Bling-bling, ñam-ñam: comidas bañadas en oro solo aptas para millonarios

En el libro de Roald Dahl ‘Charlie y la fábrica de Chocolate’ era requisito encontrar un ticket dorado en las tabletas de chocolate para conocer los entresijos de los bombones de Willy Wonka. Eso sí, no se comía y simplemente era un símbolo de la buena suerte. Ahora, sin embargo, el oro y la comida se unen más que nunca con el primero revistiendo alimentos en una mezcla que quizá no necesitábamos pero a la que cuesta resistirse. Bienvenidos a la era de los platos bañados en oro.

Alitas de pollo doradas… para paladares exigentes.
Alitas de pollo doradas… para paladares exigentes.

Si hay un plato sencillo, económico y humilde ese son las alitas de pollo. Es más, ni siquiera son la parte más noble de este ave, un honor que podría corresponder a la pechuga. Pese a todo ello, en el restaurante The Ainsworth de Nueva York han pensado que sería buena idea ofrecer en su menú alitas de pollo con oro de 24 quilates. Según el menú, están espolvoreadas con oro y pasan 24 horas en salmuera con miel de chipotle de mantequilla de coco dorado y se sirven con un queso azul gourmet como acompañamiento. El precio por 10 alitas es de 45 dólares, mientras que 20 salen por unos 90. Es decir, que es una ración que cuesta casi 10 veces más que lo que solemos pagar por una normal y corriente. La pregunta es ¿merece la pena?

10 alitas de pollo cuestan unos 45 euros.
10 alitas de pollo cuestan unos 45 euros.

El uso de oro en productos destinados a la alimentación tiene el valor simbólico de la exclusividad más que del sabor que pueda aportar. Resumiendo, el aporte de oro excita nuestra visual pero deja frío a nuestro paladar. Aun así el tirón que tiene hace que muchos restaurantes no se resistan a utilizarlo. Es el caso del restaurante Serendipity 3, también neoyorquino, y que en 2007 -año precrisis- se lanzó a la piscina con su ‘Frrozen Haute Chocolat’, una mezcla de 28 cacaos incluyendo 14 entre los más costosos. Además, el postre estaba infusionado con 5 gramos de oro comestible de 23 quilates. El precio rondaba los 25.000 dólares. A su lado, las aitas de pollo parecen un chollo.

El cava con oro producido en Cataluña.
El cava con oro producido en Cataluña.

Tampoco hay que irse tan lejos. En España, la empresa Thepaex elabora un vino espumoso con doble fermentación y crianza de 24-30 meses, y que es un coupage de las variedades macabeo, xarel·lo y parellada, aunque su mayor originalidad reside en las partículas de oro que añaden durante su elaboración a este brut nature y que le dan un aspecto entre glamuroso y, para qué negarlo, muy llamativo. Sus creadores aseguran que el oro, además de aportar distinción, juega a favor de la salud ya que existen diferentes estudios que muestran que contribuye a eliminar toxinas y retrasar el envejecimiento. Al mismo tiempo, posee cualidades antioxidantes y antiinflamatorias. La demostración palpable de que un poco de lujo siempre viene bien para el cuerpo.