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¿Cuántos zapatos y bolsos se pueden tener sin rayar en la adicción?

La afición de muchas mujeres por comprar puede esconder desde una depresión hasta un desorden obsesivo compulsivo

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Si no estrenas lo que compras y escondes las bolsas al llegar a casa… ¡tienes un problema! (Foto: Getty Images)

La adicción a las compras es una patología que va en aumento porque vivimos sociedad consumista donde la variedad en la oferta es amplísima y muy común. Multitud de marcas, miles de opciones, de modos de venta, compra en tienda, a través de internet, por encargo, facilidades de pago… hoy todo está al alcance y en muchas ocasiones, se nos puede ir de las manos.

Aunque no hay un único perfil, las personas adictas son cada vez más jóvenes y suelen mostrar ansiedad y agitación en sus conductas diarias. Dilapidan su sueldo o dejan a cero la cuenta corriente de la familia. Piden dinero constantemente (o peor, lo ‘toman prestado’ del bolso o la cartera de sus padres) porque siempre necesitan ‘con urgencia’ alguna cosa. Incluso son capaces de gastarse el dinero destinado a necesidades básicas (como la comida o el pago de recibos) con tal de conseguir su último capricho.

Obviamente esto hace que se produzcan importantes conflictos con el entorno ya que son incapaces de frenar su irresistible tentación.ç

Por tanto, ya sabes cuáles serían las dos primeras señales a tener en cuenta:

  1. Cuando esa afición por las compras empieza a modificar la forma de ser y de actuar de la persona.

  2. Si repercute negativamente en la economía (la propia o de los demás) y en la relación familiar o de pareja.

Además, estas personas responden a perfiles similares a los de los jugadores de azar. Pueden hablar con desenvoltura de su propio problema, casi como si lo que está ocurriendo no dependiese de ellos/as, y definen su manía como una especie de rapto incontrolable que les llevaba inexorablemente a comprar.

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Por otro lado, factores como la extroversión, neuroticismo, escrupulosidad, amabilidad y disponibilidad a experimentar nuevas sensaciones a través de las compras sirven para diagnosticar la adicción.

Y un estudio de la Universidad de Bergen, publicado en The Medical News Today reveló 5 claves

  1. Pensar todo el tiempo en comprar cosas.

  2. Comprar cosas con el fin de cambiar el estado de ánimo.

  3. Comprar tanto que afecta negativamente las obligaciones diarias (colegio, trabajo).

  4. Necesidad de comprar más y más para obtener la misma satisfacción que antes.

  5. Intentar comprar menos pero no lograrlo.

  6. Sentirse mal si no va de compras.

  7. Comprar tanto que se ha deteriorado el bienestar individual y social.

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De acuerdo a lo que cuenta al El Mundo el psiquiatra José María Vázquez Roel, director de la mallorquina Clínica Capistrano, especializada en el tratamiento de todo tipo de adicciones: “No se trata tanto del número como de la combinación del hábito con una mentira. Si una mujer puede comprar 50 zapatos cada día sin que eso repercuta negativamente en su economía o en su relación de pareja, hablaríamos de coleccionismo, no de adicción. Pero si se compra a escondidas, tiene consecuencias (del tipo que sean) y, además se oculta, hablaríamos de verdadera adicción”.

Cuando la familia o amigos intentan hacerles recapacitar sobre su conducta caprichosa e irracional, en lugar de reducir su deseo, lo exaltan.

Estos intentos del entorno por ‘frenar’ los impulsos irracionales del adicto a las compras sólo sirven para acrecentar sus ansía de gastar más porque el placer de enfrentarse al desafío es un fenómeno común en estas personas.

Según los expertos, en estos casos es importante dejar de sermonear porque “esta dinámica acaba por exacerbar el problema en vez de reducirlo”.

Es más eficaz cesar cualquier acción represiva en la relación a la persona con el problema, manteniendo como única restricción el control del uso del dinero. En estos casos se recomienda dosificar, progresivamente, el dinero disponible para las compras. No ceder a la presión y asegurarse de no dejar dinero ‘a mano’ por casa.

Pero claro, la cosa irá mucho mejor si el ‘adicto’ pone algo de su parte y, al menos, reconoce el problema.

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Los adictos compran por la necesidad por sentir algo nuevo y diferente. (Foto: Getty Images)

“Después de haber indagado el fenómeno y de haber observado todas las características de la patología definida como 'compras compulsivas’, debemos confirmar si la persona está verdaderamente dispuesta a trabajar para resolver su problema”, afirma el psicólogo Jorge López Vallejo, experto en Terapia Breve Estratégica.

Este es uno de los métodos más novedosos para tratar a los adictos a las compras compulsivas. Un sistema que aplica una psicología diferente, formulado por un grupo de científicos (psiquiatras, psicólogos, antropólogos) de la Escuela de Palo Alto (en California), en el Mental Research Institute (MRI). Este instituto está en la vanguardia de la investigación y la práctica de la psicoterapia, y es pionero en el desarrollo de la Terapia Familiar y Terapia Breve Estratégica.

“Desde la terapia breve estratégica, cambiamos el sistema perceptivo reactivo de la persona, cambiamos la posibilidad por la obligación de gastar diariamente a través de la Red. Esta prescripción tiene que respetarse al pie de la letra. La persona con el problema, madura la conciencia de haber sido objeto y sujeto al mismo tiempo de una especie de encantamiento maléfico del cual sentía la necesidad de salir, y del que sale”, asegura López Vallejo.

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