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Cenas navideñas en una ola de COVID-19: los virólogos insisten en que ni 6 ni 10 personas

Los virólogos insisten en que, para superar esta segunda ola y no provocar una tercera, no basta con reducir el número de comensales en las ceñas navideñas. Lo ideal sería que cada uno cenara en su casa, sin mezclarse. Hay que contenerse porque "el riesgo de contagio es diez veces mayor".

Trasladar los encuentros navideños al exterior podría evitar una tercera ola, pero hay que tener en cuenta que el frío puede comprometer la salud y de los mayores, y que esto no debe ser la excusa para invitar a más familiares de los permitidos. (Foto: Pixabay)
Trasladar los encuentros navideños al exterior podría evitar una tercera ola, pero hay que tener en cuenta que el frío puede comprometer la salud y de los mayores, y que esto no debe ser la excusa para invitar a más familiares de los permitidos. (Foto: Pixabay)

Margarita del Val, la viróloga e inmunóloga del CSIC, fue la primera en desmontar el plan del gobierno para poder disfrutar de unas navidades seguras. A su juicio, celebrar las tradicionales cenas y comidas navideñas (incluso en petit comité) es “problemático” ya que supone pasar más tiempo del aconsejable en interiores, sin mascarilla (puesto que vamos a comer y beber), sin distancia y sin una ventilación adecuada.

"Es una época en la que llega gente que trabaja o estudia en otras zonas y de especial emotividad y efusividad y la gente baja la guardia", advierte Antonio Figueras, doctor en Biología y profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en declaraciones a La Opinión.

En el exterior, con las mascarillas puestas el máximo tiempo posible y sin sobremesa. Esta puede ser según los virólogos una forma relativamente 'segura' de celebrar la Navidad. (Foto: Getty)
En el exterior, con las mascarillas puestas el máximo tiempo posible y sin sobremesa. Esta puede ser según los virólogos una forma relativamente 'segura' de celebrar la Navidad. (Foto: Getty)

Aerosoles y recintos cerrados

De hecho, la viróloga apunta queel riesgo de contagio es como diez veces mayor si nuestras casas no están debidamente ventiladas”. El problema, apunta la inmunóloga, es que nuestros edificios no están preparados para estar ventilados.

"Siempre que se pueda hay que huir de las reuniones en espacios cerrados y hay que estar el máximo tiempo posible con la mascarilla puesta. Todavía no hay vacuna ni tratamiento y, de momento, lo único eficaz para evitar el contagio es taparnos la boca", añade Figueras.

De manera que para garantizar una buena ventilación durante estas fechas tan especiales, Margarita del Val contempla dos opciones: tener las ventanas abiertas en todo momento o celebrar las cenas de Navidad en exteriores como pueden ser terrazas o jardines.

No obstante, aunque el riesgo siempre disminuye al aire libre, y muchos brotes se han producido en lugares cerrados con más de diez personas, “ni siquiera una reunión con solo dos personas da unas garantías del 100 por cien", cuenta Manel Cervantes, jefe de enfermedades infecciosas del Parc Taulí de Sabadell (Barcelona) en Nius Diario, quien señala que “los límites establecidos en el número de participantes en reuniones no responden a ningún argumento científico”.

“Como nos vemos a menudo”

Por otro lado, Del Val considera totalmente “desacertado” plantear la posibilidad de mezclar grupos de convivencia con contactos habituales porque esas personas a las que nosotros vemos con relativa frecuencia, a su vez se relacionan con otras personas cercanas. Por tanto, el dilema no es solo cuál es el número ideal de personas que pueden reunirse, sino que también hay que saber dónde y con quién han estado esas personas los días previos. A mayor movilidad e interacción, mayor riesgo.

Quedarse en casa para reducir los grupos que interactúan es la mejor forma de evitar contagios. (Foto: Getty)
Quedarse en casa para reducir los grupos que interactúan es la mejor forma de evitar contagios. (Foto: Getty)

La previsión de que distintas burbujas familiares o sociales se reúnan esta Navidad y Nochevieja preocupa a los expertos. Si cada uno vive en una burbuja social hay que intentar pincharla lo menos posible. Si vamos mezclando burbujas al final tenemos un espacio colectivo amplio”, advierte Aurora Bueno, catedrática del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Granada, en declaraciones al Ideal.

Que no pase como en verano

Tenemos que aprender de los errores, añade Figueras. “Pese a que muchos dijimos que éste no podía ser un verano normal, lo fue y esto causó el incremento de casos y rebrotes desde agosto. En España siempre vamos con retraso y las autoridades sanitarias ya deberían ir concienciado a la población de cómo tienen que ser estas Navidades".

Cuarentena o auto-confinamiento voluntario

Por su parte, Christian Drosten, el epidemiológo de referencia del Gobierno alemán, aconseja evitar todos los contactos sociales y físicos durante al menos la semana previa a estas reuniones familiares en las que probablemente, por edad y condiciones de salud, habrá población de riesgo.

“Creo que el concepto de una cuarentena previa es una buena idea", ha dicho en declaraciones a Zeit Onlineta. De este modo se reduciría al máximo el número de contactos sociales evitando un posible contagio por Covid-19 que pueda acabar infectando a las personas consideradas de riesgo.

Drosten es consciente de que no será nada sencillo debido a la actividad diaria de cada persona: "Cada individuo, por supuesto, debe considerar cómo se puede implementar esto en su propia vida cotidiana".

En caso de familias con niños en edad escolar es complicado porque hasta el última día tienen clase, pero sí podría hacerse con los bebés evitando llevarlos a la guardería la semana anterior: los adultos tienen lo tienen más fácil con el teletrabajo. Pero también es importante que en los días previos reduzcan al máximo las salidas (no ir al gimnasio, a cursos o clases, ni quedar con amigos o conocidos para tomar el aperitivo). Esta medida podría, según Drosten, ayudar a minimizar el riesgo de que surjan brotes en las cenas navideñas.

“Más que el número, lo que importa es cómo se comportan las personas en las reuniones, señala Vicente Larraga, investigador del CSIC, 6 o 10 puede ser discutible pero lo que está claro es que no deben juntarse personas procedentes de distintas fuentes de contagio sin ninguna precaución previa”.

Larraga considera “muy razonable” lo que proponen Drosten y el instituto Instituto Robert Koch de Berlín: auto-confinarse los 10-12-14 días anteriores. Es decir, “tener un cuidado especial en no contaminarse para llegar a esas reuniones con una seguridad sino total muy elevada de que no van a contagiar a sus seres queridos”.

Los test no son infalibles

En cuanto a usar el test previo como garantía para no contagiar ni contagiarnos , los expertos tampoco lo ven claro. “Se puede hacer y da una cierta seguridad, pero hay que tener en cuenta que esos test tienen falsos negativos en un porcentaje importante, apunta Larraga. Siempre es una protección complementaria, pero las medidas personales de precaución no pueden sustituirse por un test. Puedes salirte negativo, ir a una cena, juntarse con todos y contagiar”.

Del Val ya puso como ejemplo lo sucedido en la Casa Blanca hace tan solo unos meses. Y recuerda que, en caso de que demos negativo en una prueba de antígenos, “contaremos con apenas unas horas en las que no seremos contagiosos”.

No obstante, la enfermedad se propaga rápidamente y podríamos acabar infectados e incluso presentar los primeros síntomas en cuestión de horas.

Medidas que sí ayudan

  • Comidas y cenas más cortas.

  • En lugares amplios con ventilación continua o al aire libre.

  • Evitar los salones pequeños donde no se pueda mantener la distancia de seguridad. Se aconseja despejar los espacios retirando muebles y disponer varias zonas en salas contiguas para que haya mayor circulación entre las personas.

  • Saltarse el aperitivo. Priorizar las raciones individuales.

  • Si es posible, no colocar a los comensales de frente, sino en diagonal, y dejar una silla vacía entre medias.

  • Sopesar la posibilidad de cenar de pie (si la salud de los mayores lo permite) en una especie de buffet libre en el que, por turnos, cada uno se vaya sirviendo la cena en su propio plato.

  • Mascarillas puestas lo máximo posible. No se recomienda estar sin ella durante toda la comida. Podríamos utilizarla entre plato y plato, o durante la sobremesa, para reducir las posibilidades de contagio.

  • Los abrazos, con mascarilla y girando la cara hacia el exterior. Aunque siempre es mejor reducir al máximo las muestras de afecto.

  • Sin sobremesas ni cotillón. Evitar la tentación de ponerse a cantar villancicos o tocar instrumentos musicales sin mascarillas.

  • Gel hidroalcohólico y toallitas desinfectantes a discreción.

En definitiva, “no existe una medida universal. Lo que hay que hacer es ver la situación epidemiológica en ese momento e imponer restricciones que, como hasta ahora, no tienen que ser las mismas en todas las comunidades ni incluso dentro de una misma autonomía", aclara Figueras.

Lo que está claro es que si no tenemos ni las conductas ni las restricciones básicas para sobrellevar las fiestas navideñas vamos a encaminarnos justo a una tercera ola después de Reyes y antes de que pueda estar disponible la vacuna, concluye Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de acción sanitaria en situaciones de crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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