Ver para creer: la curiosa vida del hombre que se siente sirena

Davi Moreira es un joven brasileño de 22 años. Es modelo, cantante y, como a casi cualquier persona, le fascina la playa. Cada semana va a Copacabana, al sur de Río de Janeiro. A primera vista es el típico joven carioca; solo que no usa tabla para meterse al mar, sino una cola de sirena.

A pesar del peligro de las olas golpeando contra las piedras, Davi nada y bucea con soltura. Es hijo de pescadores, así que pasó toda su infancia chapoteando en el mar.

Según una entrevista realizada por El español, cuando Davi Moreira vio la película The Little Mermaid se tatuó su imagen en el brazo y, desde ese día, es un fanático incondicional del mundo marino fantástico.

La primera vez que este joven se calzó una cola de sirena y se lanzó al mar fue a sus 20 años de edad.

Desde ese momento, Davi tiene una gran colección de colas de sirena que escoge según la ocasión o su estado de ánimo.

Para la misma entrevista antes mencionada, Davi dijo: “No hago esto por ser gay, no soy una drag-queen, lo hago porque quiero. Hay gente que me critica, no les gusta, pero a mí me da igual. Me pongo mi cola y vengo a nadar. Es una forma de sentirme en sintonía con el medio ambiente. Es lo que me da vida”.

Davi comparte recurrentemente fotos en su cuenta de Instagram posando como esta criatura ficticia ‘mitad hombre, mitad pez’ y recibe todo tipo de comentarios. Están quienes aplauden esta original iniciativa, y otros que la condenan.

Davi se maneja realmente como un pez en el agua, ya sea a la orilla del mar o en sitios más rocosos.

“Es un estilo de vida, una manera de expresar mi amor y respeto por el mar y es un encuentro entre dos mundos. Cuando estoy en el agua me siento como otra persona”, explica el joven. Y afirma que este es su modo de defenderse ante un mundo “cruel”.

A Moreira le gusta que le llamen ‘Davi Sereio’ (‘sireno’, en portugués). Incluso tiene en YouTube varios vídeos explicando su afición. Ahí se puede ver cómo nada con la expectacular cola de pez.

“La gente se ríe de mí porque soy diferente, pero yo me río porque todos son iguales”, aseguró el joven al portal O Globo.

“No trato de escapar de la realidad, sé perfectamente cómo afrontar la vida adulta. Pero esto me hace muy feliz y, además, no hago daño a nadie”, afirmó en la misma entrevista.

Y recordó: “Siempre me sentí diferente al resto de niños. Me sentía muy feliz en la piscina, era lo único que realmente amaba. Empecé a nadar a los 8 años, a imitar a Ariel”.

“Mi maestro trató de persuadirme, porque yo solo quería aprender a bucear como una sirena”, explicó Davi a O Globo.

¿Qué te ha parecido la historia de Davi? ¿Conoces a alguna persona que haga algo similar? Cuéntanos.