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Comedias, dramas y películas de acción: ocho perlas ocultas en el catálogo de Star+

Escena de la película Working girl
Escena de la película Working girl

Como sucede con todas las plataformas de streaming, Star+ esconde en su catálogo un gran número de films que ameritan ser rescatados. Por ese motivo, repasamos ocho títulos que se pueden descubrir en excelente calidad y que siempre vale la pena descubrir (o volver a ver).

Novia se alquila (1987)

En plena efervescencia por las películas sobre adolescentes (un rubro que tiene más altos que bajos), Novia se alquila llegó a las salas a finales de los ochenta. Se podría conjeturar que ese género, aunque nunca pasó de moda, se encontraba transitando el último período de una edad de oro que comenzó con El club de los cinco, el Citizen Kane en lo referido al cine sobre adolescentes. Y si bien Novia se alquila se encuentra lejos de esa perfección, no por eso deja de ser menos interesante. Aquí el protagonista es Ronald (Patrick Dempsey), un nerd que le paga a la estudiante más popular del colegio, para que simule ser su novia durante un mes. A través de esa mentira, Ronald logra esa panacea con la que tanto se fantasea en este tipo de historias, sobre el “cerebrito” que abandona el fondo del tarro social para convertirse en uno de los chicos más famosos de la escuela. Pero como es sabido, el camino al infierno está plagado de buenas intenciones, y durante su ascenso social, el protagonista perderá la inocencia que lo caracteriza.

Novia se alquila tiene el encanto del cine ochentoso dedicado a los jóvenes, y da cuenta del interés de la industria por explotar este tipo de premisas . Y esa avidez por exprimir el mercado adolescente daba lugar a pequeñas historias como esta, que el paso del tiempo convirtió en nostálgicos símbolos de una época perdida.

Enemigo mío (1985)

A un año de dirigir La historia sin fin, Wolfgang Petersen se puso al frente de este gran relato de ciencia ficción que el público masivo ninguneó durante su estreno y que luego se convirtió en pieza de culto. Enemigo mío va de menor a mayor, y comienza con una guerra galáctica entre los humanos y una raza alienígena llamada Drac. Pero lejos de hacer foco en vistosas batallas en la línea de Star Wars, la trama vira hacia un lugar mucho más intimista. En un combate, un piloto humano cae por accidente en un inhóspito planeta, en donde se encuentra con un soldado enemigo. Y de las rivalidades iniciales, a la necesidad de una tregua para sobrevivir, Willis (Dennis Quaid) y Jerry (Louis Gossett Jr.) terminan por establecer una entrañable relación.

Enemigo mío presenta giros inesperados que no buscan sorprender con trucos fáciles, sino todo lo contrario, porque esas vueltas de tuerca tienen que ver con un relato de origen fantástico, que propone un discurso antibelicista basado en la naturaleza pacífica de las especies .

Secretaria ejecutiva (1988)

Nominada a los Oscar en varias categorías durante el año de su estreno (al final, solo ganó en mejor canción), Secretaria ejecutiva estudia el universo de las finanzas, a través del prisma de una joven que busca triunfar. Visto a la distancia, este largometraje es un fresco de una época de yuppies, hombres de negocios atravesados por los excesos, en donde el consumo de cocaína o el acoso sexual formaban parte de un paisaje peligrosamente naturalizado. Y en ese mundo se mueve Tess McGill (Melanie Griffith), una veinteañera con una gran intuición para las finanzas, que intenta demostrar su valor.

Aunque Secretaria ejecutiva tiene algunos ingredientes un poco obvios (ante todo, su historia de amor), su corazón tiene que ver con denunciar la disparidad de género y la sororidad como única forma de triunfar en un campo laboral eminentemente masculino . El cierre de la trama, con Tess reflexionando lo que consiguió, evidencia que con más de treinta años a cuestas, ella aún es una heroína rabiosamente contemporánea.

El fantasma del paraíso (1974)

Una de las grandes sorpresas que guarda el catálogo de Star+, es la presencia de dos de las mejores películas de Brian de Palma (que no es poco decir), pero que suelen representar su lado menos obvio para el público en general. Por un lado, la plataforma streaming tiene La furia, y por el otro, una de las piezas más atractivas de su filmografía, El fantasma del paraíso.

Relectura pop de El fantasma de la ópera, con toques de Fausto y de El retrato de Dorian Gray, acá De Palma pone en práctica una punzante mirada sobre la industria musical, a través de una ópera rock brillante. El realizador de Los intocables combina universos del pasado y del presente, la estética rockabilly e ingredientes del musical clásico, coronándolo todo con la presencia de Jessica Harper, una de las actrices clave de los setenta. De Palma desarma y vuelve a armar la lógica de los musicales, a través de esta fábula perfecta .

Conan el bárbaro (1982)

Cuando Arnold Schwarzenegger empezó a proyectar una carrera en Hollywood, su capacidad interpretativa era algo modesta. Sus actuaciones no podían ir más allá de algún que otro gruñido, y su carisma se apoyaba únicamente en su imponente musculatura. Pero esos rasgos fueron justamente los que hicieron de él, un Conan inmejorable. El brutal guerrero cimmerio creado por Robert E. Howard, era un hombre de gesto adusto, de pocas palabras, y con una brutal habilidad para las cruentas batallas, rasgos que Schwarzenegger plasmó de manera perfecta.

Este film dirigido por John Milius atravesó mil conflictos, principalmente porque los productores creían estar financiando la divertida aventura de un pícaro guerrero cuando en realidad el resultado fue el de una épica sangrienta, oscura, centrada en un salvaje que vivía para matar y no mucho más. Esta primera película de Conan es una obra maestra, un relato extremadamente fiel al estilo pulp de Howard, y que muestra un pulso muy firme al momento de representar el brutal (pero fascinante) mundo del cimmerio .

La guerra de los Roses (1989)

Aunque Danny DeVito es mayormente reconocido por su trabajo como actor, a lo largo de su carrera dirigió un puñado de largometrajes en los que hizo del humor ácido su principal aliado. Y en La guerra de los Roses, logra una de sus mejores películas. Aquí la historia gira alrededor de Oliver (Michael Douglas) y Barbara Rose (Kathleen Turner), un matrimonio que goza de una muy buena posición social y al que la vida le sonríe. Pero las asperezas no tardan en surgir, y el lecho conyugal pronto se convierte en un campo de batalla, cuando un proceso de divorcio los lleva a ambos a sacar lo peor de sí mismos, y a destruir todos los límites establecidos.

La guerra de los Roses es una pieza impensada en el Hollywood actual, más atento a la corrección política que al ingenio. Los enfrentamientos in crescendo entre sus protagonistas, y esa construcción del matrimonio como el germen de una pesadilla, se convierten en el disparador ideal para esta comedia salvaje que, literalmente, no deja títere con cabeza .

Zardoz (1974)

Una vez más, la ciencia ficción se convierte en un campo de experimentación ideal. Luego del éxito de La violencia está en nosotros, John Boorman comenzó a darle forma a su anhelada adaptación de El señor de los anillos, pero el proyecto fue cancelado debido a sus elevados costos. Preso de la frustración, Boorman encausó su creatividad en un nuevo guion titulado Zardoz. La trama gira alrededor de un brutal guerrero, que irrumpe en una sociedad pacífica, y qué sucede cuando chocan mundos tan opuestos.

Protagonizada por Sean Connery, este es un film solo apto para un público que quiera salir de su zona de confort, que se anime a descubrir nuevas formas de ciencia ficción, y que se interese por una puesta en escena eléctrica, en la que hasta el último detalle escapa de los casilleros obvios. Bajo el gastado mote de “bizarra”, Zardoz fue vista con ironía por varias generaciones que la entendieron como un mal chiste, pero el tiempo la reivindicó como símbolo de la desbocada creatividad de Boorman y de la libertad que se respiraba en el Hollywood de los setenta .

Escape del Planeta de los Simios (1971)

El Planeta de los simios, estrenada en 1968, fue un éxito que revitalizó el interés por la ciencia ficción distópica. Era una fábula trágica, con un desesperanzador final que caló muy profundo entre los espectadores. Si bien sus muchas continuaciones (y reversiones) pusieron siempre el acento en las batallas entre simios inteligentes y humanos, la tercera parte de la franquicia contó una historia inesperadamente tierna, pero de un espíritu decididamente amargo. Esta vez los roles se invertían, y era un grupo de simios el que llegaba al planeta Tierra. Se trataba de la pareja compuesta por Cornelius (Roddy McDowall) y Zira (Kim Hunter), junto a Milo (Sal Mineo). Inicialmente, los humanos tratan con respeto y fascinación a sus visitantes, hasta que deciden que lo mejor es matarlos para prevenir un futuro en el que las personas quedan subyugadas bajo el poder de los simios. Pero Cornelius y su esposa harán lo imposible por escapar, víctimas de una persecución cruel.

Con esta entrega, la franquicia pudo relanzarse y explicar el verdadero origen que dio pie a la conquista de la Tierra por parte de esas criaturas. Pero lo más interesante del relato tiene que ver con la dinámica entre Cornelius y Zira, y esa triste historia de amor en medio de una saga atravesada por la violencia y la barbarie .