Anuncios

Desempleadas optan por desnudarse: “tengo tanto dinero que ni sé cómo gastarlo”

Lexi Eixenberger, que se convirtió en creadora de OnlyFans después de perder su trabajo en un restaurante tres veces, en Billings, Montana, el 21 de diciembre de 2020. (Janie Osborne/The New York Times)
Lexi Eixenberger, que se convirtió en creadora de OnlyFans después de perder su trabajo en un restaurante tres veces, en Billings, Montana, el 21 de diciembre de 2020. (Janie Osborne/The New York Times)

Pensar que quienes venden su cuerpo por Internet, para pagar sus cuentas, es algo de países con problemas económicos casi catastróficos, como Venezuela, no es cierto.

En junio, Savannah Benavidez tuvo que dejar su empleo como encargada de facturación en una institución sanitaria para cuidar a su hijo de 2 años luego de que su guardería cerrara. Como necesitaba dinero para vivir, creó una cuenta de OnlyFans —una red social en la que los usuarios venden contenido original a suscriptores mensuales— y comenzó a subir fotografías de ella desnuda o en lencería.

Benavidez, de 23 años, ha ganado 64.000 dólares desde julio, lo suficiente no solo para vivir, sino para ayudar a algunos amigos y familiares con la renta y los pagos de sus autos.

“Es más dinero del que jamás he ganado en ningún trabajo”, dijo. “Tengo tanto dinero que ni sé cómo gastarlo”.

Lexi Eixenberger esperaba una fortuna similar cuando abrió su cuenta de OnlyFans en noviembre. Eixenberger, de 22 años, una empleada en un restaurante en Billings, Montana, ha sido despedida tres veces durante la pandemia y para octubre estaba tan necesitada de dinero que tuvo que dejar sus estudios de asistente odontológica. Después de donar plasma y estar en diversas colocaciones, de todos modos no juntaba lo suficiente para vivir, así que, cuando unos amigos se lo sugirieron, recurrió a OnlyFans. Hasta ahora solo ha ganado 500 dólares.

“La gente cree que tomarte fotos desnuda y publicarlas en línea es fácil, pero es mucho trabajo, es un empleo de tiempo completo”, afirmó Eixenberger, quien dice que a veces publicar sus fotografías “la hace sentir un poco sucia”.

La popularidad de OnlyFans, fundada en 2016 y con sede en el Reino Unido, ha cobrado auge durante la pandemia. Para diciembre pasado, tenía más de 90 millones de usuarios y más de 1 millón de creadores de contenido, un aumento considerable con respecto a los 120.000 en 2019. La compañía no quiso comentar para este artículo.

Dado que hay millones de estadounidenses desempleados, algunas personas, como Benavidez y Eixenberger recurren a OnlyFans en busca de un sustento para ellas y sus familias. La pandemia ha sido especialmente desastrosa con las mujeres y madres, pues ha sacado del juego a los sectores de la economía en los que las mujeres dominan: negocios de comercio minorista, restaurantes y atención médica.

“Mucha gente está migrando a OnlyFans por desesperación”, afirmó Angela Jones, profesora adjunta de Sociología en la Universidad Estatal de Nueva York en Farmingdale. “Son personas a las que les preocupa qué van a comer, les preocupa que no les corten la electricidad, les preocupa que no las echen de su casa”.

Pero para cada persona como Benavidez, quien es capaz de usar OnlyFans como su fuente principal de ingresos, hay docenas más, como Eixenberger, que esperan fortuna y terminan con solo unos cientos de dólares y nerviosismo de que las fotografías afecten sus posibilidades de conseguir un trabajo en el futuro.

“Ya es un mercado muy saturado”, dijo Jones sobre el contenido explícito en línea. “La idea de que la gente simplemente va a abrir una cuenta de OnlyFans y le comenzará a llover dinero es de verdad errónea”.

Savannah Benavidez, quien se convirtió en creadora de contenidos de OnlyFans después de perder su trabajo como facturadora médica, en Albuquerque, Nuevo México, el 29 de diciembre de 2020. (Adria Malcolm/The New York Times)
Savannah Benavidez, quien se convirtió en creadora de contenidos de OnlyFans después de perder su trabajo como facturadora médica, en Albuquerque, Nuevo México, el 29 de diciembre de 2020. (Adria Malcolm/The New York Times)

Las creadoras de contenido más exitosas suelen ser modelos, estrellas de la pornografía y celebridades que ya tienen muchos seguidores en las redes sociales. Pueden usar sus plataformas en línea para llevar a sus seguidores a su cuenta de OnlyFans, donde ofrecen contenido exclusivo a los que están dispuestos a pagar una cuota mensual o incluso contenido personalizado a cambio de propinas. OnlyFans se queda con el 20 por ciento de cualquier pago. Algunas creadoras reciben propinas a través de aplicaciones de pago, en cuyo caso no tienen que darle un porcentaje a OnlyFans; Benavidez gana la mayor parte de su dinero de esta manera.

Pero muchas de las creadoras que se han unido a la plataforma debido a cuestiones económicas apremiantes no tienen tantos seguidores en las redes sociales ni ninguna manera de hacer un negocio constante de esto.

Elle Morocco de West Palm Beach, Florida, fue cesada de su empleo como gerente de oficina en julio. Sus cheques de seguro de desempleo no alcanzan para su renta mensual de 1600 dólares, el pago de los servicios y el costo de la comida, así que se unió a OnlyFans en noviembre.

Pero Morocco, de 36 años, realmente no tenía ninguna presencia en las redes sociales cuando se unió a la plataforma y ha tenido que ganarse sus suscriptores uno por uno, al publicar fotografías de ella en Instagram y Twitter, y darle seguimiento a los hombres que ponen me gusta y comentan sus publicaciones, para invitarlos a que se suscriban a OnlyFans. Es más difícil, requiere más tiempo del que esperaba y no es tan redituable.

“Es un trabajo de tiempo completo además de tu trabajo de tiempo completo de buscar empleo”, dijo. “Los admiradores quieren que publiques diario. Es un trajín. Siempre te andas tomando fotografías para publicarlas”.

Hasta ahora solo ha ganado 250 dólares en la plataforma, a pesar de que a veces invierte hasta ocho horas al día en crear, publicar y promover su contenido.

A Morocco también le preocupa que su presencia en la plataforma le dificulte que la contraten para empleos tradicionales en el futuro.

“Si quieres un puesto de oficinista, quizá no te contraten si se enteran de que estás en OnlyFans”, dijo. “Tal vez no te quieran si saben que eres una trabajadora sexual”.

El trabajo sexual digital a veces da la impresión de que es seguro y privado: los creadores de contenido reciben dinero sin tener que interactuar con los clientes en persona. Pero eso no significa que no haya riesgos.

“Para muchas personas el trabajo sexual en línea es una alternativa más llamativa que salir a la calle o vender servicios sexuales de manera directa”, explicó Barb Brents, profesora de Sociología en la Universidad de Nevada, Las Vegas. “Dicho esto, cualquiera que decida entrar en este tipo de negocio debe saber que sí hay riesgos”.

El pasado abril, una mecánica en Indiana perdió su empleo en una concesionaria Honda luego de que los gerentes supieron que tenía una cuenta en OnlyFans. Las creadoras pueden ser víctimas de “doxing”, una especie de acoso en línea en el que los usuarios publican información privada o delicada sobre alguien sin su permiso. En diciembre, The New York Post publicó un artículo sobre una paramédica de la ciudad de Nueva York que complementaba su sueldo con el dinero que ganaba de OnlyFans. La paramédica creía que el artículo, que fue publicado sin su consentimiento, dañaría su reputación y haría que la despidieran de su puesto.

Otras personas dicen que la experiencia las ha hecho sentir empoderadas. Melany Hall, madre soltera de tres hijos, gana 13,30 dólares la hora como paramédica en el norte de Ohio, apenas lo suficiente para sobrevivir. En diciembre abrió su cuenta de OnlyFans.

“Soy madre de tres hijos. Jamás pensé que alguien pagaría para verme desnuda”, confesó Hall, de 27 años. “Ha aumentado mucho mi autoestima”.

Noticias relacionadas

VIDEO | Surfear la crisis de Venezuela en la ola del sexo por internet

This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company