Disruptores endocrinos, los químicos que te hacen enfermar y engordar

Hemos hecho la vista gorda demasiado tiempo. Vivimos rodeados de sustancias tóxicas que interrumpen nuestros sistemas hormonales y dañan nuestra salud de manera irreparable. Los endocrinólogos nos explican qué son, dónde se esconden y cómo evitarlos

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Algunas sustancias tóxicas se quedan en la ropa interior, camisetas, pijamas, calzoncillos, calcetines... y son absorbidas a través de la piel. Por eso a veces aparecen reacciones alérgicas o dermatitis. Además, luego pasan a la sangre, órganos y los tejidos del cuerpo. (Foto: Getty)

Los disruptores endocrinos son compuestos químicos que contaminan el medioambiente y que, una vez incorporados a un organismo vivo, afectan al equilibrio hormonal.

Aunque la comunidad científica aún no ha podido establecer una relación causa-efecto entre la presencia de determinadas sustancias de este tipo en el organismo y el aumento en la incidencia de determinadas enfermedades, los disruptores endocrinos químicos (DEQ) se asocian con la disminución de la fertilidad masculina, con algunos tipos de cáncer como el cáncer de mama y próstata, principalmente) y con ciertos problemas metabólicos, como diabetes, hipertensión y obesidad.

Expertos en salud ambiental como el doctor Leo Trasande, pediatra, investigador y autor de Sicker, Fatter, Poorer (The Urgent Threat of Hormone-Disrupting Chemicals to Our Health and Future . . . and What We Can Do about It) mantienen que "las hormonas son moléculas de señalización básicas en nuestro cuerpo que participan en casi todas las acciones relacionadas nuestro sistema y órganos. Y los disruptores endocrinos son químicos sintéticos que mezclan esas señales, contribuyendo a la enfermedad y la discapacidad".

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Los disruptores endocrinos están presentes en alimentos, materiales en contacto con los alimentos, cosméticos, bienes de consumo como muebles o productos de limpieza y juguetes. (Foto: Getty)

Este destacado científico ya dio la voz de alarma a principios de año señalando 4 productos químicos relacionados con el cáncer que podrían estar haciéndonos enfermar y engordar, según publicó Business Insider.

Así lo explicó también en El País: “Hay 1.000 o más químicos sintéticos que pueden interaccionar con nuestras hormonas, pero la evidencia es más fuerte para cuatro categorías: los plaguicidas, los bisfenoles, que se usan en papel térmico (el de los datáfonos o cajas registradoras) y enlatados; los ftalatos que están en cosméticos y en varios tipos de envases de comida, y los retardantes de llama bromados en alfombras, en muebles y en las casas (también en productos electrónicos). Se pensaba que solo eran dañinos a dosis altas, pero no es así”.

No obstante, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) aboga por evitar estas sustancias sin caer en el alarmismo, “sencillamente por prudencia y porque el efecto hormonal de los disruptores endocrinos es una realidad, aunque se desconoce su magnitud”.

"Los estudios no son claros", cuenta el doctor Francisco Botella, vocal de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), a RTVE, “hay determinados niveles de estas sustancias y en la población hay una mayor incidencia de determinadas enfermedades. La relación estadística existe. El problema es relacionar causa-efecto, eso es lo que científicamente está por probar".

Otras investigaciones como esta publicada en la revista Environmental Research han probado que la presencia de sustancias tóxicas en las prendas de ropa es “destacable”. Así lo aseguró a La Vanguardia, José Luis Domingo, investigador de la Universitat Rovira i Virgili, quien destaca que la ropa incorpora muchas veces productos potencialmente tóxicos, como retardantes de llamas (usados para evitar una gran combustión), bisfenoles, benzotiazoles y ftalatos (considerados como disruptores endocrinos, es decir, que pueden incidir en nuestro sistema hormonal), así como aminas aromáticas, que pueden tener efectos cancerígenos.

Muchos niños (como estos de una escuela municipal de Burdeos) se han pasado buena parte de su infancia usando vajillas de plástico. Preocupados por la presencia de disruptores endocrinos, en 2017 los padres pidieron que se volviera a los platos tradicionales. (Foto: GEORGES GOBET / AFP / Getty Images)
Muchos niños (como estos de una escuela municipal de Burdeos) se han pasado buena parte de su infancia usando vajillas de plástico. Preocupados por la presencia de disruptores endocrinos, en 2017 los padres pidieron que se volviera a los platos tradicionales. (Foto: GEORGES GOBET / AFP / Getty Images)

Los especialistas de la SEEN afirman que el nivel de detección analítica de los disruptores es cada vez más bajo: “Estamos midiendo cantidades muy pequeñas cuya trascendencia clínica desconocemos y que, probablemente, ya existían en épocas en las que no éramos capaces de medirlas”.

Por ello, insisten en que debe aplicarse el principio de prudencia y evitar en lo posible el contacto o el consumo de estas sustancias: “Los gobiernos deben informar a los consumidores y facilitar el uso de envases y otras sustancias inertes que no contienen disruptores endocrinos”.

De hecho, recientemente, la SEEN junto con la Sociedad Europea de Endocrinología (ESE) han remitido una carta al Ministerio para la Transición Ecológica para llamar la atención sobre las amenazas que siguen planteando los (DEQ) para la salud general y el bienestar de la población europea, y para el medioambiente.

Impacto sobre las hormonas sexuales

Los DEQ tienen potencial para perturbar cualquier sistema hormonal, pero la información disponible sobre la disrupción hormonal causada por los agonistas o los antagonistas de las hormonas sexuales femeninas (estrógenos) es muy superior.

Estos compuestos se denominan xenoestrógenos y se ha estudiado su efecto negativo sobre los mecanismos de control de la secreción de testosterona y la espermatogénesis en el testículo del varón.

Sin embargo, desde la SEEN reconocen que los resultados son confusos y que no es posible afirmar de forma cuantitativamente significativa que sus efectos sean la causa directa de las alteraciones, ya que la potencia hormonal de estas sustancias es extremadamente débil y solo una exposición ambiental muy intensa y repetida es motivo de preocupación, tal y como ha expresado reiteradamente la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), recalcan los endocrinólogos.

Dónde están los DEQ

Los DEQ están presentes en envases de alimentos, plaguicidas, productos de higiene personal y de limpieza, materiales de construcción, materiales plásticos y sintéticos, ambientadores, materiales de decoración, insecticidas, ropa, juguetes, electrodomésticos, metales pesados y aparatos electrónicos.

Los expertos piden un sello que certifique que los productos están libres de disruptores endocrinos químicos. (Foto: Getty)
Los expertos piden un sello que certifique que los productos están libres de disruptores endocrinos químicos. (Foto: Getty)

En concreto, los principales DEQ son:

  • El insecticida DDT (diclorodifeniltricloroetano);

  • Los policloruros de bifenilo,

  • Una clase de compuestos clorados usados en la industria de los refrigerantes y lubricantes;

  • Compuestos asociados al plástico como BPA (bisfenol-A), PBDE (polibromodifeniléteres), PBB (polibromuros de bifenilo), ftalatos (BBP, DBP, DEHP) y estireno;

  • Pesticidas y fungicidas de uso agrícola, como clordano, clordecone, Mirex, trifenilestaño y oxafeno;

  • Disolventes como el 1,2,4-triclorobenceno, tetracloroetileno o el octacloroestireno;

  • Alquilfenoles que, por ejemplo, se emplean para producir detergentes, como el p-nonilfenol o nonifenol y el octilfenol; y el resorcinol, utilizado en la producción de resinas artificiales.

Por ello, desde la SEEN recomiendan evitar el consumo de productos envasados y procesados industriales, y de envases con recubrimientos plásticos, antiadherentes, ignífugos, etc.

Qué alternativas existen

Como alternativas, aconsejan el uso de materiales inertes como el vidrio y las fibras naturales, reducir el consumo de precocinados, beber agua del grifo en lugar de embotellada y leer bien las etiquetas de cosméticos, como los desodorantes, y de los productos de limpieza.

“Todo ello contribuirá a una disminución progresiva del uso de estas sustancias”, aseguran los especialistas en Endocrinología y Nutrición.

¿Eres consciente del daño que nos causan los tóxicos ocultos en nuestro entorno cotidiano? ¿Los DEQ te han provocado algún trastorno? ¿Qué medidas tomas para evitarlos?

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