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Deshazte de la ansiedad por tu apariencia tras los cierres

El coronavirus cambió muchas cosas en la vida de las personas, lo que incluye, para muchas de ellas, su cuerpo. (Nadia Hafid/The New York Times)
El coronavirus cambió muchas cosas en la vida de las personas, lo que incluye, para muchas de ellas, su cuerpo. (Nadia Hafid/The New York Times)

La reincorporación a la vida previa al distanciamiento social va a ser una gran alegría. La reincorporación a los pantalones no elásticos, quizá no tanto.

El coronavirus cambió muchas cosas en la vida de las personas, lo que incluye, para muchas de ellas, su cuerpo. Los gimnasios cerraron, las guarderías desaparecieron y, aunque la comida se convirtió en un consuelo para algunos, a otros se les fue el apetito debido a la ansiedad. La dieta mediática de un año de malas noticias también puede haberles sacado una o dos arrugas nuevas.

Estas son solo las cosas que pueden haber ocurrido al seguir las recomendaciones de distanciamiento social. Es probable que los estadounidenses que contrajeron COVID-19 sigan enfrentándose a cambios fisiológicos difíciles, como la caída del cabello e incluso la pérdida de piezas dentales.

Si has sentido inquietud por tu aspecto después de los cierres, debes saber que no estás solo. En enero, David Frederick, profesor adjunto de psicología de la salud en la Universidad de Chapman, les pidió a los estadounidenses que describieran cómo influyó la pandemia en su imagen corporal. El 48 por ciento de las mujeres encuestadas dijo que la pandemia había contribuido a generar sentimientos negativos sobre su peso. Cuando se les preguntó cómo se sentían en general en cuanto a su atractivo, el 43 por ciento de las mujeres y el 26 por ciento de los hombres afirmaron que el COVID-19 influyó en su percepción de manera negativa.

No obstante, no tiene por qué ser así. “Estás bien; tu cuerpo está bien”, comentó Joy Cox, quien estudia el estigma del peso en la Universidad de Rutgers. “La verdad no creo que lo digamos con la frecuencia suficiente”. En lugar de pensar en las imperfecciones de tu cuerpo, ¿por qué no te concentras en el hecho de que tu cuerpo te sostuvo mientras atravesabas una pandemia mundial y te llevó al otro lado como un superviviente? Eso es extraordinario y vale la pena celebrarlo.

A continuación, te decimos cómo acallar esa crítica interior mientras te preparas para volver a salir al mundo.

Descubre el origen de tus inseguridades.

Tómate un momento para pensar en la parte de tu cuerpo que te molesta. Luego piensa en el origen de esa ansiedad. Lo más probable es que alguien te haya dicho que esa parte de tu cuerpo era un problema, dijo Cox.

“Si fue un miembro de la familia el que dijo: ‘Ay, mira esa gordura’”, explicó, esa persona podría estar cargando con la percepción que otros tienen de su propio cuerpo, y no necesariamente con lo que esta piensa de sí misma.

Lo que importa es lo que tú piensas de tu cuerpo porque, sencillamente, tú eres la persona que vive en él”. Cox te insta a despojarte de la negatividad que otros han implantado y a empezar a enfrentarte a tu cuerpo con hechos. ¿Esos muslos? Son fuertes y te han cargado durante kilómetros. ¿Tus brazos? Pueden cargar las bolsas de la compra en un solo viaje. ¿Tu cuello? Sostiene un cerebro lleno de información importante.

Si tu propia mente escupe pensamientos negativos por sí sola, intenta practicar “detener el pensamiento”, una técnica que se utiliza con frecuencia en la terapia cognitiva conductual, dijo Cox. Cuando un pensamiento negativo sobre tu cuerpo aparezca en tu cerebro, di: “Detente”. A continuación, sustituye ese pensamiento por otro positivo. Por ejemplo: si estás de pie frente al espejo y notas la grasa de tu vientre, detén ese pensamiento y recuerda que tu cuerpo ha gestado a un bebé, o ha corrido maratones, o te permite acarrear el abono para tu jardín.

Sé consciente: no es solo algo personal.

La cultura de la dieta está en todas partes: por ejemplo, en los términos “los 15 de la cuarentena” o “los 19 del COVID”. Estas frases que hacen referencia al aumento de peso impulsaron la idea en las redes sociales y en los sitios de cultura popular de que, en medio de las enfermedades masivas, el desempleo y otros males pandémicos, un aspecto digno de tu energía emocional era mantenerte lo suficientemente delgado para entrar en tus pantalones de mezclilla.

Aunque nadie haya encontrado nunca ningún defecto en tu cuerpo, lo más probable es que hayas asimilado ideas sobre cómo deben ser los cuerpos. Es muy posible que esas ideas estén muy apartadas de nuestra salud real. Estas ideas están relacionadas con la necesidad incesante del capitalismo de vender productos dietéticos, afirmó Connie Sobczak, cofundadora y directora ejecutiva de Body Positive, una organización sin fines de lucro que lidera la capacitación respecto a la positividad corporal. La creación de una jerarquía de cuerpos buenos, mejores y superiores genera oportunidades de mercado para vender lo que necesitamos para conseguir esos cuerpos.

Analiza bien tu consumo de medios de comunicación y redes sociales. Considera la posibilidad de dejar de seguir o silenciar a los amigos, influentes y celebridades que promueven la delgadez. ¿Un paso adicional? Denuncia (aunque solo sea para ti mismo) los ejemplos de gordofobia en programas de televisión, películas y demás. Cuando empieces a señalar de manera intencional la cultura de la dieta cada vez que la veas, te sorprenderá cómo ha impregnado nuestro discurso diario.

Recuerda que este es tu lugar (todos lo son)

Las personas que viven en cuerpos más grandes con frecuencia no se sienten bienvenidas en ciertos espacios, como en el gimnasio, dijo Cox, pero practicar la aceptación del cuerpo puede cambiar eso.

“Las investigaciones demuestran que avergonzar a las personas no funciona”, dijo Cox. “La vergüenza no conduce en realidad a un cambio de comportamiento, pero la aceptación sí lo fomenta y nos impulsa a ser activos en espacios en los que por tradición no somos bienvenidos”.

Cox señaló un estudio de 2011 en la revista Qualitative Health Research en el que se invitó a los participantes a unirse a la Fatosphere (Gordoesfera), una comunidad en línea en la que la palabra “gordo” era neutral y se usaba como cualquier otro descriptor (por ejemplo, tener el pelo castaño o ser bajo o alto). No se permitían las conversaciones negativas sobre el peso y se instaba a los participantes a compartir sus experiencias en un espacio seguro y positivo para el cuerpo.

Tras un año de participación en la Fatosphere, los participantes informaron de cambios positivos en su bienestar general. También se sintieron más seguros al entrar en espacios que por tradición habrían evitado. Cuando la gente empieza a ver su cuerpo como la maravilla que es, y no como lo que no es, “la gente realmente descubre la libertad de hacer cosas que la sociedad les dice que no pueden hacer”, dijo Cox.

Dar ese primer paso en un espacio hostil en apariencia puede resultar desalentador, sobre todo después de haber pasado un año en casa. Cox recomienda empezar con afirmaciones positivas.

“Comienza diciéndote a ti mismo que estás agradecido por lo que tu cuerpo puede hacer por ti”, dijo. A continuación, recuerda que tu cuerpo está bien, que mereces ocupar un espacio y que todos los cuerpos pertenecen a este mundo.

Pruébate algo nuevo.

“Necesitar ropa nueva porque la vieja ya no te queda no es una señal de fracaso personal, en especial durante una pandemia”, comentó Cox. Usar ropa que no te queda bien no solo es incómodo, sino que te cohíbe.

Si puedes darte el lujo de comprar algunas cosas nuevas, compra prendas que te hagan sentir bien, dijo Sobczak. También puedes alquilar ropa de marcas como Banana Republic, Ann Taylor Loft y Fashion to Figure.

Si la ropa nueva no es una opción, pon las piezas que todavía te hacen sentir bien en una fuerte rotación. Pocos notarán que te has vestido con las mismas cuatro prendas una y otra vez.

A tus amigos no les importa.

Bueno, primero la parte deprimente: el proceso de hacer nuevos amigos, en especial para los adolescentes y los adultos jóvenes, puede ser superficial, y el atractivo juega un papel importante a la hora de elegir a los amigos, aseveró William Chopik, quien estudia psicología social y de la personalidad en el Laboratorio de Relaciones Cercanas de la Universidad Estatal de Míchigan.

No obstante, lo que estamos notando ahora es diferente. Estamos deseando conectar con viejos amigos. Cuando Chopik quiso analizar qué hace que una relación sea duradera, les pidió a los estudiantes universitarios que respondieran a preguntas sobre sus relaciones románticas o platónicas. Los resultados, que están en revisión para su publicación en una revista académica, revelaron que, en lo que respecta a las amistades, disfrutar del tiempo que pasan juntos era el único elemento que se correlacionaba fuertemente con el compromiso de una persona con esa amistad. Chopik agregó que las investigaciones psicológicas existentes demuestran que valoramos el humor, la honestidad, la sinceridad y una actitud positiva en nuestras amistades. ¿La apariencia? “Eso está muy, muy abajo”, concluyó Chopik.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company