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Cuna del jardín tropical moderno se alistó para abrir como Patrimonio Mundial

Río de Janeiro, 27 jul (EFE).- El Sitio Burle Marx, el jardín botánico brasileño que cuenta con una de las mayores colecciones de plantas tropicales y subtropicales del mundo, se dice listo para atender la curiosidad que generará globalmente tras ser reconocido este martes como nuevo Patrimonio Mundial de la Unesco.

El vigésimo tercer Patrimonio Mundial de Brasil es una casa de campo en las afueras de Río de Janeiro, con un área de 405.325 metros cuadrados, que el reconocido paisajista brasileño Roberto Burle Marx (1909-1994) compró en 1949 y que convirtió en su jardín botánico particular y en un "laboratorio" de experiencias en paisajismo que sirvió de cuna al jardín tropical moderno.

La finca cuenta con 3.500 especies de plantas, algunas amenazadas de extinción o que ya desaparecieron en sus países de origen, y muchas raras o exóticas, pero su mayor riqueza son los jardines creados por el paisajista y en los que experimentó variaciones de colores, confecciones y texturas con las diferentes plantas que fue coleccionando en sus viajes a África, Asia y Latinoamérica.

El Sitio fue declarado hoy como nuevo bien del Patrimonio Mundial, en la categoría de Paisaje Cultural, por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido desde la semana pasada en la ciudad china de Fuzhou.

Por ser poco conocido en Brasil y por las restricciones que implica abrir las puertas de un jardín que cela por la preservación de especies vivas, el nuevo Patrimonio Mundial sólo recibe a cerca de 140 visitantes por día, pero, ante su nueva condición, se dice preparado para que muchas más personas puedan conocerlo.

"Lo que anticipamos con el reconocimiento de la Unesco es que habrá un aumento del público, un aumento de la demanda, y ya trabajamos con eso. Hace algún tiempo nos esforzamos para permitir un aumento de las visitas y recibir a más visitantes", dijo en entrevista a EFE la directora del Sitio Burle Marx, Claudia Storino.

"Nuestra atención normal, sin tiempos de pandemia, es de un máximo de 140 personas por día. Estamos estudiando la capacidad de carga del Sitio y creemos que eso puede ser ampliado pero no mucho. Creemos que unas 200 personas por día sería lo máximo", agregó.

Según la directora, el gran problema es que el patrimonio del Sitio es su acervo vivo (la colección botánica), que tiene que ser mantenido en buenas condiciones y sin riesgos.

La arquitecta, diseñadora y especialista en preservación que dirige el Sitio desde 2012 explicó que la demanda ya venía aumentando desde que, en 2018, fue postulada su candidatura a Patrimonio Mundial, y que desde entonces la institución pasó por un profundo proceso de recalificación y por varias obras.

"Tuvimos que ampliar la atención y la calidad de la atención, ya también pensando en la candidatura al Patrimonio Mundial. Y nuestra expectativa es que aumente el público y tengamos mucho trabajo para atender mejor a ese público", afirmó.

"Pero estamos trabajando para ofrecer acceso virtual. Estamos trabajando en la construcción de una visita virtual de buena calidad y en recursos como audio-guías y otros recursos que ayuden al visitante, mejoren la experiencia de la visita y permitan elevar la cantidad de personas", agregó.

Burle Marx vivió en el lugar entre 1973 y 1994, y durante 45 años reunió plantas de todo el mundo, algunas en riesgo de extinción. En 1985 la donó al Gobierno brasileño para que preservara esa riqueza y creara un centro de difusión de conocimientos sobre paisajismo.

En el jardín destacan las plantas con potencial paisajístico, especialmente bromelias, heliconias, arecáceas, orquídeas, palmas, cicadáceas y velloziáceas, y las 34 especies vinculadas a Burle Marx, entre las cuales dos que él descubrió y 16 bautizadas en su homenaje.

El Sitio también cuenta con cinco espejos de agua y siete invernaderos con sombra y, en la casa original de Burle Marx, resguarda un acervo de 3.000 piezas de museo, entre obras de arte, esculturas, libros, planos arquitectónicos y antigüedades.

A pesar de su riqueza natural y de contar con especies únicas y amenazadas, el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Ipham) de Brasil prefirió postularlo como candidato a bien cultural y no natural o mixto por su importancia para el paisajismo mundial, ya que el movimiento nacido en esta casa puso fin a siglos de hegemonía europea.

La casa, declarada Patrimonio Cultural Brasileño en 1985, preserva los experimentos que Burle Marx hizo antes de diseñar los cerca de 3.000 jardines públicos y privados que dejó como legado en todo el mundo, además de su rica producción artística, que incluye grabados, serigrafías, dibujos, esculturas, tapicerías, paneles de cerámica, joyas y hasta escenarios para piezas de teatro.

(c) Agencia EFE