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Control exhaustivo y diagnóstico precoz, las claves para superar el cáncer de ovarios

La enorme repercusión que ha tenido el anuncio de la periodista Sara Carbonero sobre la extirpación de un tumor maligno de ovario sirve para aumentar la concienciación y dar visibilidad a una enfermedad conocida como el "asesino silencioso" porque los síntomas generalmente no se muestran en las etapas más tempranas y tratables. Por eso este tipo de testimonios son valiosos e importantísimos para el resto de mujeres, según apunta la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario (Asaco).

Y es que aunque su incidencia puede parecer baja, el cáncer de ovario representa el 3 por ciento de todos los tumores femeninos; es la principal causa de muerte por cáncer ginecológico, ya que cerca del 80 por ciento de los casos se diagnostica en fases muy avanzadas, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Por otro lado, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) apunta que el cáncer de ovario es el sexto más frecuente entre las mujeres. En concreto, en España se diagnostican unos 3.300 casos anuales, el 5,1 por ciento de los cánceres en mujeres.

Considerado el "asesino silencioso" porque los síntomas generalmente no se muestran en las etapas más tempranas y tratables, el cáncer de ovario (Foto: Getty)
Ante la sospecha de cáncer de ovario, se suele realizar una evaluación general: historia clínica completa, exploración física minuciosa con exploración de la pelvis y exploración ginecológica realizada por un ginecólogo. (Foto: Getty)

También es el quinto tumor más mortal entre las mujeres -provoca la muerte de la mitad de los pacientes a los cinco años de diagnosticarse-, ya que la mayoría de pacientes (70-80 por ciento) se diagnostican en una etapa avanzada de la enfermedad.

Es decir, que en España mueren al año unas 1.900 mujeres por cáncer de ovario (el 5 por ciento de todas las muertes por cáncer) con una edad media de fallecimiento de 67,7 años.

Sin embargo, estos datos tienen otra lectura mucho más positiva y es que “la supervivencia a cinco años se ha cuadruplicado en las últimas cuatro décadas: se ha pasado de un 15 a un 60 por ciento, lo que anima a seguir investigando”, según explica a 20 Minutos, el doctor Andrés Poveda, presidente del Grupo Mundial de Investigación Cáncer Ginecológico (GCIG) y jefe del Departamento de Oncología Ginecológica de INITIA-Quironsalud en Valencia.

Este diagnóstico tardío se debe, principalmente, a que en su etapa inicial el cáncer de ovario muestra síntomas que pueden confundirse con otros trastornos benignos y a la ausencia de un método eficaz de detección precoz.

No es el caso de la periodista Sara Carbonero (de 35 años de edad), que esta misma semana ha tenido que pasar por el quirófano para ser intervenida de un tumor maligno de ovario, según ha informado en un mensaje publicado en su perfil de Instagram: "Afortunadamente lo hemos pillado muy a tiempo pero todavía me quedan unos meses de lucha mientras sigo el tratamiento correspondiente".

La clave de su recuperación está en la detección precoz y la rápida intervención: "Los médicos me vieron un tumor maligno en el ovario y ya he sido operada", ha escrito la presentadora sobre el cáncer, "esa dichosa palabra de seis letras que todavía me cuesta escribir".

“Cuando aún no nos habíamos recuperado de un susto, la vida nos ha vuelto a sorprender. Esta vez me ha tocado a mí", indicaba Carbonero en Instagram haciendo mención al infarto que sufrió su marido, el futbolista Iker Casillas.

Los expertos insisten en la importancia de acudir a las revisiones rutinarias y conocer los aspectos clave del cáncer de ovario. Todavía no existe una técnica o método para la detección precoz del cáncer de ovario, pero sí contamos con una serie de exámenes y pruebas que pueden ser de gran utilidad para el diagnóstico.

Para detectarlo a tiempo, es “imprescindible”, apunta al ABC la doctora Carmen Pingarrón Santofimia, jefa de Equipo de Ginecología y Oncoginecología del Hospital Quirónsalud San José, “hacer revisiones ginecológicas, que incluyan citología con detección de HPV para prevenir el cáncer de cuello de útero, ecografía transvaginal, donde podemos evaluar tanto el útero como los ovarios, y revisión clínica y radiológica de las mamas”.

(Foto: Getty/HuffPost)
A medida que el tumor crece pueden comenzar a aparecer algunos síntomas como pérdida de apetito, sensación de plenitud abdominal tras la comida (aunque esta sea frugal), o pérdida de peso. (Foto: Getty/HuffPost)

Existen 3 tipos de cáncer de ovario: carcinoma epitelial, tumores de células germinales, tumores del estroma. El primero de ellos es el más frecuente, representa el 85-90 por ciento de los cánceres de ovario. Los otros dos son muy infrecuentes.

Signos y síntomas

Habitualmente las etapas iniciales del cáncer de ovario suelen cursar sin síntomas, o con síntomas muy leves que pasan desapercibidos y se confunden con procesos benignos.

Esto hace que el tumor puede crecer y diseminarse de manera silente en la cavidad abdominal, de manera que cuando causa síntomas ‘reconocibles’ ya suele estar diseminado. Incluso los primeros síntomas en las etapas avanzadas son habitualmente bastante vagos en forma de molestias inespecíficas abdominales, por lo que es frecuente que sean ignorados o confundidos con procesos benignos como dispepsia o "gases".

No obstante, tal y como apunta Poveda en declaraciones a El Español, “no se puede decir a las mujeres que acudan al ginecólogo cada vez que sientan una distensión de abdomen que se parezca a una indigestión".

A lo que sí que hay que dar importancia (y ante lo que debemos actuar) es antecualquier alteración fuera de lo habitual y mantenida en el tiempo”. En este caso, continúa el experto “hay que acudir a un ginecólogo y, si resulta ser un cáncer, asegurarse de que éste es experto. No basta con que tenga la especialidad en Ginecología, tiene que ser alguien acostumbrado a tratar cáncer, no es lo mismo si se va a un obstetra, especializado en partos”.

Sí deben interpretarse como señales de alarma los sangrados vaginales inusuales y alteraciones del ciclo menstrual, las molestias pélvicas y/o abdominales que persisten y no tienen una explicación lógica, la necesidad de orinar frecuentemente, los episodios repetitivos de estreñimiento o diarrea que no se explican por otras causas.

También el dolor de espalda inexplicable que empeora con el tiempo, cansancio excesivo, pérdida o aumento del peso sin causa conocida, náuseas y vómitos.

No obstante, estos síntomas son muy inespecíficos y pueden indicar otras patologías como Síndrome de Ovario Poliquístico, quiste ovárico, endometriosis, etc. No hay que alarmarse, pero requieren un seguimiento; y si se presenta más de uno y persisten más de dos semanas, acude a tu médico de familia o ginecólogo.

(Foto: Getty)
Así mismo se suele realizar una analítica de sangre, y radiografía de tórax. Además de otras pruebas de imagen como la ecografía ginecológica y una tomografía axial computerizada de abdomen y pelvis. (Foto: Getty)

¿Es hereditario?

El riesgo de padecer un cáncer de ovario aumenta si un familiar de primer grado (madre, hermana o hija) ha padecido o padece un cáncer de ovario, de mama, ovario, endometrio o colon. El riesgo también aumenta cuantos más familiares tengan un cáncer de ovario.

Sin embargo, tener una mutación genética asociada al cáncer de ovario no significa que se vaya a desarrollar inevitablemente la enfermedad, sino que el riesgo es mayor en comparación con el de las mujeres que no tienen esa mutación.

Como otros tumores malignos, se produce como consecuencia de una acumulación de alteraciones genéticas que causa un crecimiento y proliferación incontrolada de las células epiteliales, pero continúan sin conocerse el mecanismo o mecanismos que inducen dichas alteraciones.

Lo que sí se ha confirmado es que alrededor del 20 por ciento de los cánceres de ovario son hereditarios, asociados en la mayoría de casos a mutaciones de los genes BRCA 1 y BRCA 2. Aunque no todas las mujeres con mutaciones de BRCA van a desarrollar cáncer de ovario o mama.

(Foto: Roche)
Si en tu familia existen antecedentes familiares de cáncer de ovario, puedes recurrir a una Unidad de Consejo Genético para conocer tu riesgo individual. (Imagen: Roche)

Asimismo, existe la evidencia de que las pacientes portadoras de estas mutaciones tienen una mejor supervivencia. Entre las razones que se citan está el hecho de que son mujeres con controles más exhaustivos y que pueden ser diagnosticadas en una fase más precoz de la enfermedad, como le ha ocurrido a Sara Carbonero.

¿Se puede prevenir?

Algunos factores de riesgo son modificables como el exceso de peso y el tabaquismo, pero hay otros que no se ‘eligen’ como no haber estado nunca embarazada o haber recibido terapia hormonal sustitutiva en la menopausia.

“Sabemos que una gran parte de los cánceres podrían prevenirse fomentando hábitos de vida saludables, como practicar el ejercicio físico, evitar dietas ricas en grasas y carnes rojas, fomentar la dieta mediterránea, evitar el abuso de alcohol y no fumar”, nos recuerda la oncóloga Ana Santaballa, del Hospital La Fe de Valencia y miembro de la Junta directiva de la SEOM.

Junto con la obesidad, la edad es otro ‘condicionante’ ya que la gran mayoría de los casos se diagnostican por encima de los 45 años, siendo la edad media de diagnóstico de 61-63 años.

Por otro lado, “los estudios señalan que tomar anticonceptivos disminuye el riesgo de este tipo de cáncer. Asimismo, la lactancia y haber tenido hijos también parece ejercer cierta protección frente a la enfermedad”, concluye la experta.

La cirugía, la quimioterapia, la radioterapia y la hormonoterapia son los tratamientos habituales que habrá que adaptar al tipo de cáncer, el estadio en el que se encuentre la enfermedad y el estado general de la paciente.

¿Acudes a tus revisiones y sigues las pautas que te marca tu ginecólogo para cuidar tu salud íntima?

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