Campi: "Algunos políticos me han querido pagar"

Campi y el humor político: "Es muy sano para la democracia"

Martín Mariano Campilongo, más conocido como Campi, no perdió la esencia de su Parque Patricios natal. De ese rincón sureño de la ciudad de Buenos Aires en el que nació hace cincuenta años y que es fuente de inspiración para algunas de sus creaciones. Allí, empezó a ejercer ese juego del ensayo y el error que lo fue convirtiendo en el actor profesional que es hoy. Entre los adoquines de la avenida Caseros y los gritos de la tribuna de Huracán fue forjando un estilo propio que lo llevó a debutar en Nico, el programa de Nicolás Repetto; formar parte de la troupe del VideoMatch de Marcelo Tinelli; competir en Bailando por un sueño; y dar cátedra de imitación en Tu cara me suena. Primero fueron personajes anónimos como el rockero Tigre Pucheta o la Nona Anyulina hasta que la caracterización perfecta de figuras famosas le fue marcando el camino. "Los personajes se me incorporan solos. Leyendo, mirando la tele, van apareciendo", dice a LA NACION luego de un arduo día de grabaciones en los estudios de Telefe. Es que mañana, a las 13, volverá a formar parte de Peligro, sin codificar, el ciclo conducido por Diego Korol que es uno de los pocos exponentes de un género que siempre gozó de la aprobación de las audiencias televisivas. "Después de diez años en el aire se convirtió en un clásico", reflexiona Campi en medio de la adrenalina por el nuevo debut del ciclo en el que también participan Pachu Peña, Pichu Straneo, Yayo Guridi y Nazareno Mottola.

-¿Qué características tendrá tu participación en esta nueva temporada del programa?

-A mí me gusta el humor político y este año se presta para eso. En el primer programa, de hecho, saldrá (Jaime) Durán Barba.

-El Durán Barba real se fue y acaba de volver, nada más actual.

-En el programa estará con la valija, pero no lo dejarán salir. Además va a aconsejar a Diego Korol para que suba el rating.

-¿Qué otros personajes interpretarás?

-Estará Delfor Pasión Almada, el cantante antiguo, pero me voy a ir adecuando a la actualidad, dado que será un año movidito. Voy a estar haciendo máscaras a lo loco.

-¿Cómo es tu dinámica creativa? ¿Estudiás los rasgos del personaje, pero también estás atento a su contexto, a la noticia inmediata?

-Es así, pero también se trata de trabajar con textos que puedan ser comprendidos por toda la familia. No puedo hacer un humor político que vaya muy al hueso. Si así lo hiciese, la mitad del público quedaría afuera porque en nuestra audiencia hay chicos. La idea es que la gente se ría de lo mismo y en familia.

-¿Cómo elegís a las personalidades que, interpretadas por vos, se convierten en personajes?

-Me entran por los ojos. Así comienza un proceso inicial que se completa con el diseño de las máscaras y las pelucas. Me voy al taller y meto mano.

-No es usual que el humorista diseñe sus propias caracterizaciones.

-Es mi manera de trabajo. Primero hago el molde de yeso, luego la prótesis en látex. Cuando está lista, la seco, me la pruebo y, si es necesario, la vuelvo a hacer. Luego la maquillo para que salga al aire perfecta.

-Se podría decir que hay mucho de la creatividad de un artista plástico depositado en ese proceso.

-Sí, pero, en realidad, es el trabajo de un "croto" con necesidad porque así empezó todo. Con los años, me convertí en profesional, pero arrancó de esa manera. En mis inicios, hace treinta años en el under, si hacía falta una peluca o una máscara, había que hacerla. Así fui conociendo los materiales que, ahora ya manejo con facilidad, hasta podría dar clase.

Artista integral. Martín Campi Campilongo luego de elegir a las celebridades que imitará en Peligro, sin codificar, inicia un proceso que comienza con el diseño de máscaras y pelucas que él mismo realiza.

-Ese arte se convierte en una experiencia de aproximación al personaje artística y profunda. ¿Sentís que eso te vincula aún más a cada creación?

-Concibo el personaje desde ahí, desde el armado en el taller. No podría trabajar con una peluca que eligió otra persona o con un vestuario que pensó otro. En éste tipo de trabajo, disfruto de la creación. Es mi estilo, fabrico hasta las dentaduras en acrílicos. Todo lo que está en mi cabeza, lo vuelco frente a una cámara o lo subo a un escenario. No tengo límites porque lo hago yo. ¿Quién me va a decir que no? El mismo material me puede decir que no, pero lo cambio y busco otro que funcione.

-Vivimos tiempos críticos en lo social y económico. En ese contexto, ¿considerás que es necesario un programa de humor para, en cierta forma, oxigenar el estado de ánimo general?

-Es muy necesario para la gente y para la democracia. Me parece que un programa de humor donde se habla de política es obligatorio en toda democracia. En épocas de dictadura, el humor político está prohibido. Habla de salubridad democrática que se pueda hacer humor político y el político de turno debe cuidar que exista eso porque habla bien de él. Es parte del juego bancarte la crítica.

-¿Alguien se molestó con alguna personificación tuya?

-En algún momento se enojó Carlos Tevez. Fue hace muchos años cuando él vivía en Inglaterra. Sucedió porque le llegaron cuentos errados. Cuando él vio mi trabajo, le encantó. Al punto tal que terminamos haciendo Tevez frente a Tevez.

-¿Algún político se enojó con vos?

-No, al contrario, me vinieron a buscar para que los haga.

-¿Los propios políticos te han buscado para que los imites?

-Sí, algunos políticos me han querido pagar, es promoción para ellos.

-¿Quiénes?

-No doy nombres.

-¿Te han ido a buscar directamente?

-Sí, claro, pero nunca trabajé con ningún tipo de sobre, no es mi estilo ni lo haría jamás. Hago lo que quiero y tengo la suerte que nunca me han dicho que no haga algo en ningún canal o teatro. Los límites los pongo yo y soy muy cuidadoso porque el plan no es molestar a nadie, sino reírnos de nosotros, sin ofender al que piensa distinto.

-Sos muy equilibrado a la hora de imitar. Se podría decir que es uno de tus sellos. ¿Lo sentís así?

-Sí, y que cada cual haga su análisis. El humor es dejar en evidencia por eso está prohibido en dictaduras. Deja bajo la lupa, envuelto en la sonrisa, un montón de aspectos que pueden ser hasta peligrosos para un gobierno.

-¿Considerás que Peligro, sin codificar se convierte en un acto de resistencia de un género que se niega a la extinción?

-Nos supimos adaptar. Dicen los productores que es caro hacer humor, pero en este programa le encontramos la vuelta porque no tiene cambios escenográficos ni demasiados recursos técnicos para hacer reír a la gente.

Denuncia

-Hace pocas horas, tu mujer, Denise Dumas, comentó públicamente una situación de acoso que vivió, a los 21 años, de parte de un conocido productor. ¿Cómo los atravesó como familia el episodio y la denuncia de Denise?

-Me impresiona la cantidad de chicas del medio que pasó por una situación así. Denise no es una rareza, desgraciadamente. Le sucedió a mucha gente y, sobre todo, a las chicas que hoy tienen mi edad porque, en cierta época, esto era cotidiano. Era normal manejarse así.

-Estaba naturalizado...

-Como varón no lo viví, pero, a partir de la denuncia de Denise, mucha gente se acercó a hablar. Gracias a Dios, la sociedad tiene otra madurez, estamos en otro lado. Ya no es normal ese tipo de situaciones.

-¿Está en los planes de Denise dar a conocer el nombre de la persona?

-No. Denise y yo tenemos el mismo estilo: no buscamos resolver los problemas frente a cámaras.

-¿Denise lo volvió a ver?

-Se lo cruzó muchas veces y él no se hizo cargo porque debe pensar que fue normal aquella situación. Desgraciadamente, antes se manejaban así. Por suerte, los tiempos cambiaron.