La relación entre la ansiedad y el dolor crónico
Experto asegura que al eliminar la ansiedad desaparece la tensión y el dolor muscular, y propone diferentes rutinas para seguir en casa durante el confinamiento
La crisis del coronavirus ha llevado a miles de personas a encerrarse en casa, una situación sin precedentes que afecta especialmente a quienes sufren dolor crónico.
“El confinamiento supone una carga emocional añadida para las personas que sufren dolor de forma crónica. Mantenerse ocupados y con ánimo positivo ayuda a estos pacientes en el día a día, facilita la adaptación y una gestión más positiva de los problemas”, afirma Jordi Miró, catedrático de Psicología de la Salud en la Universidad Rovira i Virgil (URV).
La ansiedad es una reacción del organismo que va cogida de la mano del dolor crónico. “La relación bidireccional entre ansiedad y dolor es conocida. No siempre resulta fácil discernir cuál aparece primero, pero contamos con evidencias abundantes que demuestran que el tratamiento de uno influye positivamente en el otro”, añade Miró.
Concretamente, los investigadores han observado que eliminando la ansiedad, “desaparece la tensión muscular que la acompaña y, de forma consecuente, el dolor que provoca”, explica el director de la Cátedra de Dolor Infantil.
Por eso, la URV junto con la Fundación Grünenthal ha editado una guía de hábitos saludables que ayudan a prevenir el agravamiento de los síntomas en las personas con dolor crónico durante la fase de confinamiento.
El objetivo es evitar comportamientos de riesgo y mantener a raya la ansiedad. “La incertidumbre por la crisis de la Covid-19 escapa a nuestro control y esto puede tener consecuencias relevantes en el día a día de las personas: no poder salir a la calle, el miedo al contagio... No nos podemos dejar llevar por la miedo”; afirma Miró.
Y es que, el confinamiento o el #yomequedoencasa se puede presentar como una catástrofe o como una oportunidad para descubrir nuevas sensaciones o redescubrir las de siempre, para valorar las cosas sencillas, mimarnos mucho, bajar el ritmo y aumentar la atención.
Entre otros hábitos, los expertos plantean hacer ejercicio de forma adaptada, comer de forma saludable y seguir pautas de relajación cada día. También propone combinar los ratos compartidos con otros de relajación a solas, de recogimiento. O mantener las buenas rutinas, especialmente las que garantizan la calidad del sueño, porque son esenciales para una buena regulación emocional y previenen la aparición del estrés.
Por otro lado, los expertos de la Cátedra de Dolor Infantil URV-Fundación Grünenthal y el grupo de investigación en dolor Algos recomiendan prestar atención a los niños y jóvenes, y aseguran que mejorar la calidad de vida de niños y jóvenes con dolor crónico sí es posible. Por eso advierten, los padres y adultos que convivan con niños pequeños debes estar atentos ante cualquier cambio de comportamiento ya que identificar el dolor es vital para poder tratarlo.
9 claves para evitar el dolor
Muévete. No te apalanques. El sofá y, en general, la falta de actividad se pueden convertir durante el confinamiento en un enemigo peor que la Covid-19. En las redes hay recursos, tutoriales, pautas de relajación, yoga, ejercicios físicos para practicar en casa. Con poco espacio y recursos mínimos se puede liberar serotonina, frenar ansiedad y la tensión, y reducir el dolor.
Estar solo también puede ser bueno. Aunque lo pasemos muy bien todos juntos en casa no tenemos por qué hacerlo todo juntos. Es importante garantizar un espacio para cada uno, y especialmente una zona de seguridad a las personas con dolor. Tener un espacio propio ayuda a relajarse y a prevenir la ansiedad. De esta manera mejora la capacidad de control de los síntomas del dolor.
Omm... Relájate. Practicar técnicas de relajación, yoga, mindfulness ayuda a protegerse del estrés, un factor relacionado con el dolor crónico.
Duerme de noche, actívate de día. Mantener unas pautas de sueño adecuadas es esencial para conseguir un buen estado de ánimo y controlar o eliminar la fatiga. Estos factores son necesarios para luchar contra el dolor crónico, particularmente en la población infantil y juvenil. Aunque es inevitable variar ciertas rutinas, es importante no provocar cambios importantes. Estar descansados permite mantener el ritmo y conservar un buen estado de ánimo.
Infórmate, infórmales. La incertidumbre puede aumentar la tensión y el nerviosismo, también el miedo a lo desconocido; y todos estos factores también se asocian al dolor. Conviene informarse y, en el caso de menores, informarles usando lenguaje adaptado, sin detalles alarmistas. De esta manera toman consciencia de la situación y les ayudamos a gestionar las emociones.
Entrente y estimula tu imaginación. Los retos y los juegos no solamente refuerzan la autoestima, estimulan la imaginacióny contribuyen al desarrollo cognitivo en la etapa infantil. También son una buena estrategia para mitigar o prevenir el impacto del dolor. Ante el estrés del confinamiento deben cobrar protagonismo en casa; en grupo potencian la complicidad y ayudan a manejar la incertidumbres y la ansiedad.
Come sano. Durante el confinamiento nuestro cuerpo gasta menos energía y la dieta necesita adaptarse. Además de aumentar el riesgo de otras enfermedades, la obesidad es un factor de empeoramiento del dolor.
Rutinas sagradas. Establecer pautas, horarios, responsabilidades, objetivos cada día ayuda a mantener el ánimo positivo y a no ceder frente al estrés que pueda ocasionar estar permanentemente encerrados, un factor agravante del dolor.
Mantén tu estado online. Sentirnos solos es un factor de riesgo para la salud emocional. Es aconsejable que las personas con dolor agudo o crónico, especialmente las más jóvenes, mantengan el contacto con familiares y amigos. Hacer un buen uso de las redes permite saltar las barreras físicas que impone el confinamiento.
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