Copa menstrual: prueba superada

En agosto del año pasado me picó la curiosidad por usar la copa menstrual. Me puse a investigar las ventajas y desventajas versus las compresas y tampones, y escribí un post sobre el asunto en donde prometía contarles mi experiencia. Aquí les dejo el balance después de cinco periodos.

Foto: Luza Alvarado
Foto: Luza Alvarado

Pedí la copa por Internet y a los tres días llegó por servicio de paquetería. Abrí la cajita, leí las instrucciones y las seguí al pie de la letra. Herví la copa durante veinte minutos y después la lavé con agua y jabón neutro. Ya con las manos perfectamente limpias, doblé la copita y procedí a insertarla en el conducto vaginal. Era la primera vez que lo hacía y no fue nada sencillo, estaba nerviosa porque aún cuando es completamente inocuo, la sensación es extraña. Vencí el primer temor, respiré y me relajé. Finalmente logré insertarla y la ajusté hasta que quedó a la altura correcta, sin embargo aún sentía el “tallo” inferior (una extensión de la copa que sirve para extraerla o manipularla una vez inserta). Así que la extraje, calculé qué tan largo debía ser el tallo para que no fuera incómodo y con unas tijeras limpias lo corté casi hasta la mitad. Volví a insertarla y quedó perfectamente cómoda, o sea, imperceptible. Si no fuera por el cólico, una pensaría que no está menstruando. Así de cómoda es.
Prueba anatómica: superada.

Con el paso de los días fui haciéndome consciente de sus otras ventajas. La primera de ellas fue el ahorro de papel, compresas y tampones. No me refiero sólo al gasto de dinero sino también a la producción de basura que suponen esos métodos. Es maravilloso saber que mi huella ecológica es mínima porque la copa no produce desechos plásticos o sanitarios.
Prueba ecológica: superada.

La experiencia nocturna tampoco presenta desventajas. Una puede dormir a pierna suelta porque no hay forma de que la copa escurra, ni una sola gota, en ninguna posición. Eso ha sido un gran alivio porque con las compresas tenía que despertarme muy temprano temiendo lo peor. Y con los tampones, bueno, una sabe que al dormir con tampón hay un riesgo de shock. Pero con la copa, dulces sueños y ocho horas de sueño continuas.
Prueba nocturna: superada.

En cuanto al tamaño, todas las marcas recomiendan que si una es mayor de 25 años o ha tenido un parto vaginal, es mejor usar la copa tamaño grande o L. Soy mayor de 25 pero no he tenido parto vaginal, así que elegí tamaño L, sin embargo tuve un problema de micción: el tamaño resultó ser inadecuado porque ejerce una presión interior sobre mi vejiga, lo que impide el flujo normal de la orina. En otras palabras: tenía que pujar para hacer pipí porque sentía que la vejiga no se vaciaba completamente. No quise volver a usar tampones, así que le di una segunda oportunidad y compré la copa chica. Corté el extremo inferior para ajustar el tallo, herví y lavé la copa, la comencé a utilizar en mi último periodo y todo ha funcionado de maravilla.
Prueba de tamaño: superada, pero... aunque tengan más de 25 años, si son bajitas o van mucho al baño, yo no les recomendaría usar una copa grande a menos que hayan tenido un parto vaginal.

Adaptación: accidentes y descubrimientos
Estaba en mi primer día de menstruación, habían pasado más de seis horas, andaba de viaje y el único baño disponible parecía un basurero. Por suerte, andaba con una amiga que me prestó su gel desinfectante para manos. No había lavabo ni tienda disponible, así que usé el agua de mi termo para enjuagar la copa después de vaciarla. No le echo la culpa a la copa. Como bien dicen los testimonios de muchos foros, tienes que programar tu día.

Es muy sencillo: si no vas a tener un baño con lavabo para ti sola, lleva un kit en tu bolsa: botellita de agua, un gel antibacterial para manos y tampón o compresa de emergencia. Incluyo lo del tampón porque una vez se me resbaló la copa y se me cayó al wc. Es horrible, lo sé, pero al menos la copita flota (no como el celular) y no tuve que hacer mucho trámite para sacarla. Lavé copa y manos con agua, jabón y gel desinfectante, pero como no estaba en casa no tenía manera de hervir y esterilizar la copa, así que la guardé en su bolsita de tela y pedí una compresa.
Prueba todo terreno: superada si y solo si llevas un kit.

He comentado mi experiencia con otras mujeres que también usan la copa menstrual y nos hemos reído mucho de nuestras mutuas anécdotas, pero también hemos compartido información valiosa. Casi todas coincidimos en que hemos ganado conciencia en cuanto a higiene, pero sobre todo, a fuerzas de practicar y nos sentimos bastante liberadas de los prejuicios que nos habían inculcado al respecto de nuestra anatomía genital.
Prueba psicológica y cultural: superada.

¿Han usado la copa menstrual? ¿Cuál ha sido su experiencia?

Twitter: @luzaenlinea

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