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Cómo saber si un bulto en los senos es normal y otras características inofensivas en las mamas

Octubre siempre nos recuerda que la lucha contra el cáncer de mama es tarea de todos. Pacientes, médicos, familiares, sociedad en general hacen parte de la lucha y tienen su papel para crear conciencia sobre cómo detectarlo temprano puede ser determinante en la supervivencia de quien lo padece.

Este mes es propicio para explorar y conocer aun más los senos, órgano con cualidades muy importantes para la mujer. Es con los senos con los que alimentamos a los bebés. Son símbolo de feminidad; su sensibilidad los hacen protagónicos en las relaciones sexuales; representan el 1% del peso total del cuerpo, en promedio, y aproximadamente 5.4% de la grasa corporal. Ellos merecen toda nuestra atención y cariño.

Por eso debemos conocer qué características, cambios y signos muestran que son normales y no deben encender nuestras alarmas.

(Getty Creative)
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En primer lugar, asegúrate de visitar al ginecólogo una vez al año. El especialista hará el chequeo correspondiente y te referirá a los exámenes de rutina dependiendo de tu edad. Si eres mayor de 35 años de edad, es posible que te recomiende un eco mamario, o ultrasonido, y una mamografía, dependiendo de tu historia médica. Además, no debemos tener vergüenza de preguntarle al doctor sobre cómo practicarnos el autoexamen y que le comentemos acerca de las sensaciones que tenemos al explorar cada una de las mamas.

El embarazo, el consumo de algunos medicamentos, los cambios hormonales, el aumento de peso, la práctica de ejercicio físico o adelgazar pueden hacer que, en el tiempo, los senos cambien o muestren características diferentes.

Cuestión de tamaño, tacto y forma

Entre las principales características de nuestros senos está que su tamaño nunca es el mismo. El aumento de peso, el desarrollo y el embarazo son ocasiones propicias para que observemos un cambio importante en el tamaño de nuestros senos. La aureola crece con ellos e incluso podría cambiar de color.

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En este mismo sentido, tener un seno más grande que el otro también es normal. La mayoría de las mujeres comparten esta característica pues el cuerpo humano es asimétrico.

Sentirlos más grandes durante los días previos y durante la menstruación es normal, también durante la excitación pueden sentirse y verse más hinchados y turgentes. También después del parto, el tamaño cambia constantemente por la lactancia.

Bultos, pepitas, nódulos…

Es difícil describir lo que sentimos en la composición del seno cuando lo exploramos. Si tienes más de 30 años y hasta los 55 ó 60 años de edad es posible que presentes quistes de grasa. Los reconoces porque no duelen y son blandos.

Los nódulos no siempre están relacionados con cáncer y pueden cambiar su tamaño dependiendo del momento del período en el que estés. En todo caso, es recomendable visitar al médico para que determine qué tipo de protuberancia es y recomiende otros análisis de ser necesario.

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En esta categoría podemos incluir los pequeños puntos blancos que podemos observar en el pezón. Se llaman tubérculos de Morgagni y son pequeñas glándulas sebáceas completamente inofensivas. Podemos observarlas tanto en la areola como en el pezón y, según el doctor Nelton Abdon Ramos Rojas, articulista de Mejor con Salud, ayudan a mantener los pezones lubricados ya que producen aceites naturales que lo protegen de cualquier tipo de infección.

Por cambios hormonales, estrés o embarazo, podrían cambiar su tamaño, pero una ve superadas estas situaciones vuelven a su tamaño inicial. Son insensibles y no duelen.

Otra característica es que los senos suelen tener una mayor temperatura que el resto del organismo. Si estás embarazada e incluso después del parto, esta sensación es mayor pues están preparados para alimentar a tu bebé con la temperatura perfecta. Esto también es normal. Si se enrojece, duele y está caliente, puede deberse a una mastitis, que ocurre cuando un conducto de leche se bloquea e infecta. En este caso, el médico debe indicar cómo tratarla y cómo seguir alimentando al bebé.

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Luego, con los cambios hormonales relacionados con la menopausia, es posible que los senos duelan o se sientan sensibles e incluso es posible que se sientan más bultos. Es frecuente, pero muy necesario estar en comunicación con el médico en caso de cambios repentinos.

Según el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, las terapias hormonales pueden hacer los senos más densos, dificultando la interpretación de la mamografía por lo cual es muy importante hacerle saber al analista cuáles medicamentos esta tomando.

Una vez que el cuerpo se estabilice, disminuirán estas molestias frecuentes en esta etapa de la vida.

Cuándo alarmarnos

Tómalo como hábito saludable. Siempre antes de entrar en la ducha, obsérvate en el espejo. Contempla tu cuerpo, levanta tus brazos y mira minuciosamente tus axilas, el contorno de tus senos. Mira el color y aspecto de tus senos, conócelos bien.

Una vez al mes practica el autoexamen, evitando que sea durante los días previos o durante la menstruación. Lo recomendable es hacerlo unos cuantos días después de terminar el periodo menstrual, según afirman en el estudio Cáncer de mama: ¿Es posible prevenirlo? publicado en Scielo.

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Si observamos secreciones oscuras, bultos que te resultan incómodos o manchas, enciende las alarmas y visita al médico, no porque necesariamente se trate de cáncer, sino porque él podrá chequear con mayor precisión, recomendarte otros exámenes o incluso drenarlo.

Al practicar el autoexamen con frecuencia mensual, y siempre durante el mismo periodo, iremos conociendo cada vez mejor nuestros senos, con lo cual podremos detectar cambios repentinos en las sensaciones, el tamaño, apariencia y forma. En cualquier caso, los cambios repentinos, así como cualquier sensación que te genere dudas, deben ser observados por el especialista. Es mejor ganar por minuciosa que perder por confiada.

No limitemos la atención y cuidado de nuestros senos solo al mes de octubre. ¡Debemos tener el lazo rosa en mente durante todo el año! Practicar el autoexamen mensualmente, mantener una alimentación equilibrada, hábitos saludables y una salud emocional sólida son herramientas fundamentales para protegernos de esta y otras enfermedades. Empecemos cualquier día de octubre y sigamos adelante.

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