Alopecia, otro efecto secundario del coronavirus

Tras haber pasado la enfermedad muchas mujeres han sufrido la pérdida masiva del cabello. Un trastorno que, según los dermatólogos, hace que en muy poco tiempo se pierda un volumen considerable de melena, pero no conduce a una calvicie definitiva

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Actualmente hay varias investigaciones en marcha para averiguar si la pérdida de pelo asociada al coronavirus está provocada por la medicación o por el propio virus. (Foto: Getty)

Durante el verano, las consultas de dermatología sobre caída de cabello se han multiplicado de forma evidente con mujeres que acuden alarmadas ante lo que los especialistas consideran “una caída de pelo escandalosa”.

Tricólogos y dermatólogos afirman que es increíble la cantidad de casos de efluvio telógeno que hemos visto después de haber padecido la Covid-19, Aunque aún no existen estudios concluyentes sobre la repercusión directa de la enfermedad por Covid-19 sobre el cuero cabelludo, parece lógico suponer que las alteraciones psicológicas que ha despertado este virus en la población, principalmente estrés y ansiedad, han favorecido un aumento en la alopecia por ‘efluvio telógeno agudo’.

De hecho, la Academia Española de Dermatología (AEDV) está investigando para determinar si la causa es, como parece, resultado del estrés posenfermedad o si pudiera tratarse de la reacción a algún tipo de medicamento para tratar el coronavirus. Los resultados preliminares apuntan de momento al primer supuesto.

“El estrés y la ansiedad motivados por el Covid-19, han sido los factores principales de pérdida de pelo asociado al confinamiento. Estos estados producen un aumento de la ACTH (Hormona Adrenocorticotropa), que se produce en la hipófisis y estimula las glándulas suprarrenales, ocasionando alteraciones en el ciclo de crecimiento del pelo”, explica la doctora Josefina Royo de la Torre, directora del Instituto Médico Láser (IML).

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El efluvio es un periodo en el que la caída de cabello está totalmente descontrolada y es inevitable, pero se va corrigiendo solo con el tiempo. (Foto: Shutterstock/Getty)

Caída masiva de pelo por estrés

El efluvio o “desprendimiento” es una alopecia difusa, aguda o crónica, producida como resultado de una agresión externa o interna sobre los folículos pilosos, que origina una alteración de su ciclo. LA AEDV Hay dos tipos principales de efluvio: anágeno y telógeno.

Normalmente el 'efluvio telógeno agudo' aparece de forma secundaria a procesos como un parto, una operación quirúrgica o una enfermedad. En este caso, por el Covid-19. Se manifiesta en forma de caída muy llamativa en la ducha, almohada, cepillado… En muy poco tiempo se pierde un volumen considerable de melena, quienes lo sufren piensan que van a perder su melena en cuestión se semanas; pero el efluvio telógeno agudo no conduce a una calvicie definitiva.

Sin sexo ni edades

Aunque la causa fundamental del efluvio telógeno agudo es el estrés, “algunas condiciones femeninas, como menopausia embarazo o lactancia, por ejemplo, pueden producir etapas de pérdida de pelo más acentuadas”, apunta la directora del IML.

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Las señales son claras, basta con mirar en la almohada o el cepillo. Si los mechones se desprenden con solo peinarte algo está pasando. (Foto: Getty)

Los hombres no suelen percibir tanto este problema “ya que suelen tener el pelo más corto y se lo lavan más a menudo, lo que ayuda a que el pelo que está en fase de efluvio telógeno, se desprenda”, apunta la doctora Rita Rodrigues Barata, dermatóloga del Grupo Jaén y especialista en piel sensible y tricología.

Sin embargo, “a pesar de que las mujeres sufren más algunos problemas que lo causan, como cambios hormonales, partos o bajadas de hierro, esta caída de pelo por Covid también lo estamos viendo en varones. Personalmente, nunca había visto tantos casos de efluvio telógeno en hombres. Es lógico: el virus no ha entendido de sexo ni edades”, subraya el doctor David Saceda Corralo, dermatólogo y tricólogo en el mismo grupo.

Efecto retardado

Que la caída se produzca a los tres meses de haber pasado la enfermedad no es casual. Es el tiempo que pasa desde que el cabello muere en el folículo piloso (coincidiendo con el momento álgido de la enfermedad) hasta que se desprende por completo. Quienes están perdiendo ahora el pelo se contagiaron de coronavirus en abril o mayo.

En palabras de la Doctora Rita Rodrigues Barata, dermatóloga del Grupo Jaén: “La fase telógena es la última fase de vida del cabello; momento en el que se produce la caída del mismo. En condiciones normales, entre el 10 y el 15 por ciento del cabello está en esta fase de ‘recambio’, mientras que el resto está creciendo. Cuando se produce el efluvio telógeno, el porcentaje de pelo ‘recambiándose’ aumenta, lo que se traduce en una pérdida mayor de pelo”.

Contrariamente a lo que ocurre con la alopecia androgénica (la más conocida), que concentra la pérdida de cabello en la parte superior y de la coronilla, el efluvio telógeno es una caída difusa, que se produce por todo el cuero cabelludo.

Desde que se produce la alteración del crecimiento del pelo por efluvio telógeno, hasta que se empieza a percibir la caída, pasa un tiempo. Tal y como nos explica la dermatóloga del Grupo Jaén: “El estímulo que desencadena este tipo de alopecia ocurre de uno a tres meses antes de la caída del pelo. Esto significa que, cuando el paciente viene a consulta quejándose de caída del cabello, hay que buscar la causa unos meses atrás”. Esto explicaría por qué, a principios de verano, los expertos de dermatología han percibido un aumento de consultas sobre la caída de pelo.

En lo que respecta a si la enfermedad por coronavirus SARS-CoV-2 produce o no caída de pelo, ambas expertas consultadas coinciden en señalar que no existen aún trabajos concluyentes: “En la actualidad hay varios estudios en curso sobre este tema, pero no hay resultados definitivos, siguen en proceso de recogida de datos y obtención de conclusiones”.

Los resultados preliminares de un estudio han sido publicados en Journal of the American Academy of Dermatology. Esta investigación relaciona la mayor gravedad de la enfermedad por Covid-19 con la presencia de alopecia androgenética previa, pero no sitúa al coronavirus como causa de esta pérdida del cabello. “Por otro lado, se está estudiando si los andrógenos son un factor de riesgo en cuanto a la gravedad de esta enfermedad”, explica la Dra. Royo de la Torre.

¿Me voy a quedar calva por culpa del Covid?

No, el efluvio telógeno tiene un pronóstico muy bueno. Es un proceso transitorio reversible que en principio se resuelve por sí solo y que evoluciona muy bien a medio plazo. “Lo importante es diagnosticar correctamente que se trata de este tipo de caída porque en caso de existir otra alopecia andrógena, se requerirá un tratamiento específico”, advierten los dermatólogos del Grupo Jaén .

Lo que ocurre, añaden es que “a veces descubrimos una alopecia que estaba presente antes. Digamos que el efluvio puede desenmascarar una alopecia previa”.

Puede volverse crónico

Por otro lado, la AEDV aclara que hay un tipo de efluvio telogénico crónico que “suele afectar a mujeres entre los 30 y los 60 años de edad siendo el inicio brusco y presentando brotes , la mayoría con carácter estacional, en su evolución. No se ha identificado un factor etiológico responsable ni existe un tratamiento bien definido, si bien se ha presentado una buena experiencia con el minoxidil al 5 por ciento que puede acortar la evolución natural del proceso”.

Asimismo apuntan que algunas enfermedades inflamatorias como el liquen, el lupus, o infecciosas como algunos tipos de foliculitis, infecciones por hongos etc. que de no ser tratadas a tiempo pueden determinar una alopecia cicatrizal y por tanto definitiva. De ahí la trascendencia de un diagnóstico precoz para evitar este desenlace. En definitiva, “la alopecia es un cuadro complicado que puede responder a causas muy variables. El dermatólogo es el único especialista capaz de diagnosticar y tratar el problema”, concluyen.

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