Fumar en la calle, por qué prohibirlo puede evitar la expansión del coronavirus

Es un hecho: el virus 'viaja' en las gotículas que expulsan los fumadores; con la prohibición de fumar en la calle se pretende mantener todos los espacios públicos libres de humo para frenar la propagación del virus. La medida forma parte de un nuevo paquete para combatir los rebrotes

El consumo de tabaco es un importante factor de riesgo en la incidencia de la infección por SARS-CoV-2 y de la severidad en la progresión de la enfermedad, tal y como ha demostrado hasta el momento la evidencia científica. (Foto: Getty)
El consumo de tabaco es un importante factor de riesgo en la incidencia de la infección por SARS-CoV-2 y de la severidad en la progresión de la enfermedad, tal y como ha demostrado hasta el momento la evidencia científica. (Foto: Getty)

Tras una reunión de urgencia con las comunidades autónomas, el ministerio de Sanidad anuncia que extiende la prohibición de fumar en la calle a todo el territorio nacional, y presenta un nuevo paquete con 11 medidas para combatir los rebrotes.

Una medida “aplaudida” por nueve sociedades médico-científicas (SEPAR, SEMI, SEIMC, SEMES, SEDAR, SEMPSPH y SEMERGEN, SEMFYC y SEMG) que reúnen a la mayor parte de los profesionales sanitarios, quienes esta misma mañana advertían en un comunicado que “existe una alta probabilidad de volver a enfrentarnos a situaciones asistenciales tan graves como las vividas durante el estado de alarma”, y alertaban de que “las medidas que se están tomando no eran suficientes para controlar la transmisión de la infección”.

Los epidemiólogos ya advirtieron de que el consumo de tabaco incrementa las posibilidades de contagio del coronavirus. Por eso, cuando se empezó con la desescalada la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) pidió que terrazas, playas, espectáculos al aire libre y coches particulares fueran espacios sin humos.

¿La razón? Que los fumadores infectados y asintomáticos emiten gotículas con virus SARS-CoV-2. Todos los demás también, porque como se sabe el oronavirus se transmite por vía aérea al hablar, toser y estornudar. Sin embargo, tal y como nos explica la doctora Carmen Diego, secretaría general de la SEPAR: “el aire exhalado por los fumadores es más fuerte, y también aumenta la densidad de las partículas infectadas que viajan por el aire”. Es decir, hay mayor diseminación y esto pone en riesgo al resto de población.

“Lo advertimos hace dos meses y medio, cuando comenzamos la desescalada. No ha variado nada, pero por la progresión de los casos han decidido aplicar medidas más duras”, añade.

En qué puede ayudar

Muchos creen que lo de prohibir fumar es como “querer ponerle puertas al campo” y que, una vez más, se señala a los fumadores. Lo cierto es que la nueva ‘prohibición’ se basa en el hecho de que los fumadores son potencialmente mayores transmisores de la Covid-19, tal y como ha aclarado la neumóloga.

Por otro lado, en realidad no se impide el hecho en sí de fumar, sino que se insta a los fumadores a asegurarse de que mantienen la distancia mínima de seguridad al fumar en público.

Frenar la propagación del virus no es lo único a lo que se aspira con esta nueva medida, también es una forma de proteger a los propios fumadores que en caso de contagiarse, tienen entre 5 y 8 veces más riesgo de padecer neumonía grave porque la agresividad del virus es mayor.

De este modo, al reducirse el consumo de tabaco, se espera que las infecciones por Covid-19 sean más leves. “Los fumadores se tocan la cara entre 200 y 300 veces más que los no fumadores, por lo que esta medida también les beneficia”, añade la neumóloga.

¿Hay evidencias que respalden la medida?

En España se registran cada año 60.000 muertes relacionadas con el hábito tabáquico. El impacto negativo del consumo de tabaco en la salud pulmonar y su asociación causal con una gran cantidad de enfermedades respiratorias está ampliamente contrastado por la evidencia científica.

Fumar también es perjudicial para el sistema inmune y su capacidad de respuesta a las infecciones, lo que hace que los fumadores sean más vulnerables a enfermedades infecciosas. Tal es el caso de la actual pandemia provocada por la Covid-19. Con los datos disponibles, se considera que fumar es un factor de riesgo para el contagio de la enfermedad y está asociado con un pronóstico adverso y una progresión más negativa y grave de la Covid-19.

Se avanzó en el documentoFumar en tiempos del Covid-19’ de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) junto a la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT), y así lo confirmó un informe elaborado en julio por la Comisión de Salud Pública del Sistema Nacional de Salud que advertía de que fumar y vapear aumentan el riesgo de contagio del coronavirus, confirmando la hipótesis señalada por los neumólogos: al exhalar el humo, el fumador lanza gotículas a los acompañantes.

“La evidencia científica ya nos ha demostrado que el coronavirus se transfiere entre personas a través de las gotitas de Flügge y por vías de contacto con superficies por lo que nuestra recomendación ahora más que nunca es no fumar”, concluye el doctor Jaime Signes-Costa, coordinador del Área de tabaquismo de SEPAR.

Estas partículas pueden permanecer hasta 30 minutos en el aire en suspensión y alcanzan hasta los dos metros de distancia, lo cual les permite ingresar en las vías respiratorias de las personas del entorno y contaminar superficies donde pueden permanecer durante horas en función del tipo de material.

A esto hay que sumar el riesgo que supone tener que manipular la mascarilla constantemente, dejándola colgada de la oreja, sobre la mesa, etc., ya sea para encender el cigarro o en sucesivas ocasiones con cada calada, multiplicando así el riesgo de contagio.

De hecho, los expertos señalan que cualquier tipo de producto de tabaco (pipas de agua, cachimbas o asimilados) aumenta el riesgo de contraer el virus y es un potencial agente transmisor del Covid-19 “ya que al arrimar los dedos y las manos a los labios se incrementa la posibilidad de transmisión del virus de la mano a la boca”, explica el doctor José Luis Díaz-Maroto, experto en tabaquismo y médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Centro de Salud Guadalajara. “Además, el pronóstico podría complicarse en personas fumadoras o con EPOC, llegando a convertirse en población de riesgo en algunos casos”, añade este experto.

Y es que el contexto actual es un motivo más para abandonar el tabaco, ya que se ha demostrado que el coronavirus afecta en mayor medida a personas que padecen enfermedades crónicas, entre ellas las respiratorias y cardiovasculares. Una investigación publicada en la revista Tobacco Induced Diseases revela que las enfermedades cardiovasculares aumentadas por el tabaquismo están presentes en más del 30 por ciento de las víctimas mortales por coronavirus .

Las sustancias nocivas que contienen los cigarrillos hacen que se produzca una disminución de las defensas del aparato respiratorio, provocando que los fumadores multipliquen hasta casi 3 veces sus posibilidades de desarrollar una forma clínica severa de infección por coronavirus. Asimismo, en los pacientes que son fumadores, la insuficiencia respiratoria grave y la necesidad de recibir ventilación mecánica se produce de forma más frecuente que en los no fumadores.

Todo esto hace pensar que se trataría de una media “coherente”, tal y como concluye Rafael M. Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH).

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