Contra reloj: ocho películas imperdibles que suceden en menos de 24 horas

¿Por qué habría de importarnos cuánto tiempo transcurre en la narración de una película? En principio, no debería. Hay otras cuestiones como el desarrollo de los personajes y la puesta en escena que son más interesantes para analizar. O, simplemente, si lo que el film propone resulta atractivo. Sin embargo, es llamativo lo que se genera cuando guionistas y directores eligen trabajar con ciertas restricciones. Para una mente creativa, limitar el tiempo de la narración puede ser una oportunidad para explorar otras formas de desarrollar personajes y contar sus historias que no son las habituales. Al poner la lupa sobre lo que le sucede a uno o más personajes en un tiempo acotado, se impone una economía narrativa en la que es necesario administrar de forma inteligente los recursos.

No es extraño que las películas que suceden en un día, una noche o apenas unas horas, sean más arriesgadas en lo formal. El arco de crecimiento del personaje y cada detalle necesario para contar su historia tienen que incluirse en ese tiempo limitado, que suele implicar también una limitación de espacios en los que sucede la acción. Todos los elementos tienen que estar concentrados.

Estas características están bien representadas en las siguientes ocho películas que recomendamos. Tienen en común que suceden dentro de 24 horas, llegando a veces a ser en tiempo real, pero son muy distintas entre sí; trabajan dentro de distintos géneros y cada una lleva la marca de estilo de su director, todos ellos cineastas notables.

La soga, de Alfred Hitchcock (1948)

El maestro del suspenso pone en escena una obra de teatro utilizando un truco muy cinematográfico: la simulación de un plano secuencia que dura toda la película. La acción, en apariencia ininterrumpida por cortes, muestra a dos hombres jóvenes que asesinan a otro en su departamento y esconden su cuerpo en un baúl. Luego reciben para cenar a familiares de la víctima, que no saben lo que sucedió y a su viejo profesor de la universidad (Jimmy Stewart), corriendo el riesgo de ser descubiertos, con el fin de probar su inteligencia superior concretando el crimen perfecto. La decisión estilística no es un capricho estético: la tensión de la compresión de tiempo (lo que dura la comida) y espacio son aumentadas por la ilusoria falta de cortes. Disponible en Qubit, Google Play, YouTube.

Después de hora, de Martin Scorsese (1985)

Así como sucede con la intensidad de un thriller, la comedia también se beneficia de la narración de un período corto de tiempo. En este caso se trata de una noche, durante la cual un oficinista aburrido (Griffin Dune) conoce a una chica (Rosanna Arquette) y va a visitarla a su casa del entonces bastante peligroso Soho neoyorkino. A partir de ese momento se desata una cadena de situaciones pesadillescas y humorísticas, cada una más disparatada que la anterior. El film de Scorsese, subvalorado dentro de su filmografía, es una comedia negra con un cierre perfecto que implica el carácter excepcional de lo que vivió el protagonista durante esa noche. Disponible en Google Play, YouTube, Apple TV+.

Haz lo correcto, de Spike Lee (1989)

Una de las películas más potentes en su retrato delos conflictos raciales de los Estados Unidos, Haz lo correcto presenta lo que sucede en un barrio de Brooklyn cuando las tensiones raciales de larga data estallan en un día veraniego de calor intenso. Spike Lee construye en ese período limitado un universo de vecinos ítalo-americanos, como el pizzero Sal (Danny Aiello) y sus hijos; afroamericanos, como Mookie (Lee) y Radio Raheem (Bill Nunn); y latinos, entre otros. Lo que comienza como una comedia pronto vira al drama y todo termina en tragedia cuando irrumpe la brutalidad policíaca, un tema actual que resuena en la actualidad. Al enfocar la narración en un sólo día, la escalada de violencia queda concentrada y su impacto es mayor. Disponible en DirectvGo y Apple TV+.

Antes del atardecer, de Richard Linklater (2004)

Cada parte de la trilogía romántica protagonizada por Ethan Hawke y Julie Delpy sucede en unas pocas horas. En la primera, los jóvenes turistas se conocían en un tren y paseaban por Viena. Aquí se reencuentran luego de nueve años y vuelven a conocerse, ahora como adultos. El plazo de su recorrida por París, en la que no paran de charlar sobre la vida y el amor, está impuesto por el horario del vuelo que él tiene que tomar para volver a su casa y a su familia. La gran pregunta es si esas horas son suficientes para averiguar si queda algo entre ellos, si vale la pena dejar sus vidas atrás para intentar esa relación que apenas pudo amagar a empezar tantos años antes. Disponible en Google Play, YouTube, DirectvGo, HBOGo.

Tarde de perros, de Sidney Lumet (1975)

Esta crónica de un asalto a un banco con rehenes, basada en un hecho real, es una prueba de cómo se puede construir personajes interesantes y que tengan un crecimiento dentro de la narración con solo presentarlos en un momento clave de sus vidas. En este sentido, además del sólido guión de Frank Pierson y la puesta en escena realista de Lumet, ayuda el hecho de que los ladrones están interpretados por Al Pacino y John Cazale, dos grandes actores en su mejor momento. Son ellos los que completan ese retrato que va revelando la historia con la que cargan los personajes y el motivo de este asalto que se complica más de lo esperado. Disponible en Google Play, YouTube, Apple TV+.

Victoria, de Sebastian Schipper (2015)

Como Hitchcock en La soga, el director alemán Sebastián Schipper elige un largo plano secuencia para narrar una noche movida. La Victoria del título, interpretada por Laia Costa, es una joven española que está viviendo en Berlín y que conoce a un grupo de muchachos a la salida de un boliche. Un breve coqueteo con uno de ellos la lleva a acompañarlos por las calles de Berlín. Lo que sucede después es una curiosa combinación de thriller, romance y tragedia. Al estar filmada toda la película en un solo plano secuencia verdadero, sin cortes y sin trucos, el espectador acompaña a Victoria en ese fluir de la noche, atractivo y peligroso, que puede terminar de cualquier forma y en cualquier lado. Disponible en Qubit.

A la hora señalada, de Fred Zinnemann (1952)

Este western clásico parte de una premisa que luego se convirtió en un cliché de las películas sobre policías: un último caso que el protagonista debe resolver antes de jubilarse. La película se concentra en el día en el que el sheriff Will Cane, interpretado por Gary Cooper, se está por retirar de su puesto, luego de casarse con Amy (Grace Kelly). Pero cuando se entera de que un asesino está por llegar al pueblo al mediodía para unirse a su banda de forajidos, Cane se siente obligado a ocuparse del asunto antes de abandonar su trabajo. La tensión se construye alrededor de la hora en la que el sheriff deberá enfrentarse a los criminales completamente solo, creando suspenso con muy pocos recursos. Disponible en Netflix y Qubit.

Hechizo de tiempo, de Harold Ramis (1993)

Esta elección es un poco polémica en esta lista. El Día de la Marmota que el personaje de Bill Murray vive una y otra vez, ¿es uno solo o muchos? La ingeniosa premisa del film de Ramis permite que su protagonista, Phil, crezca a través de la repetición del mismo día, corrigiendo sus actitudes y acciones, en busca de la redención y el amor del personaje de Andie McDowell. Aquí la limitación del tiempo a un día, aunque repetido, es la clave de la película y tiene su origen en la filosofía de la reencarnación. Phil tiene que volver a vivir varias veces lo mismo para dejar de ser el hombre egoísta y cínico que es al comienzo del film. Disponible en Google Play y YouTube.