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La hija de Ágatha Ruiz de la Prada y su vida rodeada de la 'crème de la crème'

A Cósima Ramírez sus amigos más cercanos la llaman 'Cósmica'. Siempre con una sonrisa radiante y desprendiendo luz a cada paso que da, la hija del periodista Pedro J. Ramírez y la diseñadora de moda Ágatha Ruiz de la Prada es sin duda una de las jóvenes con una mejor situación dentro de la alta sociedad española. Ha heredado la creatividad y el desparpajo de su madre y una gran facilidad para relacionarse y el gusto por la política de su padre, pero Cósima es única e inigualable y sabe perfectamente cómo actuar ya sea ante un príncipe en una boda de alto copete que frente a los micrófonos de Sálvame desenvolviéndose con la misma soltura y frescura.

MADRID, SPAIN - NOVEMBER 20: (L-R) Agatha Ruiz de la Prada, Francisco Rivera and Cosima Ramirez Ruiz attend 'Rastrillo Nuevo Futuro' on November 20, 2019 in Madrid, Spain. (Photo by Europa Press Entertainment/Europa Press via Getty Images)
Agatha Ruiz de la Prada, Francisco Rivera y Cosima Ramirez (Photo by Europa Press Entertainment/Europa Press via Getty Images)

Un día, la joven de 32 años heredará el imperio textil de su progenitora, todo un negocio lleno de color que ha llegado a los lugares más recónditos del planeta y que ha sabido renovarse con el paso de los años para no hacer solo moda sino también productos de papelería, de cocina o perfumería. Su educación exquisita hacen de Cósima todo un reclamo en cada una de sus apariciones públicas y siempre es una de las invitadas más llamativas en los enlaces de postín a los que acude. Porque la que un día podría ser marquesa de de Castelldosríus, con Grandeza de España, y Baronesa de Santa Pau (este será con toda probabilidad el titulo que herede de su madre), tiene unas relaciones sociales a su altura que la sitúan entre los conocidos como cachorros de la jet entre los que hay hijos de empresarios, banqueros o miembros de la nobleza española.

"Hola soy Cósima; para algunos amigos, Cósmica. Quizás por eso siempre sentí unas ansias terribles por hacer cosas que rompieran los moldes de la mediocridad y me pusieran en órbita. ¡Quién pudiera ser estratosférica!". Con estas frases se presentaba la joven en 2014 en su blog dentro del diario El Mundo, dejando bien claro que aunque siempre ha ido de la mano de su madre, estaba buscando su propio lugar dentro de la industria fashion. Con gran personalidad y natural como la vida misma, la hija de Ágatha ha ido encontrando su sitio entre lo más selecto de la la alta sociedad y hoy es uno de los rostros más deseados en cualquier red carpet que se precie. Lo mismo baila flamenco en el Rastrillo de Nuevo Futuro con Francisco Rivera que se sienta a debatir con la infanta Pilar, hermana del rey don Juan Carlos, que se fotografía en un frot row junto a Terelu y María Teresa Campos y Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset.

"Soy seria y nihilista, pero he tenido armas muy buenas como el ejemplo de mi madre y su filosofía agathista, que me ha servido para tener una risa pegadiza siempre presente", revelaba en Mujer Hoy. Cuando alguien le pregunta cómo ha sido criarse en una familia tan especial, ella responde sonriendo: "Como nunca he tenido otros, pues no puedo compararlos, es lo que me ha tocado y lo mismo sucede con mi casa, porque es multicolor, fosforita, con todas las tonalidades a la vez. De hecho, cuando mi madre vio cómo quería decorar mi cuarto me dijo: "Demasiado color, te vas a volver loca". Pero no me pongo nerviosa, he crecido en esa vibración, me resulta de lo más normal del mundo. Yo no entiendo una casa gris, ahí estaría casi ciega, pero también sé que tengo suerte, porque ha sido fácil mi entrada al mundo laboral de Ágatha Ruiz de la Prada, cuya estética visual me ha acompañado desde pequeñita", dijo en Rsvp Online.

MADRID, SPAIN - FEBRUARY 03: (L-R) Cosima Ramirez, Pedro J. Ramirez, Tristan Ramirez and Cruz Sánchez de Lara Sorzano attends Cocinillas awards on February 03, 2020 in Madrid, Spain. (Photo by Borja B. Hojas/Getty Images)
Cosima Ramirez, Pedro J. Ramirez, Tristan Ramirez and Cruz Sánchez de Lara Sorzano (Photo by Borja B. Hojas/Getty Images)

'Marcada' desde la cuna

Ya su nombre nos da una idea de su personalidad. Cósima fue la segunda esposa del compositor Wagner, una aristócrata rebelde y provocadora que desafió a los más tradicionales de su época. Sus padres soñaban con que se dedicara al mundo de la música y la apuntaron a clases de piano o guitarra desde muy pequeña. Y es que desde niña se ha codeado con periodistas de renombre, literatos (su padrino fue Francisco Umbral), artistas de prestigio, pintores, diseñadores top y lo más granado de la aristocracia y la nobleza patria.

Con ocho años se fue a estudiar a París y luego al internado para niñas St Mary's School en Reino Unido, donde se educaron desde Carolina de Monaco a las infantas Elena y Cristina. Luego optó por marcharse a Estados Unidos para hacer Historia en la Universidad Brown, una de las más prestigiosas del país. Allí coincidió con otro 'hijo de', Rafael Cebrián Aranda, hijo del consejero delegado del grupo de comunicación Prisa, Juan Luis Cebrián, pero también empezó a relacionarse con lo más top de Hollywood, ya que se hizo amiga de Ray, el hijo del actor Jack Nicholson.

En 2007, Cósima fue una de las jóvenes del Baile de Debutantes de París, una de las veladas más asombrosas del mundo en la que hijos de estrellas, nobles y millonarios (todos con apellido ilustre) hacen su presentación en sociedad vestidos de Alta Costura. Junto a la hija de la diseñadora, ese año estuvieron también las nietas del senador Kennedy o la hija del cantante Phil Collins. Casi nada.

Ágatha Ruiz de la Prada con sus hijos Cósima y Tristán en la boda de Fernando Fitz-James Stuart, hijo del duque de Alba, en 2018. (Photo by Europa Press/Europa Press via Getty Images)
Ágatha Ruiz de la Prada con sus hijos Cósima y Tristán en la boda de Fernando Fitz-James Stuart, hijo del duque de Alba, en 2018. (Photo by Europa Press/Europa Press via Getty Images)

Invitada en bodas reales y de alto copete

Cuando volvió a España comenzó a trabajar con su madre como responsable del departamento de relaciones internacionales y comenzó a posar frente a los medios como si lo llevara haciendo toda la vida. "Entrar en el círculo más selecto de la Alta Costura de París no se hace sin una pizca de osadía y sin darse un poco de importancia. La mayoría de los mortales que estábamos allí nos habíamos infiltrado gracias a una ardua campaña de chantaje (implícito y explicito)", decía con socarronería tras aparecer vestida de rojo y con unas plataformas de vértigo marca de la casa en el desfile de Jean Paul Gaultier en la Semana de la Moda parisina.

"Es importante reírse de uno mismo en el día a día y cuestionar los límites. La imaginación humana es muy potente y hay que disfrutarla en su aspecto lúdico", ha comentado en alguna ocasión Cósima, que es habitual en los enlaces más importantes de los últimos tiempos. Hace solo unos días asistía con su madre a la boda de una de sus grandes amigas, Alejandra Ansón, hija de Rafael Ansón, y allí deslumbraba con un colorido estilismo con abrigo rosa de pelo de la marca familiar. Ella 'agathiza' cualquier modelito y consigue lucirlo con clase y un charme innato.

Pero dada su gran relación con el mundo de la aristocracia, también la hemos visto en enlaces reales, como el de la princesa María Anunciata de Liechtenstein y Emanuele Musini en Viena, donde coincidió con algunos de sus amigos más VIP e internacionales como los hijos de Carolina de Mónaco, Pierre y Andrea Casiraghi, y sus mujeres, Beatrice Borromeo y Tatiana Santodomingo, Sassa de Osma y su marido el príncipe Christian de Hannover e Inés de Cominges. Fue una de las grandes bodas de 2021 y Cósima destacó con un look con gorro en azul eléctrico con flores en relieve, que recordaba al de las nadadoras clásicas de los años 50. Ágatha cien por cien. En su Instagram colgó varias fotos en las que se la ve posando delante de un carruaje dorado o tirada en el suelo junto a una botella de champán pese a estar en un palacio celebrando una boda de la realeza. Y es que para la it girl no hay ambiente que se le resista.

"Dentro de todas las tragedias, la vida también es un gran chiste cósmico y hay que escabullirse haciendo guiños al surrealismo", decía en el citado medio online. Dos años atrás la vimos en otra de las bodas que marcaron 2019. El heredero Louis Kahane, muy amigo de Cósima e hijo del poderoso industrial austríaco Alexander Kahane, y la it girl y cineasta Mafalda Millies se dieron el 'sí, quiero' en Saint Moritz, en Suiza, uno de los destinos más elitistas del mundo, y allí Cósima se lo pasó en grande con su amiga, la diseñadora de joyas Sabine Getty, casada con el heredero Joseph Getty.

En 2018, Cósima no se perdió la boda del futuro duque de Alba. Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo se casaron en el palacio de Liria en Madrid y la joven asistió con su madre y su hermano Tristán, al que ella califica como "un buda moderno" que pone paz en la familia. Para un evento de este tipo, que contó con la presencia de la reina doña Sofía, entre otros invitados de la alta sociedad y la aristocracia, Cósima optó por un atrevido minivestido rojo con lunares rosas, un sombrero rojo que recordaba a las monteras de los toreros y una capa casi a modo de capote, tal vez haciendo un guiño a la pasión de la fallecida duquesa de Alba, abuela del novio, por el mundo del toreo. "¡Qué viva la futura duquesa!", escribía en sus redes la joven haciendo un homenaje a Palazuelo, que es buena amiga suya.

No se casa con nadie

"Dentro de lo posible yo intento ser lo más honesta que pueda, porque ser sincera o sincero se ve cada vez menos en esta sociedad y por eso se valora. Ser libre es algo muy natural para mí y si soy sincera espero inspirar a otros para también serlo y cada uno estará más contento consigo mismo. Tener la convicción de quererse a sí mismo, de verdad y no porque otros te valoren, ésa es la verdadera libertad", ha dicho. Cósima Ramírez se mueve como pez en el agua entre empresarios, príncipes y princesas y multimillonarios con imperios empresariales, pero se casa con nada ni con nadie. "No hay nada más hipócrita que ser diplomático", dijo en una entrevista en Vanity Fair en 2017.

Pese a su aspecto snob, ella misma odia el snobismo, que vivió desde muy niña cuando estudiaba en el internado británico. "Todas las niñas bien católicas del Reino Unido iban a allí y salían hechas un cuadro. Y encima era muy pijo, de un esnobismo insoportable", contó en esa entrevista donde confesó que "la gran frivolidad de mi vida fue mi puesta de largo en París, salir en sociedad vestida de una gran cursilería". Ni con la monarquía tiene pelos en la lengua la que un día sucederá a Ágatha como dueña de la firma de moda y que además cuenta con unas relaciones sociales envidiables.

"Hoy tiene poca lógica ser monárquico. Cuando un monarca no inspira respeto se convierte en un peso muerto, en una vergüenza", decía en ese medio. Su madre luchó para que se le reconocieran sus títulos nobiliarios y fue pionera en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres en la sucesión nobiliaria, algo que le generó ciertas críticas en el sector más tradicional. “Yo he sentido ese odio del que habla mi madre, porque ella y mi familia somos como los payasos de la aristocracia, pero me da tanto igual lo que digan que vamos… que la que se ríe soy yo".

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