Estrenos de cine: CODA, un relato que apuesta a la emoción y ya suena como posible nominado al Oscar

Emilia Jones y Troy Kotsur en la muy recomendable CODA, ganadora del último festival de Sundance
Imágen de CODA

CODA (Estados Unidos/2021). Dirección y guion: Sian Heder. Fotografía: Paula Huidobro. Elenco: Emilia Jones, Marlee Matlin, Troy Kotsur, Daniel Durant, Eugenio Derbez, Amy Forsyth. Duración: 111 minutos. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 111 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: muy buena.

En la música clásica una coda puede referirse al final de un movimiento que puede utilizarse a modo de epílogo. Y aunque el título de la película representa las siglas en inglés de Child Of Deaf Adult (hijo de un adulto sordo), la historia cuenta un final y algunas despedidas para la familia Rossi y especialmente para la más joven del grupo: Ruby. Basada en el film francés La familia Bélier, esta película, ganadora indiscutida del último festival de Sundance y una de las primeras candidatas para la temporada de premios que se viene, profundiza la premisa de aquella. Una familia trabajadora, los Rossi, en la que papá, mamá y uno de los hijos son sordos de nacimientos y la única oyente es Ruby (Emilia Jones) obligada a ser el puente de comunicación de la familia con el resto del mundo.

CODA: la familia unida
Imágen de CODA


CODA: la familia unida (Imágen de CODA/)

Aquí la acción transcurre en un pueblo de las costas de Massachusetts donde los Rossi apenas sobreviven de la pesca cada vez más ajustados por la especulación de los grandes conglomerados y el control gubernamental. Sin embargo, todo funciona más o menos bien en su silencioso mundo excepto para Ruby que no ve un futuro para ella más allá de su rol de intérprete familiar. Y aunque le guste cantar y lo haga excepcionalmente bien para los suyos, el universo de la música es tan ajeno e impenetrable que su mamá, interpretada por Marlee Matlin-ganadora del Oscar a mejor actriz por el film Te amaré en silencio (1986)-, elige pensar que se trata de una rebelión típica de la adolescencia. “Si yo fuera ciega te gustaría pintar”, le dice intentando convencer a Ruby, y a sí misma, de que su amor por la música es apenas una fase pasajera.

Dirigida y escrita por la realizadora Sian Heder, CODA apuesta a la emoción franca y sin pretensiones. Para lograr el delicado equilibrio que le permita explorar la sensibilidad de su historia sin convertirse en un festival de golpes bajos, la película cuenta con un excepcional elenco que consigue mantener al relato lejos de ese posible traspié. Mientras que la narración y la puesta en escena resultan más bien convencionales y previsibles, los actores son quienes hacen del film una obra de arte notable. En principio, a diferencia de lo que ocurría en la versión original francesa, aquí los intérpretes que encarnan a los padres y el hermano de la protagonista son sordos y durante todo el film se comunican con lenguaje de señas, una decisión narrativa que le otorga sentido a todo el proyecto y una profundidad lejos de cualquier idea de inclusión calculada y especulativa.

Matlin, que interpreta a esa madre amorosa pero demasiado asustada del mundo oyente como para tomar las mejores decisiones, y Troy Kotsur, un reconocido actor teatral que dota al padre de familia de infinitos matices, consiguen llevar el cuento y a sus personajes de lo particular a lo universal de los vínculos familiares. Así lo demuestra la dinámica con su hijo mayor, Leo (Daniel Durant), desesperado por encontrar su lugar en el mundo aunque sus padres y su hermana insistan en protegerlo de él.

Claro que como lo hace su personaje con su familia, quien funciona como una guía para los espectadores en medio del silencio es Emilia Jones (Locke & Key), la joven actriz británica que no solo lleva adelante el relato sino que con su presencia escénica y bellísima voz lo ayuda a salir de algunos momentos demasiado esquemáticos . Por supuesto, la música funciona aquí como refugio, solaz y lugar en el mundo para Ruby y al mismo tiempo como un signo de pregunta imposible de responder para su familia y esos puntos de vista contradictorios se expresan con claridad desde la primera vez que la protagonista canta a viva voz aunque nadie a su alrededor pueda escucharla. El dolor y lo sublime conviven en una canción de Joni Mitchell.