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Deja de lavar el pollo (y los huevos) o conseguirás que las bacterias se extiendan por tu cocina

Esta práctica no sirve para eliminar posibles bacterias, sino todo lo contrario

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Lavar el pollo antes de cocinarlo, en vez de eliminar o limpiar cualquier tipo de bacteria, facilita su propagación. (Foto: Getty Images)

Crees que estás asegurándote de que no quede ni rastro de esas superbacterias resistentes a los antibióticos que se esconden en el pollo y esperan su oportunidad para infectarte. Pero en realidad, lavando la carne no te proteges de la ‘Salmonella’, el 'Campylobacter’, la 'Listeria’ o el 'E.Coli’, las bacterias más comunes capaces de provocar intoxicaciones alimentarias.

Este tipo de pueden causar diarreas severas, dolor abdominal, fiebre y vómitos, y solo en casos más severos provocar la muerte. Por eso, las autoridades sanitarias insisten en la importancia de saber manipular y cocinar bien los alimentos en casa.

Al poner las pechugas bajo el grifo estás aumentando el riesgo de intoxicación. Es lo que dice la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que ha emitido una serie de serie de recomendaciones al manipular y cocinar ciertos alimentos habituales.

Y es que al lavar la carne las gotas de agua salpican por todos lados y aterrizan en la encimera, en la tabla de cortar, impregnando tus manos, la ropa, el paño de secar… Es así como las bacterias se difunden y se aumenta el riesgo de contaminación cruzada.

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Manipular mal la carne de pollo entraña riesgos de infección. (Foto: Getty Images)

La transferencia de bacterias es muy peligrosas para la salud, y es cierto que, en su mayoría, son eliminadas durante la cocción o el lavado, pero en el caso de las frutas y verduras. No con las carnes.

Para evitarlo es importante no utilizar la misma tabla de cortar (o los mismos cuchillos) para alimentos crudos y cocinados. Si usas un cuchillo o una tabla para el pollo crudo, lávalos a fondo antes de volverlos a usar para cortar el pollo ya cocinado. Y si vas a preparar una ensala como guarnición, nada de cortar lechuga (aunque esté lavada) en la tabla donde has cortado la carne cruda, la lechuga se puede contaminar con las bacterias provenientes de la carne cruda y causar enfermedades.

Además de lavarse bien las manos (antes y después de tocar los alimentos) y limpiar los utensilios tras el contacto, la forma más eficaz de destruir a las bacterias es someter a la carne a cocciones suficientemente altas.

También debes tener en cuenta que es importante cocinar bien el pollo, procurando que no quede ni una sola parte cruda o semicruda.

Con lo huevos, igual. Aunque vengan con restos de heces o paja, es mejor no poner los huevos bajo el grifo. Nunca: ni antes de guardarlos en el frigo ni cuando los vayamos a usar

Los huevos cuentan con una capa de cutícula fina que los hace impermeables. Con el agua podemos eliminar esta protección y hacer que los gérmenes se cuelen a través de su porosa cáscara. Una bacteria sobre la cáscara del huevo no entraña ningún peligro, pero si esos gérmenes consiguen entrar dentro del huevo, se reproducirán y serán toda una amenaza.

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Por esta misma razón, ten cuidado para que la cáscara no manche el interior del huevo cuando los rompas, y no uses la cáscara para separar las claras de la yema.

A la hora de guardar los alimentos en la nevera también debes tener precaución. Los expertos aconsejan introducir el pollo crudo en un recipiente, taparlo bien y guardarlo en la parte inferior de la la nevera para impedir que los jugos goteen y vayan a otros alimentos.

Incluso a la hora de comprar deberías respetar unas mínimas normas de higiene. Por ejemplo, nada de meter todo al mogollón en la misma bolsa y de cualquier manera. Debes guardar carnes, aves y pescados en bolsas separadas del resto de los alimentos, y por supuesto, separar los productos de limpieza o cosméticos de los comestibles.

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