El costado jazzero de Charlie Watts: la anécdota de un músico argentino que lo tuvo como célebre espectador

El fanatismo de Charlie Watts por el jazz siempre se mantuvo al día en paralelo a su trayectoria con los Rolling Stones
Ursula Düren

Elegante, sobrio, austero. Así se mostraba (así era) Charlie Watts, que murió este martes a los 80 años. Su personalidad se reflejaba no sólo en su modo de tocar, sino en la elección de su equipamiento. “Desde que arrancó con los Rolling Stones hasta el día de hoy, siempre mantuvo su mismo set de batería. Una batería de configuración jazzera (tres platillos y una pareja de hi-hat) con medidas un poco más grandes, obviamente, para hacer el trabajo de rock. Y, sobre todo, una pegada y una solidez increíbles”, dice Pipi Piazzolla.

Pipi está acongojado con la noticia de la partida del baterista de los Rolling Stones. “Es una pérdida muy grande, porque era un músico genial. Siempre lo cito como ejemplo para mis alumnos: un tipo que te puede mantener un show de tres horas siempre grooveando , con el beat muy preciso”.

Murió Charlie Watts, el baterista de los Rolling Stones

La elección del set de batería jazzera a la que se refiere el líder de Escalandrum no es casual. Porque en paralelo a su trayectoria con los Rolling Stones, Watts desarrolló una carrera como solista vinculada al lenguaje que, acaso, haya sido el que más amaba: el jazz . Desde mediados de los 80, cuando lanzó su primer disco como solista al frente de una big band que incluía entre sus filas a notables solistas ingleses como el saxofonista alto Peter King, los saxofonistas tenores Evan Parker, Danny Moss y Courtney Pine, los trompetistas Harry Beckett y Jimmy Deuchar y el trombonista Paul Rutherford, entre otros, mostró una veta distinta a la que le había dado la fama como miembro fundador de los Rolling Stones. En esa oportunidad, la orquesta versionaba clásicos como “Stompin´ at the Savoy”, popularizado por la orquesta de Benny Goodman; “Lester Leaps in”, un homenaje a Lester Young y Count Basie y “Scrapple From The Apple”, una de las más emblemáticas composiciones de Charlie Parker.

Pipi Piazzolla, esta vez con Fogiel y Balduini
Mariana Eliano


Pipi Piazzolla evoca a Charlie Watts (Mariana Eliano/)

En febrero de 1987 llegó a la portada de la revista Down Beat, una biblia para los amantes del jazz. En esa entrevista, mencionaba a algunos de sus referentes del género en su instrumento, como Chico Hamilton, Max Roach, Buddy Rich y Dave Tough. También mencionaba sus excursiones al Ronnie Scott, el mítico club londinense, donde recientemente se habían presentado leyendas como Chet Baker y Buddy Rich. También elogiaba el solo de Louie Bellson, otro baterista notable, en “Skin Deep”, compuesto por Duke Ellington. Y confesaba, además, que no practicaba para tocar jazz especialmente: “Para mí es lo mismo que tocar rock & roll. Hay que desempeñar distintas funciones, pero en realidad es el mismo tipo de trabajo”.

Cuando era muy joven, Watts -que se desempeñaba como diseñador gráfico- escribió un libro infantil dedicado a Charlie Parker. Un ejemplar original de Ode to a Highflying Bird, lanzado por la editorial londinense Beat Publications, cotiza entre 5000 y 15000 dólares en sitios de venta online.

A comienzos de los 90, Watts realizó dos discos honrando la obra de Charlie Parker. From One Charlie (1991) reproducía en las liner notes ese homenaje seminal de los 60, y las composiciones propias, al frente de un cuarteto integrado por Peter King en saxo alto, Gerard Presencer en trompeta, Brian Lemon en piano y Davd Green en bajo, se lucían entre versiones de clásicos como “Relaxin` at Camarillo”. Y en 1993 lanzó otro tributo a Parker, en este caso grabado en vivo y a su quinteto se le añadía una sección de cuerdas, e invitados especiales como Bernard Fowler, corista de los Rolling Stones, en “Lover Man”.

Su último álbum, grabado en vivo en Copenhague y editado por el sello Impulse en 2017. Lo acompaña la Danish Radio Big Band, y el repertorio incluye la suite que Watts compuso en honor al baterista Elvin Jones y versiones jazzísticas de los Rolling Stones como “(Satis) Faction”, Paint it, Black” y “You Can´t Always Get What You Want”.

Miradas locales

La tristeza se palpa en los parches y platillos locales. “Un baterista querido por todos los bateros del mundo, sean del estilo que sean”, dice Pipi Piazzolla. Y agrega: “Tocando jazz era muy preciso, muy fino.”

“Para mí, él era la escuela del rock & roll”, dice Carto Brandán, uno de los bateristas más destacados del ámbito local e integrante del grupo de percusión e improvisación dirigido por señas, La Bomba de Tiempo. “Las canciones, el sonido de los 60, el beat y su impronta en una banda muy emblemática. ¡Increíble! A mí siempre me hizo viajar, como si él, en sí mismo, trajera una energía muy polenta”.

Pepi Taveira, baterista de ritmo explosivo
Pepi Taveira, baterista de ritmo explosivo


El recuerdo de Pepi Taveira cuando lo tuvo a Charlie Watts como espectador suyo

Pepi Taveira no se olvidará jamás la noche del miércoles 22 de febrero de 2006 . Esa noche, mientras armaba su batería en el escenario de Notorious, el club de jazz que quedaba en la avenida Callao, entre Paraguay y Marcelo T. de Alvear, divisó la figura de Charlie Watts. “Por supuesto, enseguida lo fui a saludar. Era un tipo muy educado, muy agradable. Se quedó al show”, recuerda el gran baterista argentino, recientemente radicado en Valencia, España.

Watts pudo presentar el concierto que ofreció Taveira junto a su quinteto, integrado por Paula Shocron en el piano, Jerónimo Carmona en contrabajo, Pablo Puntoriero en saxo y Enrique Norris en corneta. Watts usó su noche libre (había tocado en el Monumenta el día anterior y lo haría el día siguiente junto a los Rolling Stones, en el marco del tour A Bigger Bang), para ir a escuchar jazz. “Después del show, me invitó a tomar vino a la mesa con él”, evoca Taveira.”Charlamos de música, de jazz, de las baterías. Le gustaba mi batería que era una Mus, fabricada en la Argentina. Estaba sorprendido por cómo sonaba. Muy buen tipo. Muy agradable. Un gentleman”.