Carmen Alcayde y sus retoques estéticos ponen sobre la mesa la injusta presión televisiva

Este domingo, el programa Viva la vida tuvo una gran protagonista: Raquel Mosquera, la segunda esposa del boxeador Pedro Carrasco. La peluquera acudió como colaboradora y dio su opinión sobre la serie documental En el nombre de Rocío, que levantó ampollas el pasado viernes tras su estreno. Más allá de todo lo que tenía que decir Raquel, el programa trató otros temas, como la actualidad del concurso Supervivientes, e hizo un repaso sobre los cambios físicos de Carmen Alcayde a lo largo de los años. Una sección que me hizo reflexionar sobre lo injusta que es la presión de la televisión sobre sus estrellas y sobre su imagen.

Rondaban las cinco y media de la tarde cuando una imagen de Carmen Alcayde de hace cinco lustros ocupaba toda la pantalla de Viva la vida. La valenciana había sido la elegida, en esta ocasión, para analizar todos sus retoques desde antes que la conociésemos en 2003 gracias a Aquí hay tomate.

MADRID, ESPAÑA - 01 DE SEPTIEMBRE: Carmen Alcayde asiste al estreno de 'El Humor De Mi Vida' en el teatro EDP Gran Via el 01 de septiembre de 2021 en Madrid, España. (Foto de Pablo Cuadra/Getty Images)
MADRID, ESPAÑA - 01 DE SEPTIEMBRE: Carmen Alcayde asiste al estreno de 'El Humor De Mi Vida' en el teatro EDP Gran Via el 01 de septiembre de 2021 en Madrid, España. (Foto de Pablo Cuadra/Getty Images)

Tiene 49 años y casi tantos cambios físicos como carisma”, decían en la locución que mostraba diferentes vídeos y fotos de Carmen a lo largo de su amplia carrera, en la que ha sido presentadora de televisión, actriz y casi lo que le echen. Lo que más me llamaba la atención es cómo se hacía hincapié en que Carmen empezó a trabajar muy joven, y que cuando saltó a la fama, con Aquí hay tomate, ya se había retocado. Y que hasta que no fue atractiva para la cámara no consiguió una buena oportunidad, pues su imagen no le permitía avanzar en castings. “Algo se interponía entre su cara y el triunfo absoluto ante las cámaras”, se narraba también, en referencia a su nariz.

Luego el programa siguió explicando cómo Carmen se habría retocado la frente, los glúteos, la sonrisa o su abdomen. En el caso de la nariz, el médico presente en el plató, dedicado a comparar imágenes, contaba a la audiencia que Alcayde se realizó una primera rinoplastia, pero que le dejó lo que se conoce como “nariz de tobogán, con la punta alargada” y luego se lo volvió a retocar.

En la pieza también hubo lugar para intercalar unas declaraciones de Carmen en Sálvame, donde habló de esos mismos retoques (se ve que en Telecinco los temas vuelven de manera cíclica, que no están en su punto álgido de creatividad). “No me cogían para la tele porque me salía del plano”, aseguraba entonces, cuestión sobre la que Jorge Javier Vázquez bromeaba incluso.

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La historia de Carmen no es tan diferente a la de otras personas (sobre todo, mujeres) que una vez que pasaron por la mesa del cirujano y consiguieron unos cánones de belleza estandarizados pudieron acceder a buenos trabajos en el mundo del entretenimiento televisivo. Pero no deja de ser igualmente alarmante y triste que veamos esto como algo de lo más normal. Da igual el potencial, la formación y el carisma, que si el que te tiene que contratar cree que tienes una nariz fea no podrás tener trabajo.

La frase de todas las que dijeron que más me alarmó fue la de que Carmen tenía “un freno a su carrera que le tocaría las narices y que decidiría cortar por lo sano”. En clave de humor, nos vinieron a decir que la Alcayde se mutiló una parte de su cuerpo con tal de poder tener una oportunidad. Y más en su caso, que reconoce que jamás tuvo complejo por su nariz, pero que teniéndola como la tenía no la cogían para trabajar.

Con el tema de cómo la echaban para atrás en los castings, a mi cabeza vino durante un momento la película Showgirls, en la escena en la que la protagonista, Elizabeth Berkley, realiza unas pruebas para un show en Las Vegas. El director del espectáculo va descartando a las chicas por su aspecto, y a algunas les dice que vuelvan a intentarlo más adelante siguiente con la condición de que se operen la nariz o las orejas. Porque bailar bien no es suficiente para tener un puesto destacado.

En el fondo, Viva la vida parecía dar un mensaje camuflado: opérate y todo irá mejor. “Carmen y su nueva imagen eran las reinas de la tarde. Su desparpajo y su físico hicieron que estuviera hasta en la sopa”, se escuchó también, destacando algunas intervenciones en series, que, por contexto, no habría logrado de no pasar por quirófano.

Huelga decir que cada cual puede operarse de lo que le apetezca, siempre que se sienta bien consigo mismo. Carmen está estupenda a sus 49 años, pero su historia, al menos, tal como la narró Viva la vida, deja una triste reflexión de cuán injusta es la presión televisiva en los cánones estéticos.

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