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De dónde viene la obsesión (de ellos y ellas) por las posaderas

La derrière gana terreno como reclamo sexual, pero hay otras razones detrás de este ascenso meteórico

Esta foto de las hermanas Jenner y su troupe ha revolucionado el verano.(Foto: Instagram)

Lucir una delantera exuberante ya no mola. Es más, ahora resulta hasta vulgar. De hecho, lo cool es quitarse los implantes XXL tan de moda en los 90 como ya hizo Victoria Beckham, para reivindicar la belleza natural.

Las mujeres siempre hemos pensado que el sueño de muchos hombres es emparejarse con una mujer que tenga los pechos grandes. Ahí están esos dichos populares tan manidos: “Dos tetas tiran más que dos carretas o antes la duda, la más tetuda”. Pero parece que el reinado absoluto del busto ha tocado a su fin, el booty ha llegado para quedarse. Ya lo dijo Beyoncé cuando acuñó el término ‘Bootylicious’ (de ‘Booty’ = Trasero y ‘Delicious’ = Delicioso).

Ellos siempre lo han adorado, mientras que para nosotras ha sido una fuente continua de problemas tanto para las que han tenido que vivir con un ‘culo-carpeta’ (plano e inexistente) como para las que trataban de disimular un ‘culo-pollo’ (grande y respingón), por no hablar de la tendencia a acumular grasa y celulitis sea cual sea su forma y talla.

Pero todo esto ya ha quedado atrás porque vivimos un auge de la femeneidad donde lo curvy y grande es bello se mire por donde se mire.

Tener un culo grande es sinónimo de salud ya que podría prevenir el desarrollo de diabetes y bajos niveles de colesterol. Además, ¿sabías que la admiración masculina por esta parte de la anatomía femenina tiene mucho que ver con el proceso de selección natural de la especie?

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Un cuerpo voluptuoso es un signo de buena salud y de fertilidad. (Foto: Getty Images)

Históricamente lucir un trasero prominente y unas caderas anchas era considerado un símbolo de fertilidad, y en la cultura occidental siempre se ha considerado una zona erógena al estar asociado a los órganos reproductores femeninos.

El psicólogo evolutivo Devendra Singh y el neurocientífico Steven Platek que estudiaron durante 20 años el significado de la atracción masculina por la mujer tipo ‘reloj de arena’ (cintura pequeña, caderas anchas y nalgas pronunciadas) y encontraron que esa silueta estimula en los hombres un poderoso sistema interno de recompensa, encendiendo los mismos centros cerebrales del placer que la heroína y la cocaína.

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De modo que para los hombres las curvas femeninas son sinónimo de placer y resultan adictivas, por lo que sienten un mayor deseo sexual.

“No existe ningún hombre que no fije su mirada en las nalgas de una mujer hermosa que pasa a su lado y que lleva zapatos con tacones altos y una falda ajustada”, afirma la sexóloga alemana Ingolere Ebberfeld, catedrática de la Universidad de Bremen, cuyo estudio se publicó en la revista Sexuamizin bajo el título de “El erotismo de las nalgas”.

Esta experta asegura que el impulso de observar los glúteos es incontrolable y que procede de una época de la evolución en la que la mirada y el trasero se encontraban a la misma altura. Luego, la especie evolucionó y los hombres, a lo largo de los siglos, “aprendieron a ser galantes y bien educados a la hora de mirar a los ojos a una mujer. Pero, cuando esta se da vuelta y se aleja, se acaban los buenos modales y los ojos masculinos se clavan en el hermoso y erótico vaivén de esta área”.

Esta foto de Obama dejándose llevar por sus ‘instintos animales’ en plena cumbre internacional confirma la fascinación masculina por el derrier femenino. (Foto: El Mundo)

Singh y Platek también descubrieron que activa los centros cerebrales que dirigen el apetito masculino hacia mujeres de mayor calidad reproductora porque tener un culo grande se relaciona con menores riesgos de enfermedad y mayor fertilidad.

Por otro lado, Singh descubrió que las mujeres almacenan en sus glúteos un tipo particular de grasa: una omega 3 llamada DHA, hormona que contribuye al mejor desarrollo del cerebro del bebé.

La cantidad de DHA que necesita un bebé para desarrollar su cerebro es tanta, que su madre no puede suplirla con su dieta diaria. La mayor parte del DHA en la leche materna proviene de la que ha almacenado durante años en los glúteos. Esto también está relacionado con el hecho de que las mujeres adelgazan durante la lactancia.

Es decir, que las mujeres con figuras de reloj de arena tienen más DHA almacenado y tienden a ser mujeres más inteligentes y a tener hijos más inteligentes. Además, tienen menor riesgo a morir en los partos y les resulta más fácil dar a luz.

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La propia Vergara colgó esta foto en uno de sus perfiles sociales. El wedgie de la actriz colombiana dió la vuelta al mundo y abrió la veda. (Foto: Instagram)

Para nosotras sencillamente es un atributo más del que sentirnos más o menos orgullosas pero nunca avergonzadas ni menospreciadas). Así lo dicen y lo cantan a los cuatro vientos JLo o Beyoncé quienes además son la prueba viviente de que las mujeres con un trasero grande son muy inteligentes y transmiten una imagen fuerte y saludable.

Además, es un hecho probado científicamente que tener unas nalgas prominentes es un indicador de resistencia a las enfermedades crónicas. El nivel de colesterol que tienen las mujeres con traseros grandes es menor a la media debido a que su metabolismo asimila mejor el azúcar y produce hormonas. Por ende, son menos proclives a sufrir de diabetes y problemas al corazón.

Por cierto, ¿sabías que el gusto por un trasero prominente en el terreno sexual se conoce como ‘nalgofilia’? Y no sólo se refiere a la pareja sino que puede ocurrir con uno mismo, muchas mujeres y hombres se obsesionan con su propio trasero tanto que son capaces de asegurarlo

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