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Cena privada: no se permite llevar ropa

Mujeres que asistieron a la Füde Dinner Experience de Nueva York, el 11 de marzo de 2023. (Jeanette Spicer/The New York Times)
Mujeres que asistieron a la Füde Dinner Experience de Nueva York, el 11 de marzo de 2023. (Jeanette Spicer/The New York Times)

NUEVA YORK — Mientras una veintena de mujeres respiraban profundo y de manera sincronizada, estiraban los brazos y se balanceaban, una de las sábanas que cubrían las ventanas que daban a la calle se cayó. Varias mujeres se apresuraron a pegarla con cinta adhesiva.

Después de todo, era necesario, ya que todas las que estaban adentro, en una cena celebrada este mes en el Lower East Side, estaban desnudas.

La artista y modelo Charlie Ann Max es la anfitriona de Füde Dinner Experience. Por 88 dólares, y una vez que Max aprueba las solicitudes, las invitadas se reúnen para disfrutar, según la página web: “un espacio liberador que celebra nuestro yo más puro, a través de la cocina basada en plantas, el arte, la desnudez y el amor propio”.

Dicho de otro modo: es una cena vegana al desnudo con un montón de gente desconocida.

Max empezó a experimentar con eventos al desnudo en 2020. (También organiza Füde Breath-work Experiences, ejercicios de respiración con desconocidos al desnudo; y Füde Clay Experiences, escultura al desnudo). Al principio, las cenas eran solo con invitación, pero las abrió a personas que habían oído hablar de ellas a través de Instagram o por recomendaciones de boca en boca. Max comentó que en cada cena que organizaba se agotaban las reservaciones y pronto se vio inundada de solicitudes de aspirantes a comensales desnudos de todo el mundo.

Füde (la diéresis es para ayudar a la gente a pronunciarlo como “comida” en inglés, no como “feudo”, y para honrar la herencia judeo-alemana de Max) es, quizás, la expresión al natural de una tendencia creciente.

Mujeres que asistieron a la Füde Dinner Experience de Nueva York, el 11 de marzo de 2023. (Jeanette Spicer/The New York Times)
Mujeres que asistieron a la Füde Dinner Experience de Nueva York, el 11 de marzo de 2023. (Jeanette Spicer/The New York Times)

Una nueva generación de restaurantes, grupos y páginas de Instagram ha surgido para ofrecer a los comensales sociables la oportunidad de convivir. Solo en Nueva York existe Dinner Party, un local de Brooklyn con mesas comunales; Dinner With Friends, una página de Instagram que organiza cenas “para conocer nuevos amigos y encontrarse con viejos amigos”; y Friend of a Friend Collective, cenas para entre cuatro y ocho miembros a la vez.

No obstante, en todas ellas se requiere ir vestido.

Según Max, el atractivo de las cenas al desnudo varía de una persona a otra. Algunos quieren sentirse más conectados con su propio cuerpo, mientras que otros quieren hacer amigos nuevos que sean igual de desinhibidos.

En la cena de principios de marzo, las invitadas se desnudaron al llegar. No había vestidor, solo un perchero y perchas a un lado. En el comedor principal había una luz cálida y estaba cubierto con sábanas de seda color crema y champán. Max dijo que hace que sus eventos parezcan cuadros renacentistas porque “es muy romántico”.

Cada una de las asistentes (de edades comprendidas entre los 20 y los 50 y tantos años) había afrontado el reto de vestirse diferente para un evento al desnudo. Algunas llevaban un estilo de fiesta completo, mientras que otras se conformaban con sudaderas y pantalones de mezclilla. Después de desnudarse, las invitadas se acercaban a los distintos grupos, presentándose y charlando amablemente sobre el clima. Casi todas fueron solas, lo cual, según Max, era habitual.

Rosalina Villanueva, de 41 años, dijo que quería reconectar con su cuerpo, el cual había cambiado después de que dio a luz a su primer hijo el año pasado.

Catherine Fraccaroli, de 21 años, se desvistió obedientemente, pero se dejó puestos los calcetines blancos porque le resultaban “cómodos”. Ella esperaba que la cena le ayudara a tener más confianza social. “A veces soy tímida, así que una experiencia como esta me obliga a abrirme”, comentó.

Los eventos de Füde no son exclusivos para mujeres, pero para que los hombres puedan asistir, necesitan que participantes anteriores den fe de ellos. Todos los posibles invitados deben rellenar un formulario explicando por qué están interesados. En el formulario también se les pregunta por cualquier restricción dietética y si el solicitante ha estado involucrado en “algún incidente que pudiera considerarse inapropiado o irrespetuoso durante un evento de desnudos o semidesnudos”; en este último aspecto, ella tiene que confiar en la palabra de la gente.

Max señaló que ella acepta a la mayoría de los solicitantes, siempre y cuando no seas “un tipo espeluznante que encontró mi Instagram de alguna manera”.

“En esencia,” explicó. “Solo estoy tratando de verificar que seas una persona segura y que tus intenciones de entrar en este espacio sean puras.”

‘¡Esto debe ser todo un espectáculo!’

Max creó la cuenta Füde en Instagram en 2020 con el propósito de combinar sus dos grandes pasiones: la cocina y la desnudez, pero en realidad todo inició en el 2014, cuando ella y sus compañeras de departamento en Brooklyn decidieron desnudarse y pasar el rato ahí. Ella había crecido bailando y su relación con su cuerpo había sido tensa.

“Fue una gran sensación pensar con indiferencia: ‘Estoy pasando el rato con mis mejores amigas, de la manera más natural con mi cuerpo, y no es tan aterrador ni extraño como pensé que sería’”, explicó Max. “Simplemente sentí mucha libertad”.

Füde aún no es redituable, pero Max espera que se convierta en un negocio de tiempo completo. Actualmente, Max recibe sus ingresos del modelaje y la creación de contenido, y divide su tiempo entre Nueva York y Los Ángeles. Además, hace poco terminó un curso culinario basado en plantas en el Instituto de Educación Culinaria de Los Ángeles.

Cada cena de la Experiencia Füde tiene un tema, como “Amor propio” o “Musa/Museo”. Cuando los eventos se celebran en Los Ángeles, Max cocina y organiza las comidas en su loft. Cuando viaja, prepara las comidas donde puede: en el apartamento donde se aloja o en casa de un amigo.

El tema de esta última cena en Nueva York fue “Abraza tus ritmos internos: para que las mujeres se conecten con sus ciclos menstruales”. Después de una hora de movimientos y respiraciones, las mujeres se reunieron en torno a una mesa de comedor cubierta de seda, flores secas y vasos de agua en forma de nalgas y hablaron de sus menstruaciones.

Max y su ayudante, Maya, sirvieron platos de sopa de zanahoria y jengibre, pimientos rellenos de quinoa y mousse de aguacate y fresa al cacao. El calor había aumentado y las mujeres se abanicaban cada tanto con sus menús. Solo una de las asistentes estaba menstruando, un detalle que a todas les pareció notable.

Guiadas por Chelsea Leyland, de 35 años, fundadora de la empresa de salud menstrual Looni, que había colaborado con Max para la cena, se les pidió a las mujeres que resumieran en una palabra su relación con la menstruación. Hubo relatos de menarcas embarazosas, desastres con pantalones de mezclilla blancos, sexo durante la menstruación y batallas contra enfermedades crónicas como la endometriosis.

A mitad de las reflexiones de una mujer sobre el estigma de la regla, alguien exclamó: “¡Ay, un hombre!”, y varias mujeres se levantaron de un salto para volver a colgar la sábana y ahuyentar al transeúnte que había estado mirando.

“¡Esto debe de ser todo un espectáculo!”, señaló Leyland.

Al finalizar la cena, las mujeres se quedaron conversando. Algunas se vistieron, otras se quedaron desnudas. Intercambiaron abrazos, números de teléfono y contactos en las redes sociales. Una mujer sugirió que todas salieran corriendo desnudas a la calle, pero las invitadas coincidieron en que probablemente era ilegal.

c.2023 The New York Times Company