La deuda de 'La matanza de Texas' de Netfix con 'Halloween' es innegable
Por Mike Medianoche. - La sierra mecánica más temible del cine de terror vuelve a ponerse en marcha este viernes en una nueva película de Netflix. Y es que la conocida plataforma de streaming estrena La matanza de Texas, una nueva entrega de la saga creada por Kim Henkel y Tobe Hooper en los años 70, y que se considera secuela directa de la original (con la que comparte idéntico nombre). Una actualización del clásico en el que se ha bebido de forma directa de la entrega de Halloween del año 2018 en gran medida.
Como buena entrega de La mantaza de Texas, la cinta dirigida por David Blue García arranca con unos jóvenes montados en una furgoneta, y hacen la parada de rigor en una carretera de Texas. En aquella zona, unos 40 años atrás hubo un gran homicidio, un desalmado hombre con una máscara hecha de carne humana acabó con una pandilla de muchachos, de la que solo hubo una superviviente, Sally Hardesty.
Nuestros protagonistas no van a pasar unas vacaciones a una vieja casa familiar en mitad de la nada; son influencers, y están decididos a insuflar de nueva vida un pueblo texano casi fantasma. Lo último que ellos esperaban encontrarse allí, en un edificio supuestamente vacío, era al mítico asesino del que todos hablan, pero que nadie ha visto. Ese que en cuanto tiene ocasión se hace una careta de piel humana y se pone a matar a diestro y siniestro con su sierra mecánica.
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Además de la pandilla de jóvenes, encabezada por Sarah Yarkin y Elsie Fisher, quienes hacen de dos hermanas, la película fija sus ojos en Sally, la ‘final girl’ de la película primigenia, que cual Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) en Hallowen (2018) está esperando su momento. Ese de la venganza, para la que ha estado tantos años preparándose, aunque muchos la tomasen por loca. Si bien en Halloween la actriz que hace de Laurie es la misma que en la cinta matriz, aquí Sally está encarnada por Olwen Fouéré; la Sally original, Marilyn Burns, falleció en el año 2014, con tan solo 65 años.
De no existir esa película de Halloween no sabemos cómo podría haber sido esta secuela, si se hubiese pensado en qué hace Sally en la actualidad o si la historia hubiese ido por otros derroteros. Es de aplaudir, sin embargo, que la película no sea un producto a medio camino entre la secuela y el reboot de la cinta de Tobe Hooper. La historia creada por Fede Alvarez y Rodo Sayagues, con guion de Chris Thomas Devlin, tiene entidad propia, y no se parece en nada a otras de las partes de la saga, que sí calcan el original.
Para mi gusto, como amante del cine de terror en general y de La Matanza de Texas en particular, a esta película le ha faltado algo de suciedad. Tobe Hooper se recreaba en un entorno hostil, en esa América Profunda en la que habitan seres marginales y peligrosos; de hecho, aquí Cara de Cuero ni siquiera está respaldado por una familia de tarados. Actúa solo, y es, de lejos, la entrega de la saga en la que más peso ha tenido. Bien en ese sentido: la gente cuando ve La matanza de Texas busca a Leatherface, más que a sus hermanos.
Mark Burnham es el actor encargado de dar vida a este loco que adora matar con una sierra mecánica, aunque también es capaz de partirte un brazo con sus manos, o emplear con soltura un pesado martillo. Del mismo modo, me ha faltado una dosis de canibalismo, pues los Sawyer originales comían carne humana, bebían sangre de heridas y disfrutaban llenando la casa de huesos y restos humanos. Cuando Hooper y Henkel escribieron su guion en los 70 reinventaron el cuento de Hansel y Grethel, y eso implicaba una casa en la que se comían a aquel incauto que osara adentrarse.
Nuestro Cara de Cuero contemporáneo solo va movido por su locura y por una sed de venganza que se comprenderá cuando se vea el filme. Además, sin entrar en detalles, avanzaremos que es la entrega en la que más gente ha muerto despiezada con la sierra. Otro punto a su favor.
Fruto de su tiempo, y con Fede Álvarez como productor, la película que nos ocupa se muestra muy generosa en gore. Cabezas cortadas, pieles arrancadas, huesos que parten, cráneos machacados, hay para todos los gustos. En ese sentido hay que destacar que La matanza de Texas de 1974 tiene fama de ser muy gore, pero en realidad el director jugó con la sugestión en la mayoría de las ocasiones, como en la famosa escena del gancho, en la que en ningún momento ves la carne traspasada por el metal.
En cualquier caso, Netflix ha ofrecido un buen regalo a los seguidores de Cara de Cuero. Es una película divertida, ligera (no llega a hora y media), y encima, cual Halloween, nos ha dado el gusto de traer de vuelta el personaje de la heroína primigenia. No se puede pedir más, y sobre todo, teniendo en cuenta que es la novena cinta que se ambienta en Texas y en sus terroríficas sierras mecánicas.
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