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¿Qué pasará cuando la gripe se encuentre con el COVID-19?

Administrando la vacuna contra la gripe estacional. (Imagen CC vista en Wikimedia Commons).
Administrando la vacuna contra la gripe estacional. (Imagen CC vista en Wikimedia Commons).

Cuando el coronavirus irrumpió en nuestras vidas “barriendo” nuestra anterior normalidad, nos encontrábamos a comienzos de la primavera y por tanto en Europa la epidemia anual de la gripe ya se había desvanecido. Este año, ante el temor generalizado a una segunda ola de COVID en otoño, los virólogos se encuentran expectantes ante el modo en que el SARS-CoV-2 podrá interferir con la secuencia histórica de virus que nos asedian por oleadas.

Cada otoño, se dan una serie de brotes predecibles de virus respiratorios que comienza con los rinovirus, los causantes del resfriado común, que llega a nuestras vidas cada mes de septiembre con el inicio del curso escolar. Hay quien dice que los niños son a los resfriados lo que los mosquitos a la malaria. Una vez que la mayoría de críos se ha visto expuesto al rinovirus, y su sistema inmunológico está activado, los causantes del resfriado comienzan a palidecer y desinflarse.

Pero su vacío durará poco, casi inmediatamente llegará otro virus respiratorio del que se habla muy poco: el VRS (por sus siglas “virus respiratorio sincitial”) que cada año, entre octubre y noviembre, provoca resfriados leves entre personas de cualquier edad, aunque es especialmente peligroso entre los niños menores de dos años, muchos de los cuales acaban en el hospital con neumonía.

Cuando el VRS comienza a desvanecerse llega el tercer jinete de la tríada de virus, la bien conocida (aunque no por ello menos temible) gripe, que en 2019 fue responsable en España de casi 4.000 muertes. Todo ello a pesar de que existe toda una cadena farmacéutica cultivando en huevos de gallina durante seis meses las cepas de gripe que han estado en circulación el año en curso, con la intención de adivinar cuáles serán las mayoritarias en la campaña del siguiente año. Con suerte, cuando los científicos tienen un buen año, la vacuna de la gripe tendrá un 70% de efectividad.

Claro que en ocasiones la cepa dominante de la gripe de ese año es completamente nueva y por tanto no está incluida en la vacuna estacional, lo cual provoca eso que llamamos gripe pandémica entre la población desprotegida, aunque me estoy yendo por los cerros de Úbeda.

Volvamos con la secuencia estacional de los virus respiratorios. Parece que existe algo que impide que unos y otros se pisen los plazos, es lo que los investigadores llaman interferencia viral. De alguna manera, cuando uno de esos virus afecta a una persona, o mejor a una población, los otros no pueden “echarte el guante”. Y claro, la pregunta que todos los virólogos se están haciendo en este momento es: qué sucederá este año con un nuevo actor en juego.

¿Respetará el coronavirus la secuencia que hemos visto, de modo que los rinovirus, VRS y gripe, le mantengan a raya? ¿Sucederá en cambio que, dado que sus células objetivo son otras, podríamos infectarnos con dos virus a la vez? Bien, los datos dicen que el primer fallecido por coronavirus fuera de China fue un ciudadano filipino que también padecía gripe. Así que pese a que deberíamos pensar en lo mejor, lo más lógico es que nos preparásemos para lo peor.

Por ello, para evitar que la salud ya debilitada de los mayores, o de las personas afectadas de enfermedades crónicas como la diabetes o el asma, empeorasen a costa de la gripe (abriendo la posibilidad de que un contagio simultáneo con COVID en estas personas pudiera complicar más su pronóstico) las autoridades sanitarias están aconsejando algo muy difícil de conseguir: vacunar contra la gripe común a todo el mundo este año.

Obviamente el problema es logístico y de tiempos, en los países envejecidos de nuestro entorno europeo, lo normal es que se vacune contra la gripe entre un 20% de la población (como sucede en España) y un 40% (como sucede en Reino Unido). Imaginaos ahora lo que supondría aumentar la producción de esas vacunas estacionales (que ya se están cultivando en huevos como antes he comentado) hasta permitir la obtención de dosis para toda la población. ¡Simplemente imposible!

Microfotografía de un rinovirus humano. (Imagen CC vista en Pixabay).
Microfotografía de un rinovirus humano. (Imagen CC vista en Pixabay).

Eso sí, por lo que puedo ver la producción se está estirando todo lo posible, y en el Reino Unido por ejemplo, donde el año pasado se puso a disposición de la población un total de 25 millones de dosis, este año esperan contar con unos cuantos millones más (aunque la cifra oficial aún no se ha especificado).

El gobierno de España por su parte, tal y como acaba de publicar en sus recomendaciones, apuesta también por “aumentar las coberturas de vacunación frente a la gripe especialmente en el personal sanitario y sociosanitario, personas mayores, preferentemente a partir de los 65 años y personas de cualquier edad con condiciones de riesgo”.

Sugieren así mismo que la campaña “se inicie tan pronto como sea posible en el mes de octubre”. Además, para apoyar a las autonomías, que son las que tienen las competencias en salud y por tanto las responsables de adquirir las vacunas para su población, el gobierno estatal se ha comprometido a adquirir cuatro millones de dosis extras, que podrán derivarse a los territorios donde hagan más falta.

Como veis, ante la posibilidad de que la gripe y el COVID aúnen esfuerzos este año para atacar a nuestro sistema inmune, lo deseable es que todo el mundo se vacune este año contra la única enfermedad para la que tenemos remedio hoy en día: la gripe. Confiemos en que las cepas que dominen este año, estén incluidas en los cultivos ovales que ya se están produciendo.

Por cierto ¿sabíais que existe la posibilidad de crear una vacuna “universal” contra el 100% de las cepas históricas de gripe, pero que las compañías farmacéuticas no apuestan mucho por la idea, para no perder el negocio de las vacunas estacionales (que recordemos en el mejor de los casos protegen contra el 70% de las que circulan ese año)?

La excusa que ponen es que para realizar un ensayo clínico para una candidata a vacuna universal contra la gripe, habría que probar su seguridad y efectividad en varios miles de personas. Ninguna compañía por si sola “podría” (más bien querría) afrontar esos gastos.

¡Hasta ahora! Y es que parece ser que la compañía israelí “Biondvax” ha finalizado un estudio realizado en 12.400 personas este mismo año, con una vacuna universal que en teoría protege contra todas las cepas de gripe conocidas (algunas anteriores a 1957). Si funciona, se acabaría con la peregrinación anual a los centros de salud, bastaría en cambio con inyectarse unas pocas veces a lo largo de la vida.

¿Cuándo sabremos el resultado? Pues a finales de este año, cuando la llegada de la gripe estacional se encuentre con el sistema inmunológico de esas 12.400 personas vacunadas. La compañía israelí cruza los dedos para que la idea funcione, y supongo todas las demás esperarán a que fracase para que el negocio de los huevos de oro no se vaya al garete. ¡No es un mundo perfecto!

Me enteré leyendo The Guardian

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