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La descortesía de llegar a los 50 años de edad

A los 50 el cuerpo refleja las batallas, las ganadas y las perdidas. / Foto: Thinkstock
A los 50 el cuerpo refleja las batallas, las ganadas y las perdidas. / Foto: Thinkstock

Alguien muy sabio acuñó la siguiente frase: “La vida comienza los 40”. Lo cierto es que cuando se ha llegado a la quinta decena, el asunto tiene otro color. Si se supone que a los cuarenta debemos renacer al segundo tramo de nuestra existencia, entonces a los cincuenta seremos unos preadolescentes de la segunda etapa de la vida.

Como corresponde a esta reciclada inmadurez, nos llenaremos de una buena cantidad de conflictos y nuevas inseguridades. Pero a la vez aquellas serán, paradójicamente, de un tono más maduro. Es posible que lejos de disfrutar esta época, los hombres adquieran más dudas que certezas.

Serán tiempos de elaborar balances y sacar conclusiones. Quizá no sea correcta la expresión que define este momento como “la mitad de la vida”, pues nadie tiene esperanzas racionales de llegar a los 100 años. De todos modos podrá tener categoría de “situación bisagra”, un espacio en donde se dividen dos tiempos. Y si decimos que existe una bisagra habrá una puerta, y su existencia supone que debamos abrirla e ingresar. En este caso, el ingreso es forzado e inapelable. El tiempo no detiene su empuje, es inexorable.

Para los hombres existen dos grandes líneas:

Por un lado, los que han llegado a la cúspide y ello les ha obligado a dejar algunas cosas en el tintero y ahora es buena ocasión para recuperar el “tiempo perdido”. Consecuencia: Se exacerbarán los casos de infidelidad, siempre con señoritas mucho más jóvenes. Lo que hemos dejado de vivir a los 30, lo haremos a los 50. Allí entrarán las motocicletas, los automóviles deportivos y algunos excesos más, pendientes de tiempos mozos.

Por otro lado, que coexiste con la anterior, hay una línea a la que pertenecen los hombres que no han colmado sus expectativas. Sienten que no alcanzaron las metas que deberían, de acuerdo con una lista de logros asignados al momento de arribar a los 50. Entonces deberán compensar tan amargo sabor y consolar la frustración. Conclusión: Se multiplicarán los episodios de infidelidad, en su mayoría con damas mucho más jóvenes que ellos.

Ya es tarde para lo que no se ha podido conseguir, por lo tanto se deberá remediar el infortunio con motocicletas, automóviles deportivos y otros excesos a la mano que nos recuerden los tiempos mozos.

Ya lo ha dicho el gran Frank Sinatra en la bella canción ‘It was a very good year’ (que recibiera el Grammy a la mejor interpretación masculina en 1966). En su letra se relatan las relaciones de un hombre a lo largo de su vida y cuando se detiene en la edad madura dice: “Pero ahora los días se ponen cortos, estoy en el otoño del año y ahora pienso en mi vida como un añejo vino de finas y antiguas barricas…”.

A los 50 el cuerpo refleja las batallas, tanto las ganadas como las que nos verán abandonar. Pero como los espartanos de las Termópilas al mando de Leónidas, los hombres desde siempre hemos sido colocados en la vida para guerrear. En ese trajín se encuentran Brad Pitt, Johnny Depp, Tom Cruise, Russell Crowe, Kevin Bacon, Sean Penn y Jon Bon Jovi, entre otros.

Los adversarios habrán sido astutos y otras veces no tanto, los habremos enfrentado enormes y también de nuestro tamaño. Cuando se cumple medio siglo se comienza a elegir los contendores, sabiendo la limitación de las fuerzas. La sabiduría que brotará de la experiencia deberá administrar toda la energía porque, aunque inverosímil, el deseo íntimo es llegar a la centuria.

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@Sebas4nier

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