Carlos Santana, enamorado y cumpleañero, recuerdo de su mejor concierto en México

Este 20 de julio el maestro Carlos Santana celebrará su cumpleaños número 63, seis decenios dedicados prácticamente a la música. En estos días sorprendió Carlos porque en pleno concierto, en Chicago, pidió matrimonio a su baterista, Cindy Blackman.

Carlos es el músico rockero mexicano más grande que ha dado este país. Son varios nuestros músicos que han destacado en el extranjero, pero sin lugar a dudas es Carlos el que ha alcanzado un mayor reconocimiento internacional.

Nació en Autlán de Navarro, Jalisco, un pequeño poblado del occidente del país, al cual se puede llegar por una carretera llena de curvas. Hace unos años allí mismo se le rindió un gran homenaje a Santana, el 27 de febrero de 2001: se le reconoció como hijo predilecto, se le entregaron las llaves de la ciudad, develó su estatua, inauguró la calle que lleva su nombre, entre otras actividades.

Carlos llegó a su pueblo natal acompañado de su familia, mamá, hermanos, sólo faltó su “Chocolata”, como le decía a su esposa de entonces, Deborah Santana. Fue un día intenso y maravilloso. La gente del pueblo en su mayoría no entendía porque la presencia de tantos medios de comunicación.

Imaginen como lucía el pueblo de festivo, pues además celebraba su carnaval, había fiesta de toros y una gran feria. La mayoría de los hombres, jóvenes y adultos, usan sombrero, las mujeres son bellísimas, coquetas y sencillas.

En casi todas las calles se colgaron enormes mantas en las que se leía la bienvenida a Carlos Santana y se decía que 2001 era el año de Santana. Sólo que la mayoría de los lugareños se preguntaba quién era precisamente Santana, sinceramente no lo conocían.

La casa en que nació Carlos estaba deshabitada, más no abandonada, es un gran cubo que en medio tiene un pequeño huerto-patio, como la mayoría de las casas de esa zona.

Muy cerca de ahí vive su tía Teresa, hermana de su padre, José Santana, el violinista que le dio la vida y le enseñó las primeras notas a uno de los guitarristas más importantes del planeta.

La casa de la tía Tere la arreglaron los familiares por si Santana iba a visitarla (cosa que nunca sucedió), había una ofrenda a la virgen, flores y plantas por toda la casa, como marco a la felicidad que irradiaban por la posibilidad que al fin se daba de ver de cerca a su famoso familiar.

Santana llegó a la presidencia municipal, recibió la distinción como hijo predilecto y las llaves de la ciudad. Después salió al balcón del Palacio Municipal a saludar a la gente, poco más de un centenar de personas que por fin veían a Santana, aunque repito, muchos no sabían el tamaño de la persona que ha puesto en grande el nombre de Autlán de Navarro.

Carlos fue a develar la guitarra que se colocó al frente de la calle que lleva su nombre, que es la primera que hay a la entrada del pueblo, después conoció a niños de la calle y otros centros de ayuda. Ofreció una rueda de prensa en la que agradeció la atención brindada.

Se leyeron mensajes de agradecimiento, unos niños bailaron para el músico, que en un gesto de emoción se quitó una hermosa cruz que colgaba de su cuello y regaló a una de las niñas que bailó.

Carlos viajó en autobús con toda su familia, subían y bajaban como en camión de La Familia Burrón. No hubo guaruras ni escoltas, no autos de lujos ni alfombras rojas. No. Santana estaba caminando por las calles de su pueblo como uno más, ante varias muestras de cariño hacia su persona.

En la tarde fue a develar la estatua que se colocó en una amplia plaza con jardín. Allí mismo se inauguró un busto en honor a su padre, José Santana, “Filarmónico que inculcó el gusto por la música a su hijo, el guitarrista Carlos Santana”, se leía en la placa,

En tanto, bajo la estatua de Santana se escribió: “Carlos Humberto Santana Barragán. 20 de julio de 1947. Autlense distinguido internacionalmente como compositor y guitarrista”.

Allí mismo tocó Santana, regaló un concierto memorable y breve, fue acompañado por un mariachi y también por sus amigos de Maná. El Oye como va retumbó en una de las noches que seguramente será inolvidable para el músico y el más significativo que ha dado en nuestro país.

En esta visita Santana trajo un regalo que nunca se pudo dar, pues ofreció a su gente que escogieran lo que querían: un aeropuerto, un hospital o una escuela. Ninguna se pudo materializar, pues las autoridades vieron que todo era muy difícil de sostener, sobre todo el aeropuerto y el hospital, mientras que la escuela no dependía solamente del municipio.

Sirvan estas líneas para recordar uno de los pasajes más significativos de Santana en México, y que no aparecerán con seguridad en ninguna de las tantas biografías que se le han dedicado y se le escribirán.

El escritor y periodista Rafael Molina lleva bastante tiempo en la elaboración de un libro en la que intervendrán varios escritores en torno a la obra del maestro Santana. El guitarrista que habla con la virgen, toca como los dioses y que ahora anda de enamorado.

¿Tienes alguna anécdota de Carlos Santana?

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