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Qué ver: diez óperas primas del cine contemporáneo

Todo bien (Eva Trobisch, 2018)

La insistente afirmación de que todo está bien se convierte en la única estrategia posible para Janne ante el hecho inaceptable de una violación. Enredada en una inminente mudanza, en el fracaso de un emprendimiento editorial que irrita a su novio, en el vértigo de un nuevo trabajo, el impacto del hecho la impulsa en un camino de errática negación. La lúcida mirada de Trobisch se afirma en ese itinerario, en el que la resiliencia se convierte en una trampa, filmada con firmeza y precisión. Su puesta en escena, apegada a los hombros de la extraordinaria Aenne Schwarz, a sus expresiones de extravío y angustia contenida, concentra la profundidad de su abordaje y la libera de todos los lugares comunes. La lúcida deconstrucción de la figura de la víctima, más allá de las evidencias sociales y sus contornos ficcionales, es una tarea que Trobisch aborda sin despojar a su personaje de identidad y carnadura, y hacer de su debut en la dirección una noticia muy auspiciosa. Disponible en Netflix.

Le nouveau (Rudi Rosenberg, 2015)

Benoît (Réphaël Ghrenassia ) es el nuevo de la escuela, ese que todos fuimos alguna vez. Pero su llegada desde La Havre a París no es solo el preámbulo de su desesperado intento de integración sino el impulso para un fascinante camino de descubrimiento. Rudi Rosenberg, actor y director, orquesta un lúcido retrato de esos años de adolescencia, de esa timidez mezclada con la libido, del intento de ser parte del grupo para no sentirse distinto, haciendo pie en un terreno demasiado transitado. Y lo hace con la certeza de que sus personajes se vinculan con afectos y las emociones a flor de piel aún en los escenarios más inesperados. El incipiente amor juvenil por Johanna, la competencia con Charles, las burlas de los populares y la inesperada sintonía con los outsiders le dan a la película ese aire de iniciación tan lúdico y emotivo como el de los tiempos que todos recordamos haber vivido. Disponible en Qubit TV.

El legado del diablo (Ari Aster, 2018)

Con su original mirada sobre el terror, Ari Aster apareció en escena como una de las grandes promesas del cine contemporáneo de género. Sin embargo, sus aspiraciones van más allá de los códigos conocidos y el culto a las tradiciones, como lo ha demostrado en la inquietante y luminosa Midsommar (2019), y se anima a delinear con rigor la estructura de sus películas, siempre al servicio de sus ideas. El legado del diablo recupera la impronta satánica de historias como El bebé de Rosemary o El exorcista, pero todo transcurre con una apariencia plácida, apenas desencajada por tragedias domésticas y alteraciones aparentes, hasta que el caos invade definitivamente la vida de la familia de Peter (Gabriel Byrne) y Annie (Toni Colette). Aster convierte la aislada morada familiar, con su matriarca recién desaparecida y el dolor de Annie apenas cautivo en las maquetas que diseña con paciencia, en el escenario de una locura subterránea, que convierte aquello silenciado en verdugo de todo orden posible. Disponible en Amazon Prime Video y HBO Go.

Ex Machina (Alex Garland, 2014)

El debut en el cine de Alex Garland podría pensarse como un rico inventario de todo su universo, el mismo que reaparece en la nueva serie Devs o que asoma bajo otras coordenadas en su segunda película Aniquilación (2018). En Ex Machina, Caleb (Domhnall Gleeson) es un experto en programación elegido por su misterioso jefe para el testeo de su nuevo hallazgo en inteligencia artificial. Ese desafío implica una vida retirada en el bosque, en una fortaleza confortable y secreta, reino de las más ambiciosas investigaciones tecnológicas. Es que Nathan (Oscar Isaac) es una especie de dios, dueño de un humor caústico y una fortuna incalculable. Pero también de esa preciada creación que es Ava (Alicia Vikander), un robot con rostro de mujer que debe probar las virtudes de su conciencia para seguir existiendo. Con esa premisa, Garland explora las dimensiones filosóficas de la identidad bajo la narrativa de ciencia ficción. Y sorprende con un universo creativo austero pero fascinante, construido sobre los dilemas del libre albedrío. Disponible en Claro Video.

Atlantique (Mati Diop, 2019)

La misteriosa opera prima de la franco-senegalesa Mati Diop, nacida de un cortometraje de 2009, comienza con varios signos de alerta. En los suburbios de Dakar, en una imponente obra en construcción, el incipiente romance entre Ada (Mame Bineta Sane) y Suleiman (Traore) se ve signado por la tragedia. Los salarios impagos de los dueños del proyecto inmobiliario, la boda arreglada entre Ada y Omar y una serie de misteriosas desapariciones en el mar son las evidencias. Las claves del fantástico le sirven a la directora para enrarecer ese clima que exuda realismo agobiante, hijo de la pobreza contemporánea y las desesperadas migraciones. El camino de su heroína es el de la revelación en varios sentidos, no solo de su propia fortaleza sino de la verdad que se aloja en ese entorno enredado en mentiras y apariencias. Así la racionalidad de una investigación policial y el romanticismo gótico se convierten en dos aliados impensados, claves de esa historia de amor y rebelión. Disponible en Netflix.

Lady Bird (Greta Gerwig, 2017)

Inspirada en la adolescencia de la misma Greta Gerwig,Lady Bird tiene a la soleada Sacramento de fondo, los ritmos de los tempranos años 2000 teñidos de presente, ese espíritu de búsqueda de toda adolescencia. La protagonista es Saoirse Ronan, que se ha convertido en la mejor colaboradora de la directora, con ese aire irreverente tras sus ojos claros, con sus expresiones ocurrentes y desconcertantes ante las frases de Steinbeck o los reproches de su madre. Lady Bird escapa al tradicional coming of age para vestirse de los tintes ácidos de esa comedia que Gerwig parece conocer de memoria. La misma a la que dio cuerpo como actriz, en la piel de sus protagonistas singulares como la de Frances Ha o Mistress America, en sus diálogos escritos en lenguaje enredado en las palabras y claro en las ideas. Esa luminosa asociación entre actriz y directora, que se continuó exitosamente en Mujercitas, es la que nutre a Lady Bird de verdad y emoción y que da a cada risa y cada llanto contenido su genuina presencia. Disponible en Movistar Play.

Atlántida (Inés María Barrionuevo, 2014)

Ambientada en un día de verano en un pueblo cordobés, Atlántida entrecruza tres historias sobre la emergencia del deseo. La primera es la de Lucía (Melissa Romero), la seria y responsable de la familia que prepara su examen para la universidad mientras resiste los caprichos de su hermana y descubre un interés que la urge a salir de su encierro. Elena (Florencia Decall) es el segundo vértice de esa fuga del hastío y el malhumor que le traen el calor y su pierna enyesada, entre los chismes del verano y la visita inesperada de su doctor. Y la tercera historia sigue el movimiento de las abejas, del panal a la exposición de miel de la feria local, perseguidas por la mirada atenta de un adolescente que las custodia mientras también devela sus más íntimos sentimientos. Inés Barrionuevo consigue contener todas esas aristas en una película inspirada, que persigue lo que busca hasta alcanzarlo, igual que sus personajes, que no le temen al riesgo y lo abrazan pese a todos los miedos. Disponible en Cine Ar Play.

Nace una estrella (Bradley Cooper, 2018)

Esta nueva versión del relato de la estrella que nace mientras su descubridor se apaga entre temores y adicciones no solo es el debut en la dirección de Bradley Cooper sino la confirmación de la presencia escénica de Lady Gaga, incluso en el marco de la ficción. Cooper se reserva el rol del trágico creador, heredero de la impronta que Clint Eastwood podría haberle dado al personaje en su juventud, de ese aire abatido del country, del cansancio de los escenarios transitados, y le ofrece a Gaga el espacio para su lucimiento como actriz, que viste de osadía y atrevimiento cada una de sus apariciones. Como en la versión de George Cukor, impregnada de la verdad de la propia Judy Garland, de las pérdidas y las adicciones de su propia vida, esta nueva historia se reinventa en sintonía con la personalidad de sus protagonistas, con esa química de la que hicieron gala y representación en cada concierto, de la magia de una fábula conocida pero siempre bienvenida en cada renacimiento. Disponible en HBO Go.

And Breath Normally (Isold Uggadottir, 2018)

La islandesa Isold Uggadottir regresó a su país natal luego de años estudiando en Berkeley y varios cortometrajes premiados en festivales para encontrarse con una historia inesperada. Como voluntaria en la Cruz Roja conoció a una mujer recién llegada de África, varada en un centro de detención a la espera de un juicio. Ese disparador se cruzó con la historia de una joven madre soltera que consigue trabajo como guardia de seguridad del aeropuerto de Keflavik y dio origen a And Breathe Normally. Las historias de esas dos mujeres, de uno y otro lado de la legislación de migraciones, se entrecruzan desafiando legalidades y pertenencias, alimentando la solidaridad allí donde parecía extinguida. La sensibilidad de Uggadottir se contagia a las actrices y al niño Eldar, capaz de comprenderlo todo sin palabras, de entender bajo los límites de su mundo cercano, el de su gato huidizo y sus amistades incipientes, los sentimientos que subyacen a esa lógica a veces despiadada que define a la vida adulta. Disponible en Netflix.

Raw (Grave, Julia Ducornau, 2016)

La audaz ópera prima de la francesa Julia Ducournau asocia de manera original el canibalismo al despertar sexual de una adolescente, en un entorno escolar signado por rituales sádicos e inquietantes celebraciones de iniciación. La voracidad de su protagonista se traslada a la película, que no escatima sangre ni dentelladas, y ese riesgo persistente le permite animarse a explorar aquello vedado por la sociedad y sus mandatos. En ese camino inverso al que transitan los vampiros reprimidos de Crepúsculo, Ducournau asocia el deseo a la carnalidad, el terror a la emergencia de las pasiones ocultas, el cine a la exploración de sus temas a través de las formas. Y la presencia de Garance Marillier, quien luego protagonizó Ad Vitam, la extraña pero fascinante miniserie de Thomas Cailley sobre futuros de vida eterna, dota a su Justine de una distante opacidad, esquiva en sus expresiones, con sus ojos encendidos en esa furia que solo se calma con sangre. Disponible en Netflix.