de concentración, el BPA puede estar asociado a la diabetes, la obesidad, la infertilidad, el cáncer de mama o de próstata, los problemas cardiovasculares, las alteraciones en el desarrollo neurológico y cerebral, y a los trastornos del comportamiento.

5 claves para evitar el BPA

  1. Fijarse en los códigos. Los plásticos que no contienen BPA, ftalato, ni poliestireno expandible son los que llevan los códigos de reciclaje con los números 1 (Pete), 2 (HDPE), 4 (LDPE), y 5 (PP), según la Unidad Especial de Salud Ambiental Infantil (PEHSU, por sus siglas en inglés).

  2. No comprar alimentos enlatados. El BPA utilizado en el revestimiento de las latas puede filtrarse en el contenido de los alimentos, especialmente en el caso de los líquidos, como las sopas y las salsas.

  3. Sustituir el aceite embotellado en plástico por el de vidrio, ya que tiene una mayor tendencia a filtrarse en este producto.

  4. No recalentar la comida en envases de plástico en el microondas ni hervir biberones de plástico hecho con BPA.

  5. Evitar la reutilización de botellas de plástico para beber.

Y recuerda, si tu hijo es un bebé intenta evitar que use biberones de plástico transparente o recipientes con el número 7 de reciclaje, así como las letras “PC” impresas en los mismos; contienen BPA. Busca biberones plásticos certificados o identificados como libres de BPA.

¿Conocías los riesgos del bisfenol?

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