Anuncios

Eso no es feminismo

La semana pasada comenzó a circular un video en el que se representa lo que pasaría si, en las condiciones actuales de la sociedad, se invirtieran los roles de género. En el cortometraje, un padre de familia joven va a dejar a su hijo a la escuela y luego se va en bici a trabajar. En el camino, sufre una agresión sexual por parte de una banda de chicas, por lo que va a la comisaría, rinde su declaración y –una vez más– es humillado indirectamente por la comisaria en turno. Finalmente lo vemos en el hospital, después de haber pasado por las revisiones de rigor. En lugar de sentirse aliviado, está incómodo, humillado y cansado. Hasta ese momento llega su mujer, que justifica su retraso diciendo que estaba ocupada con un asunto de trabajo importantísimo. Cuando salen del hospital, la mujer no tiene la consideración de acercar el auto, aun cuando su marido camina maltrecho. Entonces él explota y ella lo culpabiliza por provocar a los demás con su vestimenta. Luego ella se aleja caminando y deja el final de la historia a la imaginación del espectador.

Acá está para que lo vean (el subtitulaje es de upsol.cl). ADVERTENCIA: incluye desnudos y violencia.

 

Después de verlo varias veces y de darle vueltas, platiqué con algunas amigas sobre el video. Todas coincidimos en que es un ejercicio valiente y provocador que, sin embargo, transmite un mensaje muy ambiguo.

1. El video funciona como una bola de nieve; el protagonista va acumulando humillación tras humillación hasta que explota: “No puedo más con este mundo feminista”, le grita a su esposa. Sin embargo, lo que el video nos había presentado minutos antes no era un mundo feminista sino un mundo sexista, agresivo y violento. Es más: el mundo que muestra el video ni siquiera puede considerarse hembrista, ya que no usa los hitos históricos de la condición femenina (como la maternidad o la "debilidad física") para ganar privilegios y pasar por encima del hombre. El hombre del video se enfrenta a una sociedad en donde las mujeres en posiciones de poder se comportan agresivas, irrespetuosas, tóxicas, violentas y discriminatorias.

2. Otra interpretación: el cortometraje nos muestra la pesadilla del revanchismo de género. Y eso, una vez más, NO es feminismo. El feminismo es una de las caras de los derechos humanos; se define como el conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Hoy, más que nunca, el feminismo dirige todos sus esfuerzos en mostrar cuán nocivo es para toda la sociedad el que una persona, sea del sexo que sea, tome actitudes revanchistas, discriminatorias y violentas. El feminismo trabaja para construir condiciones de equidad, respeto y convivencia; la venganza está fuera de sus objetivos.

3. No se confundan: el video no trata de mostrar cómo sería el mundo si lo dominaran las mujeres. Simplemente, toma la situación actual por la que pasan las mujeres cuando son agredidas sexualmente e invierte el género sexual de todos los implicados en esa situación, por eso provoca incomodidad y resquemor en el espectador. Por desgracia, estamos tan acostumbrados a ver imágenes de mujeres vulneradas y agredidas sistemáticamente que cuando lo dice un hombre nos parece algo distinto y muy chocante.

Sea como sea, el video produce los efectos que busca. Pero –el gran pero del asunto– es que el mundo que muestra no es feminista sino sexista. Por un momento me pregunté si la autora había utilizado la palabra feminista  para hacer evidente la confusión con el hembrismo, pero descubrí mi equivocación cuando le pregunté su opinión a varias personas que no tienen la costumbre de reflexionar sobre cuestiones de género.

Conclusión: este video sirve para mostrar lo que el feminismo NO ES ni debe ser nunca; revancha y justicia social son tan distintos como el agua y el aceite. Todos, hombres y mujeres, necesitamos trabajar juntos para conseguir la segunda.

¿Ustedes qué opinan?

Twitter: @luzaenlinea

 

Quizá te interese:

Aliado del feminismo

Bolígrafos para mujeres y otros productos absurdos

La ridícula moda del 'bikini bridge'