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La desarmante sencillez de "Tapestry", un "amigo" que perdura 50 años después

Madrid, 9 feb (EFE).- Carole King fue uno de los primeros talentos femeninos en imponer su sello como intérprete y sobre todo como compositora en la historia de la música. A ello contribuyó decisivamente "Tapestry", su segundo disco, del que mañana se cumplen 50 años y que sigue desarmando con su sencillez y su abrazo amigo.

Elegido el mejor álbum de 1971 por los Grammy, gracias a él se convirtió en la primera mujer que recibía en una misma edición de estos premios la distinción a la mejor grabación y a la canción del año (que se otorga a los compositores y no a los intérpretes) por "You've Got A Friend".

Con otros temas inmortales como "It's Too Late" o "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman", "Tapestry" (tapiz, en inglés) no ha perdido brillo con los años. Está entre los 100 discos de mayor éxito comercial, con sus 14 millones de copias vendidas en todo el mundo, y la revista Rolling Stone lo colocó en el número 25 de su lista de los mejores trabajos de la historia.

Hasta la llegada en 1993 de la BSO de "El guardaespaldas" sostenida por Whitney Houston, ningún otro disco impulsado por una solista femenina había permanecido tantas semanas en el número 1 en EE.UU., quince en total.

Cuando eso sucedió, el pasado musical de King (Nueva York, 1942) ya era dilatado, fuese como musa (Neil Sedaka, con quien salió en el instituto, compuso en su honor "Oh! Carol!") o pateándose los estudios de grabación junto a su amigo Paul Simon en un tiempo en el que decidió cambiar su nombre de nacimiento, Carole Klein.

Con tan solo 17 años se casó con uno de sus compañeros de estudios, Gerry Goffin, con el que emprendería además una trayectoria como compositora en las horas libres de su jornada como secretaria. Sus esfuerzos se verían recompensados con el número 1 en 1961 para "Will You Love Me Tomorrow" de The Shireless.

Suyas a medias fueron otros temas como "The Loco-Motion" (que primero llevó al éxito Little Eva en 1962 y de nuevo Kylie Minogue en 1987 en su debut como cantante), así como el celebérrimo "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman" que popularizara Aretha Franklin en 1967.

Solo un año después, la pareja se divorció y King intentó impulsar su carrera como intérprete, pero la fortuna se le resistía, tanto en su experiencia con el trío The City como con el primer álbum que publicó a su nombre, "Writer" (1970), que no había pasado del puesto 84 en la lista estadounidense.

Fue James Taylor quien insistió en que su amiga grabara sus propias canciones y, con su apoyo y el de Joni Mitchell, aquellos 12 cortes de la edición original de su segundo álbum quedaron registrados en enero de 1971 en los A&M Studios de Hollywood para la posteridad.

En su repertorio decidió incluir su reinterpretación de dos de los temas que habían sido éxitos ajenos mano a mano con Goffin: "Wil You Love Me Tomorrow?" y "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman", ambas en la cara B del álbum, pues no fueron las bazas principales.

Los sencillos "It's Too Late" y "I Feel The Earth Move", la canción que lo abre, se aferraron al número 1 en su país durante cinco semanas, mientras composiciones como "You've Got A Friend" ampliaron aún más su influencia con los años, especialmente tras la versión de James Taylor, al que ayudó según sus palabras a recuperarse de una depresión.

Pese a su capacidad de ser asumido por tantos otros artistas, el resultado era tan Carole King que hasta el tapiz que sujeta en la portada del álbum y que le da nombre lo tejió ella misma. La imagen, tomada junto a una de las ventanas de su casa de Laurel Canyon, muestra además a su gato de entonces, Telemachus.

Esa sencillez carente de ornamentos era probablemente lo que más especial hacía también su manera de cantar. Tan cercana e íntima a la vez, le deparó su cuarto Grammy por este álbum, el de "mejor interpretación de pop vocal femenina".

La honestidad y vulnerabilidad de la que hace gala en este amplio catálogo de emociones de "Tapestry" requiere una dosis no menor de coraje al proceder de una artista femenina que exponía con igual franqueza el sentimiento de soledad, desconsuelo amoroso o deseo sexual a principios de los años 70.

Y acompañando su cálida voz en ese ejercicio de "soft rock" y de "strip tease" sentimental, planea su piano, el piano con el que aprendió a tejer melodías cuando siquiera llegaba a los pedales y que funciona como una segunda voz que refrenda cada una de sus palabras, aún presentes por mucho que pasen los años como esos amigos que perduran toda la vida.

Javier Herrero

(c) Agencia EFE