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De antidepresivos y somníferos a multivitamínicos: todo lo que tomamos en España para superar la fatiga pandémica

La <a href="https://es.vida-estilo.yahoo.com/padeces-el-sindrome-de-carga-laboral-excesiva-o-de-agotamiento-profesional-115800046.html?guccounter=1&guce_referrer=aHR0cHM6Ly93d3cuZ29vZ2xlLmNvbS8&guce_referrer_sig=AQAAACLxK8LAslnte2-FsROG-yTk8GbXZLul7ljg80tAUY4nqdBXqvcjMmiOYBEl6IdHYmyGPw4-uAZbLdyF1KwJ09Mb2NsG1HmLB-aOBVh9jSh4x9kp083Bfwm6wszJ_mj4KUk0pHNDfJtU_kswCXHxWYClC6VHZM5LhXdUmFIKqD2r" class="link  yahoo-link" data-ylk="slk:sobrecarga de trabajo;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas;outcm:mb_qualified_link;_E:mb_qualified_link;ct:story;">sobrecarga de trabajo</a> o la <a href="https://es.vida-estilo.yahoo.com/hastiado-de-todo-115241953.html" class="link  yahoo-link" data-ylk="slk:insatisfacción;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas;outcm:mb_qualified_link;_E:mb_qualified_link;ct:story;">insatisfacción</a> y la incertidumbre que ha generado la pandemia generan ansiedad, <a href="https://es.vida-estilo.yahoo.com/estos-son-los-seis-trastornos-que-te-quitan-el-sueno-121443687.html" class="link  yahoo-link" data-ylk="slk:insomnio,;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas;outcm:mb_qualified_link;_E:mb_qualified_link;ct:story;">insomnio,</a> nerviosismo o <a href="https://es.vida-estilo.yahoo.com/el-sorprendente-motivo-por-el-que-nos-deprimimos-mas-en-invierno-105758646.html" class="link  yahoo-link" data-ylk="slk:depresión;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas;outcm:mb_qualified_link;_E:mb_qualified_link;ct:story;">depresión</a>; estos serían los motivos por los que más recurrimos a los fármacos.

La situación emocional durante la pandemia ha hecho que los recursos psíquicos que cada uno de nosotros tiene se hayan ido agotando. Para seguir lidiando con la incertidumbre, el cambio, la adaptación a una situación nueva, el teletrabajo y la conciliación, muchos han recurrido a los psicofármacos, y más en concreto, a los antidepresivos.

Así lo explica Marta de Prado, psicóloga sanitaria y forense. Y es que después de tantos meses cada vez se hace más difícil afrontar todo lo que ha traído la pandemia.

El sufrimiento psíquico y el estrés generado durante la pandemia se ha ido sosteniendo con los recursos psíquicos que cada uno de nosotros tiene. Sin embargo, estos recursos se ‘cansan’ o se sienten insuficientes después de tantos meses. Por eso, habrá que estar especialmente atentos a sintomatología ansioso-depresiva, duelos, soledad, irritabilidad y problemas psicosomáticos, advierte la psicóloga.

"Estamos más irritables y eso quiere decir que te vas a enfadar más con tu jefe, que igual no se lo vas a decir pero lo pagas con la pareja y te sientes mal porque has dicho cosas que no deberías haber dicho. Todo esto va creando más fatiga por nervios, por preocupaciones, peleas...", añade Antonio Cano, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo General de la Psicología (COP).

Cuanto más fatiga hay, más cansancio, agotamiento y emociones negativas o desagradables se sienten. Un bucle del que es difícil salir y que puede hacernos recurrir a los fármacos para reducir sus consecuencias, tanto físicas como psíquicas.

Hasta ahora sabemos, por los resultados que arroja un informe de tendencias de Cofares, la cooperativa que se dedica a la distribución de medicamentos y productos sanitarios en España, que cada vez más españoles recurren a las pastillas para calmar algunos de los problemas y trastornos generados por el coronavirus.

De hecho, los psicólogos han detectado un incremento muy importante de consultas debido a las dificultades para adaptarse a este nuevo escenario. Lo que más se señala en las consultas médicas son:

  1. Alteraciones de sueño.

  2. Alteraciones gastrointestinales.

  3. Contracturas musculoesqueléticas.

  4. Hipertensión.

  5. Dolores de cabeza.

  6. Incremento de peso.

En lugar de dejarlo pasar, ahora buscamos soluciones

El documento confirma un crecimiento del 8,4 por ciento de la demanda de multivitamínicos en la segunda ola, lo que refleja “la mayor preocupación por el autocuidado". Según los últimos resultados recogidos en el ‘IV Barómetro sobre el Autocuidado de la población española’, hemos tomado conciencia no solo de la transmisión de la Covid-19, sino que llevamos un control más exhaustivo de nuestros niveles de salud. Nos tomamos más la temperatura y la tensión, y nos fijamos más en el peso.

Un dato que confirma esta tendencia y recogido en el informe proyecto ha sido que desde el inicio de la pandemia se ha registrado una mayor dispensación de antidepresivos y otros productos calmantes, como valerianas o somníferos.

Este incremento puede estar asociado a la necesidad de paliar la fatiga pandémica que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una respuesta natural y esperada a una crisis de salud pública prolongada, o al estrés crónico generado por la situación de pandemia.

“La fatiga pandémica no existe como tal, refleja la situación de agotamiento de la población ante un escenario de estrés prolongado”, matiza la doctora María Fe Bravo, jefa de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario La Paz de Madrid, quién alerta del impacto en la salud mental de la tercera ola de la pandemia a causa de problemas económicos.

De este modo, en el periodo de marzo a noviembre de 2020, durante la primera y segunda ola, la demanda de fármacos considerados antidepresivos incrementó un 4,8 por ciento con respecto al mismo periodo de 2019.

Junto a los productos antidepresivos, destaca el uso de otros fármacos para “calmar el sistema nervioso” como pueden ser valerianas o somníferos. Si bien la demanda de este tipo de productos sigue al alza, durante la primera ola fue especialmente significativa.

Por fin caen los antibióticos (y probióticos)

El dato más positivo es la disminución de la demanda de antibióticos, uno de los ‘errores’ más habituales entre los españoles y algo de lo que las autoridades sanitarias llevan años advirtiendo.

Los motivos son varios. Por un lado, que hay una menor prescripción médica como resultado de una menor asistencia a los centros de salud. Por otro la existencia de una mayor concienciación social sobre el consumo racional de antibióticos a raíz de las campañas de sensibilización de los últimos años y, por último, las medidas de protección antiCovid (mascarillas, lavado de manos y distanciamiento social) que podrían también tener efectos sobre una menor propagación de otras infecciones bacterianas respiratorias como la bronquiolitis.

Así, se ha reflejado una tendencia a la baja de la demanda de este tipo de productos en la farmacia: en relación con los antibióticos, en el periodo de septiembre a noviembre de 2020, el consumo ha decrecido un 27,8 por ciento con respecto a 2019.

Por su parte, los productos probióticos también han disminuido al mismo ritmo en esta segunda ola Covid. Tiene sentido porque es habitual la recomendación de suplementos probióticos junto a la prescripción de antibióticos. En concreto, su demanda ha caído un 33,4 por ciento.

Continúa la búsqueda de escudos protectores

Sin embargo, en esta tercera ola en la que estamos inmersos, la mayoría prefiere apostar por el consumo de vitaminas y multivitamínicos, que sigue creciendo. Una tendencia que los profesionales sanitarios consideran “normal” ya que suele despuntar en la etapa otoñal y acrecentarse con la llegada del frío como contrapartida a una posible bajada de defensas.

De este modo, trataríamos de empujar o blindar al organismo frente a los agentes externos ya sean las bajas temperaturas, el viento, la lluvia o los virus y bacterias típicos del invierno.

No está justificado afirmar que las vitaminas son la respuesta a la pandemia, pero sí existe evidencia de su papel en las medidas preventivas. En este sentido, diversos estudios recogidos en este portal farmacéutico confirman que las vitaminas pueden servir de refuerzo o como terapia de apoyo de infecciones respiratorias y en los entornos de cuidados intensivos.

Así lo confirma la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) que avala la importancia de un gran número de vitaminas presentes en los alimentos sobre la función inmunitaria, como las vitaminas tipo B6 o B12, la vitamina C, la vitamina D o la vitamina E.

Sobre todo se ha hablado mucho, en el contexto social del coronavirus, de la vitamina D. Esto es así porque la vitamina D, aumenta la acción de las células del sistema inmunitario que se localizan en los tejidos, llamados macrófagos. Este hecho permite que nuestro cuerpo sea capaz de atacar las bacterias y virus, puesto que engloban los microorganismos y los destruyen. Este proceso se conoce como fagocitosis.

La capacidad de llevar a cabo la fagocitosis es una acción esencial en las respuestas inmunitarias innata y adaptativa, especialmente porque está involucrada en la eliminación de patógenos. De hecho, es la primera línea de defensa ante una infección.

Caer en la dependencia es el mayor peligro

Cuando los medicamentos para dormir, para la ansiedad o para tranquilizarse se utilizan durante periodos prolongados pueden producir efectos adversos, perder sus beneficiosos y generar dependencia y posibles riesgos para la salud.

El catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo General de la Psicología, Antonio Cano Vindel, afirma que la gran mayoría de las personas que tienen trastornos psicológicos acuden al médico para tomar psicofármacos (tranquilizantes, pastillas de dormir o antidepresivos) que alivian sus síntomas durante unas horas. El efecto perverso de estos medicamentos es que pueden desarrollar cronicidad y no resuelven el problema ya que las pastillas no te enseñan a pensar, sentir o a actuar mejor. Así que recuerda, antes de empezar a tomar cualquier medicamento, consúltalo con el médico.

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